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Repensar la función del juez
El doctor José Luis Ares, juez correccional de Bahía Blanca, dio sus impresiones en el debate sobre la democratización del sistema judicial organizado por Justicia Legítima.
Categoría: Derechos Humanos

El doctor José Luis Ares, juez correccional de Bahía Blanca, dio sus
impresiones en el debate sobre la democratización del sistema judicial
organizado por Justicia Legítima.

De las tres mesas que fueron conformadas para discutir sobre la democratización
del sistema judicial en la jornada organizada por el grupo Justicia Legítima,
una de ellas estuvo integrada, entre otros profesionales, por el juez
correccional de Bahía Blanca, José Luis Ares.
Allí, Ares reflexionó sobre el tema y reconoció que cuando se dieron los
anuncios pensó que se trataba de mucho ruido y pocas nueces: “De todos modos me
parece que es importante en sentido de iniciar un camino de transformación de,
en este caso, la justicia nacional que nosotros todos tenemos la percepción de
que no funciona como debiera. En esta discusión yo creo que ha habido una
sobreactuación, quizás la sigue habiendo de distintos sectores. Por un lado el
gobierno presentándolo como algo cuasi revolucionario, como algo casi
fundacional que quizás en perspectiva pueda ser así en el futuro, pero no creo
que sea ahora y con estas medidas. Y desde los sectores de la oposición,
diciendo que acá el criterio apocalíptico de que se acaba la república. Yo creo
que ni una cosa ni la otra. Me parece que son medidas insuficientes y en todo
caso uno puede tener discrepancias y coincidencias en algunas cuestiones, desde
lo técnico también pero creo que no es el momento ni el lugar para hacer un
análisis demasiado técnico constitucional”.
En primer término, Ares se refirió al artículo 114 de la Constitución que
establece el Consejo de la
Magistratura
en la reforma de 1924: “Hasta ese momento el
presidente designaba a alguna persona, lo bendecía con su designación a través
de un pliego, se lo mandaba al Senado y el Senado prestaba acuerdo. Ese era
todo el mecanismo que existía. Lo que se tomó es un mecanismo del Consejo de la Magistratura que
viene de un modelo europeo, en este sentido se habla de una composición
equilibrada entre la composición de los órganos políticos, surgidos del voto
popular, de los abogados y de los jueces. Es decir, pareciera ser que la idea
del constituyente de 1924 fue que las tres corporaciones, porque también estaba
el tema de los académicos pero muy limitada que ahora se amplía. Digo, las tres
corporaciones, la corporación política, la corporación de los jueces o judicial
y la corporación de los abogados, se neutralicen y tengan que consensuar,
tengan que negociar para poder dar a luz las ternas de los candidatos, terna
vinculante que después elige el presidente de la Nación”.
Evidentemente, agregó, esto no funcionó y permanentemente se veía trabado este
mecanismo por las mayorías exigidas: “Un ejemplo muy claro en esto es
precisamente en Bahía Blanca la cobertura del cargo del doctor (Hugo) Cañón que
dejó vacante con su retiro, que si mal no tengo información, demoró tres años.
Eso es inaceptable, o sea dejar vacante un cargo judicial con las necesidades
que hay de prestar un buen servicio judicial, tiene que ver con el acceso a la
justicia y con el servicio judicial, dejar vacante tres años un cargo es
inaceptable.
Y además nos trae toda una serie de problemas con un tema que también se habló
que es el de las subrogancias de funcionarios que no son designados por los
medios que marca la
Constitución. Por
eso me parece bien el tema de las mayorías
simples por lo menos para formar la terna”.
Acerca de la selección de jueces en casi todas las jurisdicciones argentinas,
señaló que las hace el oficialismo y se responde a los deseos de éste:
“Normalmente el oficialismo de turno es el que designa a su candidato y
generalmente con consultas informales a los caudillos de los lugares digamos.
Esto lo que ocurre en la práctica, y cada tanto hay alguna designación o porque
el candidato que quisiera el poder político llevar no aprobó el examen o por la
razón que fuere o a veces con negociación con otros partidos o con líneas
internas del propio partido pero en definitiva esto tampoco va a haber un
cambio copernicano creo yo en esta cuestión. Por supuesto que a uno le gusta
esto en principio de, más allá de la discusión constitucional, la elección
popular porque siempre desde las profundas convicciones democráticas que uno
tiene, siempre el voto popular a uno le causa beneplácito”.
Al mismo tiempo destacó: “Por supuesto que no creo, para lo cual habría que
hacer una reforma constitucional, esas cosas que a veces se dijeron de la
elección popular de los jueces. Imagínense cómo están dadas las cosas desde los
medios de prensa, desde distintos sectores, si un juez tuviera que hacer
campaña para ser por ejemplo juez de Garantías. Tendría que hacer campaña
diciendo “mire, vótenme que no voy a excarcelar a nadie y si soy juez de un
juicio vótenme porque le voy a dar no menos de diez años a cualquier chorro que
pueda caer en mi juzgado”. Evidentemente o creo que eso sería inaceptable”.

