La facultad Regional UTN vivió una jornada de concientización sobre la perspectiva de género. Con la presencia de autoridades nacionales del Ministerio de Educación y de la universidad, se inauguró la obra de refuncionalización edilicia entre las que se encontraban el Lactario, la oficina de la Unidad de Género y Diversidad, y dos baños sin distinción de género. Por la tarde se invitó a participar de un taller sobre la temática a cargo de la secretaria de Género y Diversidad de la UTN, Gabriela Mariño.

“El género es algo que debemos aprender a respetar porque tiene que ver con nuestra identidad, que puede coincidir o no con nuestra genitalidad”, inició su exposición la referente nacional: “Existen en los últimos años normativas que fueron avalando estos cambios, como el documento nacional de identidad no binario o no binaria, así como se puede cambiar de nombre, ponerse o sacarse los apellidos”, ejemplificó, “que son todas posibilidades para que la persona se sienta más identificada”.

Con esta base de legislación nacional, las universidades públicas están llevando a cabo una política activa de implementación y la creación de normativas internas que acompañen estas realidades.

En la UTN se realizó en el primer cuatrimestre un curso obligatorio en géneros y diversidades. “La Ley Micaela (Nº 27499) establece que las personas que trabajamos en organismos públicos debemos formarnos de manera permanente en temáticas de género y nadie se deconstruye en uno curso, ni en dos o tres, por eso tenemos que seguir con la formación. En nuestras facultades participaron más de siete mil personas”, detalló.

Para el segundo cuatrimestre están trabajando en una propuesta para el colectivo estudiantil, ya que el curso se inició con los claustros de docentes y no docentes.

Mariño, reconociendo su trayectoria en la militancia feminista remarcó que el feminismo tiene “por objetivo la mayor igualdad, que tengamos accesos similares y que no sea necesario identificarnos con ningún género. Así lo pensamos en la universidad, con políticas más inclusivas”, aclaró.

En el 2018, el Consejo Superior de la UTN aprobó la Ordenanza 1638 que establece un protocolo de acción institucional para la prevención e intervención ante situaciones de violencia o discriminación de género u orientación sexual. “Estamos obligados a cumplirla. Habla de acción u omisión y prevención, porque somos responsables por las diferentes actitudes. Si vemos, nos parece, nos incomoda, algo que enfrentamos de la violencia, hay profesionales formados en la temática a quienes podemos presentarles todas las dudas”, alentó.

A su vez, aseguró que se trabaja para que estos ámbitos sean de respeto, seguros, confiables y confidenciales para todas las personas involucradas en un protocolo. También subrayó que “hay que tener una mirada de transformación cultural, porque tenemos un entramado cultural que nos atraviesa y ahí es dónde tenemos que trabajar, lo punitivo no lo resuelve”.

Transversalidad

“¿Todo es género? No. Pero toda función tiene que tener perspectiva de género, sí. La universidad aprobó un manual de lenguaje inclusivo no sexista hace un par de meses y que se trabajó con un equipo interdisciplinario”, recordó.

En ese contexto, se creó la comisión de Género y Diversidad en las facultades para que se puedan abordar “las incomodidades que generan estos temas, porque lo cierto es que nombrar o no nombrar también puede visibilizar o invisibilizar, violentar o no a determinado colectivo”.

“No es para hacer de esto un gran tema pero si para sacarnos el miedo, abrir el manual y ver que podemos utilizar, dentro de los modos conocidos, las distintas maneras de hablar. El uso de la e tiene que ver con una trayectoria de lucha popular y fue la letra elegida por el colectivo no binario y no binaria”.

SISTEMA DE GÉNERO BINARIO
“La UTN es una universidad más masculinizada, por eso estamos trabajando para revertir algunos de esos rasgos”, comentó la referente.
na política activa sería la búsqueda de democratizar el acceso a la universidad para este sector social. Algunas iniciativas en las que ya están trabajando son: los requisitos que se solicitan o como se realiza el llamado ante el lanzamiento de becas y otro, sería la diversidad manifiesta en las efemérides.
Otra cuestión planteada es la segregación vertical. De acuerdo a los datos recabados, de 57 universidades, sólo siete tienen una rectora.
“La idea de mostrar los datos es para entender porqué sucede. Nada en nuestra genitalidad podría explicar algunas de las cuestiones que representa la realidad social. Tenemos que buscar en otro lado. En nuestras creencias, en nuestra cultura, o como lo dice el feminismo: en el sistema patriarcal. Empezar a pensar si en el centro está el hombre heterosexual cis blanco”, invitó.
“En la actualidad hay violencias que ya no son soportadas socialmente, pero hay otras que son más difíciles identificarlas porque están invisibilizadas, y forman parte de nuestro entramado cultural. Tenemos que empezar a mirar de otra manera, por eso es importante el trabajo y la deconstrucción”.
“Una institución con perspectiva de género, mejora su calidad institucional de distintas maneras, es importante trabajar desde la gestión, tener datos de nuestras universidades, que nos sirva para generar más y mejores políticas”. aseveró.

Autor: Redacción Ecodías