El Forum Infancias Bahía
Blanca organizó las jornadas interdisciplinarias bajo la temática “Nuevas
infancias. Nuevos problemas, los desafíos de estos tiempos complejos”. Con la
presencia y participación de familias, profesionales de la educación y de la
salud y la comunidad en general, se lograron intercambios bajo la asistencia de
las dras. Gabriela Dueñas y María Alicia Terzaghi.

El fenómeno de la medicalización y patologización de la infancia
es una problemática que surge en los años ´70, “y quienes lo comenzaron a
estudiar, lo relacionan con una forma de control social posmoderna, que se
empieza a manifestar cuando otras instituciones sociales que perseguían dicho
fin entran en crisis, por ejemplo, la iglesia. Cuando hablamos de
medicalización no nos referimos a lo médico estrictamente, sino a la
utilización de terminología y conceptualizaciones médicas que se han ido
instalando en otros ámbitos de la sociedad y que exceden lo que
tradicionalmente fue el campo de la medicina; así, el discurso médico comienza
a instalarse, por ejemplo, en el urbanismo, en la utilización de alimentos, del
agua, en campañas de prevención”, inaugura Dueñas, quien es doctora en
Psicología, licenciada en Educación y Psicopedagogía.
“Esta extensión
de la medicina más allá de su campo, es el concepto que hemos denominado
medicalización. Este fenómeno ha tenido ribetes positivos con el paso del
tiempo que claramente se reflejan en el aumento de la expectativa de vida de la
población. Pero a su vez, lo que fue pasando, es que se produjo una extensión
indefinida de esta explicación de los fenómenos humanos desde la biología y se
fueron desestimando otras explicaciones posibles de los fenómenos humanos. Es
entonces que nos encontramos en nuestros días en lo que ya se preveía en el
siglo XX como un proceso de medicalización indefinida, donde toda nuestra vida
está cruzada por alguna explicación o aseveración que implica el cuidado de
nuestra salud, por lo que pareciera que la salud deja de ser un derecho para
pasar a ser una obligación. Esta reducción de lo humano a pura biología se
manifiesta como constitutiva y constituyente en la niñez”.

Hoy y
ayer
La
infancia de hoy, no es la infancia de otrora, como tampoco lo es la sociedad,
por lo que deberíamos preguntarnos cuál es el lugar que ocupa la infancia en
nuestra sociedad. “Y es allí donde nosotros creemos que esa medicalización y patologización de la vida
humana aparece para dar sentido al no lugar de la infancia en nuestra sociedad,
por lo que la incomodidad de no poder encontrar ese lugar se resuelve con
etiquetas, es entonces un niño deja de ser tal cuando lo podemos patologizar, cuando le
encontramos su etiqueta pretendiendo explicar así todo lo que sucede; y es así
cuando las respuestas vienen “encasilladas” en forma de recetas que parecen
explicar a la perfección lo que le sucede al niño”, explica María Alicia Terzaghi, médica y
psicóloga especialista en niños y adolescentes.
En el
debate con los presentes, las disertantes subrayaron su hipótesis que muchas de
las problemáticas infantiles se diagnostican desde lo biológico sin tener, a
ciencia cierta, mayor certeza sobre los elementos necesarios para ello. Esto
deriva, algunas veces en tratamientos farmacológicos y de adiestramiento
conductual sin ahondar en otras visiones posibles. Entonces, se “atacan” esas
conductas del niño, que no eran las esperadas con la intención de
“corregirlas”, por eso hablamos de disciplinamiento. También suelen
encasillarse bajo la misma etiqueta o diagnóstico a niños que manifiestan
trastornos conductuales disímiles. “En cada situación particular deberíamos
preguntarnos por esas particularidades y no necesariamente buscar la forma de
generalizar diagnósticos y soluciones, es decir, sostenemos la necesidad del
respeto por la singularidad humana. La laxitud en el diagnóstico, por ejemplo
del TGD (Trastorno Generalizado del Desarrollo), ha aumentado en los últimos
años en un 70%”.

Propuestas
Según las
profesionales, “es necesario tener en cuenta la particularidad de lo social,
hay situaciones que dejan al niño en tal o cual estado, y lo que termina
sucediendo es que a aquel que ubicamos en un lugar deficitario le pedimos
garantías todo el tiempo, debe responder al diagnóstico o etiqueta”. El
diagnóstico es una forma de nombrar las diferencias, y las diferencias, a los
humanos, nos complican la vida. La diferencia nos desampara, contrariamente,
nos hegemoniza. La complejidad de las particularidades, no solo individuales o
sociales, hacen a la conceptualización de medicalización y patologización un desafío
dinámico que deberán afrontar familias, profesionales de la salud y escuela.
“Nos
propusimos crear nuevos espacios de encuentro, reflexión y trabajo
interdisciplinario que posibiliten pensar las infancias y adolescencias en el
actual contexto histórico- social”. Las jornadas interdisciplinarias
propusieron como eje el interrogante si las patologías se centran en la
infancia o la infancia está patologizada. Se planteó
como un espacio de intercambio y debate sobre las posibles intervenciones y
prácticas en la clínica y en las aulas que consideren las subjetividades de
niñas, niños y adolescentes, respeten su singularidad y favorezcan la inclusión. La propuesta es
continuar trabajando, compartiendo preguntas, recobrando la idea de complejidad
al pensar las problemáticas actuales, encontrando modos de ayudar a los niños, adolescentes y sus
familias.