Designaciones transparentes
Siguiendo con el tema del Consejo de la Magistratura, Ares
habló de acciones que, en algunos casos, necesitarían de reformas judiciales “para
otras no, para lograr jueces, fiscales idóneos e independientes, comprometidos
con una judicatura republicana y democrática, yo creo que habría que ampliar la
base de representación de los Consejos por ejemplo dándole cabida a
organizaciones no gubernamentales, incluso a representantes de vecinos, habría
que ver cómo se instrumenta, organizaciones de derechos humanos, organizaciones
dedicadas al mejoramiento de la justicia. Tratar de que las designaciones sean
transparentes, tengan una adecuada motivación, tengan suficiente publicidad. Por
ejemplo, se me ocurre que las audiencias públicas donde se entreviste a los
candidatos deberían ser en el lugar donde el candidato va a prestar servicios o
su función cosa que todos los vecinos y los que van a ser sus potenciales
justiciables puedan interrogarlos. Obviamente que a través de esto que mencioné
de la elección popular, siempre se dice que el déficit de los jueces o el
déficit del Poder Judicial es evidentemente la falta de legitimación popular que
sí tiene un gobernador, un presidente, un legislador. Sin embargo, en realidad
podemos decir que hay una legitimación indirecta porque precisamente los que
finalmente deciden nombrar a un juez, a un fiscal, a un defensor oficial, a
algún otro funcionario, es el poder político que sí ha sido puesto en ese lugar
por el voto popular”.
En definitiva, dijo Ares, la legitimación de un juez radica en la estricta
sujeción a la ley, a la
Constitución
y a los tratados que tienen esa jerarquía “la
sumisión a la verdad procesal, es decir a lo que se pruebe en el proceso a
través de prueba válida y a la tutela de los derechos fundamentales de los
justiciables”.

Más adelante, Ares habló de la independencia de un juez y de todos los
requisitos con los que debe contar para tal independencia. Pero además nombró
otros aspectos que residen finalmente en la personalidad del juez, en su
carácter humano: “Ahora bien, ¿Qué perfil de juez necesitamos o queremos? Cada
uno tendrá de acuerdo a su pensamiento o ideología algo distinto y está muy
bien el pluralismo ideológico, es decir es muy saludable en especial en
tribunales colegiados que haya pluralismo ideológico porque eso va a enriquecer
la discusión en la resolución de los casos. Pero siempre todos deben ser
respetuosos del sistema democrático y del sistema de protección de los derechos
humanos. Obviamente que el juez aséptico ideológicamente es una quimera y
además es algo indeseable. Todo juez tiene su propio sistema de ideas, de
creencias y esto se pone de relevancia con los llamados casos difíciles o los
casos sensibles. A su vez el juez debe tener algunas otras virtudes además de
cierto equilibrio, cautela que tiene que ver con el liderazgo de grupos porque
el juez no trabaja solo, hay un grupo que lo secunda y esto nos llevaría al
tema de las escuelas judiciales que yo no soy partidario de una escuela
judicial única porque eso también uniforma y me parece que tenemos que tender
al pluralismo”.
Necesitamos, agregó, jueces más humanos y sensibles “repensar la función del
juez que implica un cambio cultural muy profundo porque es alguien que debe
resolver conflictos y es alguien que debe bajar los niveles de violencia de una
sociedad. Y aquí entra en juego el rol de las universidades, es decir la
universidad debería gestar abogados críticos y creativos, enseñar principios
fundamentalmente antes que artículos de los códigos y sistemas. Y además
entrenar en la litigación y en la oralidad, evitar el memorismo, el
dogmatismo…El juez no debe ser un burócrata cómodo en su poltrona y alejado de
la realidad pero sí debe estar alejado de todo ritualismo porque, como decía,
debe ser un pacificador de la sociedad. Una cuestión que puede parecer menor y
que habría que impulsar y eso se puede hacer directamente desde las supremas
cortes y creo que La Pampa
lo ha hecho no hace mucho, es una cuestión que puede ser menor pero que tiene
un hondo contenido simbólico, es terminar con el trato protocolar, este de
vuestra señoría, su señoría, vuestra excelencia para segunda instancia, porque
los de segunda instancia son excelencias, los de primera instancia son señorías
y terminar con esta cuestión de la alfombra roja, del cortinado rojo, del
terciopelo y demás. Eso también es democratizar”.
Entre otros temas, Ares se refirió al Código Procesal de la Nación, a la lentitud de la
justicia, a los juicios por jurados y a la necesidad de mejorar el acceso a la
justicia de los sectores más vulnerables. Una disertación como para seguir el
debate.

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2013-06-24 08:03:00
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