Los imputados tuvieron la oportunidad de decir lo
que deseen al tribunal antes de que se dicte el veredicto final. La última
audiencia se desarrollará el martes 17 de diciembre.
Poco y nada fue
lo que dijeron los represores. Se lo podría resumir en lamentos, llantos y
declaraciones de inocencia. Fue lo que sucedió cuando tuvieron la oportunidad
de decir las últimas palabras al tribunal antes de escuchar la sentencia. De
los niños nacidos en cautiverios no dieron ningún dato como lamentablemente se
esperaba y mucho menos del destino de los desaparecidos. Todo ocurrió en la
mañana del 4 de diciembre de 2013 en una nueva audiencia del juicio que se está
llevando a cabo contra 7 represores imputados por crímenes de lesa humanidad en
Bahía Blanca.
Ellos están acusados en la llamada causa “Stricker” y
son: Alejandro Marjanov; Carlos Stricker; José Fidalgo; Bernardo Cabezón;
Ricardo Gandolfo (no asiste a las audiencias) Felipe Ayala y Fernando Videla.
Después de lo dicho por los represores, el tribunal informó que el próximo 17
de diciembre se escucharán las últimas palabras del imputado Gandolfo, al
tiempo que en horas de la tarde se escuchará el veredicto final.
Por su parte, en la audiencia del 4 de diciembre el primero en subir al
escenario a decir lo suyo fue José Fidalgo quien se declaró inocente y habló de
los famosos Consejos de Guerra, una parodia de juicio contra las víctimas
secuestradas: “El
interrogatorio que se le realizó a los actores pasivos que he leído que se les
llama a las tres personas que fueron juzgadas en el Consejo de Guerra, fueron
tomadas en otro lado. Yo no conozco lo que ocurrió antes del 15 de diciembre
pero acá figuran las declaraciones hechas ante los vocales, ante el público,
ante los defensores, en fin toda la gente que estaba involucrada en el Consejo
y que estaba presenciando lo que ocurría en el Consejo, el comandante, el
auditor del comando del cuerpo y están las declaraciones aquí que fueron
tomadas de acuerdo a lo que establecía el Código de Justicia Militar a los
imputados”.
“Lo que yo juzgué fue sobre la base de lo que ellos mismos dijeron delante el
Consejo y siendo un juez, no se cómo catalogarlo, pero un juez administrativo
donde el encuadramiento jurídico o no jurídico, trato de decir con esto sujeto
o no a la ley me lo daba las consultas permanentes que se hacían al integrante
del Consejo como técnico para asesorar al Consejo”.
“Después juzgué las cuestiones de hecho que se llamaban en forma absolutamente
independiente y tal como me lo dictaba mi conciencia”
Más tarde fue el turno de Felipe “Chamamé” Ayala -reconocido por viíctimas y
testigos durante el juicio- quien podría saber el destino de los chicos nacidos
en cautiverio pero nada dijo de eso y hasta negó su apodo: “Quería decir algo
que yo soy inocente”, señaló “Chamamé” y agregó: “Yo no soy Chamamé, yo no
tengo sobrenombre que yo sepa. Mis padres me bautizaron con el nombre de Felipe
Ayala y nunca me enteré que haya tenido un apodo o un sobrenombre. No se quién
sería o cuál seria el que usó ese apodo o mi nombre o mi apellido para
perjudicarme”.
Luego el tribunal llamó a Bernardo Cabezón quien también se declaró
inocente de todo lo que se le imputa: “No fui guardia de
primero y no tenía instrucción en el manejo de detenidos. No fui instruido,
tengo educación primaria hasta tercer grado, soy sordo y era sordo en ese
momento. No tengo apodo, ninguna víctima me reconoce por apodo ni por mi
apellido. Mabel Partnoy (SIC) en su libro de
abril de 1977 estaba el primer turno de los guardias, que dice el fiscal que yo
era parte de el y en mi legajo dice que yo estaba en Junín de los Andes”.
Fernando Antonio Videla fue el que siguió y se mostró acongojado durante sus
dichos y arremetió contra el propio ejército: “Si bien en él (ejército)
encontré gente honesta, gente honrada, gente de palabra, estuvo siempre
comandado por una corte de genuflexos obsecuentes cobardes y ladrones y me hago
absolutamente cargo de lo que digo”.
Negando los cargos contra su persona, Videla señaló: “En el tiempo que yo
estuve acá ni los suboficiales que vinieron conmigo ni yo vimos nunca un
detenido, ni siquiera lo vimos porque no estábamos nosotros donde estaban
ellos, no se dónde estaban. Nunca supe”.
Además, Videla agregó: “Y encima en este momento me encuentro en esta situación
que no soy abogado ni nada que se le parezca pero considero injusta porque no
tengo absolutamente nada que ver con aquello que se me imputa”.
Otro que lagrimeó por ver en Internet su nombre asociado al término “genocida”
fue Carlos Andrés Stricker: “Me afectó en su momento la declaración del testigo
Ferreti porque manifestó en su parte terminal que su hermano había luchado por
la patria y por un mundo mejor y no entendía por qué estaba sufriendo eso. Yo
juré defender a mi patria hasta perder la vida, nunca la sociedad me pidió
hiciera honor a ese juramento pero sí trabajé toda mi vida. Cosa curiosa casi
siempre con ciudadanos sin estado militar, mecánicos, plomeros, ingenieros,
profesores, operarios de ENTEL, metalúrgicos, muy pocos militares tuve en mi
vida. Jamás le falté el respeto a nadie”.
Por otro lado, Stricker concluyó: “Y hoy estoy sentado acá, la misma pregunta
que se hacía este señor Ferreti por qué el hermano que había hecho todo eso
estaba sufriendo lo que estaba sufriendo, es la que me hago yo y mi familia.
Por qué habiendo hecho lo que hice, hoy he tenido que ver en Página 12 ´Los
genocidas se van de vacaciones´, asociado a mi apellido. O entrar en Internet,
poner Carlos Andrés Stricker y en lugar de leer mis éxitos como leía antes
empieza con el genocida, con el torturador cosa que jamás en mi vida hice”.
Nada que no sirva periodísticamente hablando declaró Alejandro Marjanov quien
entre otros agradecimientos dedicó: “Quiero agradecer también al servicio
penitenciario bonaerense y al servicio penitenciario federal que me han tratado
con educación y mucho respeto”.
Poco y nada sirvieron las palabras de los represores que siguen manteniendo el
pacto de silencio y nada dijeron de la suerte de los desaparecidos y mucho
menos del destino de los niños nacidos en La Escuelita.
El martes 17 de diciembre a partir de las 9 será el turno de Gandolfo. Después,
por la tarde, la sentencia.
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