El 1 de agosto, el Ministerio Público Fiscal
finalizó su alegato y pidió condenas para los acusados. En la lucha por la Verdad y la Justicia hay que nombrar
con orgullo y agradecimiento a quienes trabajaron poniendo toda su humanidad
para llegar a esta instancia, al equipo que tiene al fiscal Abel Córdoba a la
cabeza y cuyos integrantes son Mara López Legaspi, Sofía Pascualetti, Haydee
Hernández, María Tieser, Ester Venturino, Gustavo Gálvez, Pablo Fermento, Valeria
Gimenez y Andrea Molina. El equipo de trabajo de la Fiscalía, de tarea notable,
fue aplaudido y saludado con emoción tras terminar otro día histórico en Bahía
Blanca.
Una ciudad que tuvo varias
paradojas a lo largo de su historia volvió a contar con una pero ahora fue de
esas que son realmente lindas para todos y todas los que desde nuestro humilde
lugar trabajamos para que se llegue a la tan ansiada justicia. Es que el martes
1 de agosto de 2012 se le ganó una batalla a la historia vieja de Bahía Blanca.
Cada 1 de agosto se recuerda el aniversario del diario fascista y cómplice de
la última dictadura militar La Nueva Provincia, pero esta vez ocurrió algo que
tuvo mucho más valor y que quedará en el recuerdo, aunque casi con seguridad no
saldrá publicado en las páginas del viejo diario reivindicador del terrorismo
de estado.
Con mucha emoción finalizó el alegato del Ministerio Público Fiscal con las
peticiones de condena para los 17 imputados por crímenes de lesa humanidad.
Fue un alegato extenso, que había comenzado antes de la feria judicial, que
prosiguió luego de ésta y que tuvo su desenlace en la tarde del 1 de agosto de
2012. Y todas estas fechas que en estas páginas venimos remarcando llegaron
para quedarse en la memoria de todos, para pegarle una patada al olvido y, en
este caso, al aniversario de una de las vergüenzas periodísticas de la ciudad y
del país como lo es La Nueva Provincia.
El fiscal Abel Córdoba fue quien desarrolló durante el juicio la mayor parte de
su alegato pero no estuvo solo. En varias audiencias estuvo acompañado por el
doctor Horacio Azzolín y en la última jornada tuvo el placer de contar con el
apoyo y presencia del destacado fiscal Félix Crous. Pero los nombres siguen,
porque lo hecho en el juicio es el resultado de mucho tiempo de trabajo por
parte del equipo de la fiscalía que tiene a Córdoba a la cabeza del mismo y
cuyos integrantes son Mara López Legaspi, Sofía Pascualetti, Haydee Hernández,
María Tieser, Ester Venturino, Gustavo Gálvez, Pablo Fermento, Valeria Gimenez
y Andrea Molina. Todos ellos aportaron lo suyo y a todos ellos se los vio
profundamente emocionados cuando la jornada llegó a su fin. Es de destacar que
en cada audiencia de los alegatos estuvieron presentes y cercanos a Córdoba,
apuntalando el trabajo, en un momento tan trascendental del juicio. Allí
también estuvo el ex fiscal Hugo Cañón quien cumplió un rol más que importante
en toda este camino hacia la Justicia.
Este equipo de lujo recibió el agradecimiento de familiares y víctimas el
genocidio que además del aplauso al finalizar la audiencia, hasta le dedicaron un
cantito destacando su tan relevante labor.
Alegato impecable
La reanudación del alegato de la fiscalía se produjo en la tarde del martes
31 de julio de 2012. Hasta altas horas, el fiscal Córdoba describió la
responsabilidad de cada uno de los imputados destacando la cadena de mandos y
la faz burocrática.
Fue así como arrancó con Delmé quien, recordó el fiscal, antes de llegar a
Bahía se había desempeñado en el Operativo Independencia en Tucumán.
Al prestar indagatoria, Delmé había declarado que jamás se desempeñó con
desprecio por la vida y los derechos humanos. Delmé también había señalado que
no conocía sobre centros clandestinos, sin embargo existe un recibo con su
firma a través del cual se entregaron elementos a la familia Partnoy. Alicia
Partnoy, justamente, estuvo secuestrada en La Escuelita.
Hugo Fantoni fue el segundo de la lista cuya responsabilidad reside a partir de
su lugar expectante dentro de las cadenas de mandos. Y así se prosiguió con
varios otros y son tantas las responsabilidades y los señalamientos que, una
vez más, no alcanzó el tiempo y el alegato se interrumpió hasta la mañana del 1
de agosto.
Esa segunda jornada fue larga ya que ocupó la mañana, se pasó a cuarto intermedio
y se reanudó a las 13.30 de la tarde
Osvaldo Bernardino Páez, quien se educó en inteligencia en la tristemente
celebre Escuela de las Américas de Panamá, Bayón, aquel que dijo que se
encargaba de fiscalizar casamientos, Masson jefe del equipo e lucha contra la
subversión fueron llenando la lista de todos aquellos que tuvieron
responsabilidades durante el genocidio.
La explicación de los fines del proceso penal acerca de la reparación del daño
causado, la intervención de Félix Crous y la de Horacio Azzolín sobre la
calificación legal de los hechos, fueron acercando el alegato a su tramo final.
Tramo que era tan esperado por el público, los familiares y víctimas y el
puñadito de periodistas que cubrimos el juicio desde su comienzo. Es que se
trataba de las peticiones de condenas, una especie de anticipo de lo que
prontamente, si la justicia es justicia, será la sentencia. Significa muchísimo
ir escuchando los nombres de los represores y la cantidad de años que se piden
para cada uno de ellos. El primero fue Carlos Alberto Contreras para quien el
Ministerio Público Fiscal solicitó 21 años de prisión. A éste le siguieron
Selaya y Miraglia para quienes se pidieron 25 años de prisión. Para los catorce
restantes, la fiscalía requirió la pena de prisión perpetua. Los represores que
tuvieron que escuchar este pedido fueron Bayón, Condal, Delmé, Mansueto
Swendsen, Méndez, Masson, Abelleira, Páez, Tafarel, Tejada, Goncálvez, Fantoni,
Forchetti y Granada.
El dedito del represor
Con el pedido de condena de Granada se dio por finalizado el alegato el
cual se cerró realmente con un aplauso de todos los presentes. Ya afuera de la
universidad, las lágrimas de la emoción dejaban notar en los integrantes de la
fiscalía el placer del deber cumplido, más allá de que, como bien dijeron, el
trabajo sigue y todavía falta. Pero es un paso importantísimo, un paso que,
como decíamos, le pegó una patada a la historia vieja de Bahía Blanca y dejó
fuera de agenda que justo ese día era el aniversario del diario de los Massot.
Los represores se fueron en el colectivo de siempre, el de la penitenciaría que
los traslada a Villa Floresta. Se fueron repudiados por todos los que se
encontraban en la vereda. Uno de los acusados tuvo la caradurez de responder
con el conocido gesto del fuck you (solo el dedo mayor de la mano levantado),
pero los familiares y quienes están en cada salida a la cárcel no respondieron
a tal provocación. Como los caracteriza, despidieron a los represores
prometiendo que les va a pasar como a los nazis…“a donde vayan los iremos a
buscar…”.
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