Entrando en la recta final, continuaron los
alegatos de las defensas de los 17 imputados por crímenes de lesa humanidad.

Si en la anterior edición
habíamos afirmado que los primeros alegatos de las defensas habían dejado como
resultado la nada misma, esta vez la sensación a describir es otra. En las
últimas audiencias quien continuó los alegatos fue el abogado Mauricio
Gutiérrez a quien le siguieron sus colegas De Mira, Tejada, y los defensores
oficiales. Y es obvio que por sus cargos iban a pedir la absolución de todos
los imputados, eso no se discute, es su trabajo y eligieron ejercerlo.
Para estos abogados, los más de 300 testigos no alcanzan, las pruebas tampoco y
no hay nada concreto que impute a sus defendidos como responsables de los hechos
por los que se los acusa, además de tirarles el fardo a quienes la impunidad
biológica les llegó antes que la justicia.
Por suerte, los alegatos de la querella y de la fiscalía fueron contundentes y,
por suerte también, los poquísimos comunicadores que cubrimos los juicios
estamos para contar las cosas y así evitar que el discurso de los dos demonios
o de genocidas mudados en víctimas, quiera copar la parada.

El teniente coronel Gutiérrez
En la tarde del martes 14 de agosto de 2012, se reanudaron las audiencias
que anunciaban la continuación de los alegatos de las defensas, de los 17
imputados por crímenes de lesa humanidad. Una vez iniciada la jornada, el juez
Jorge Ferro dio la palabra al abogado Mauricio Gutiérrez quien en su alegato
pidió la absolución de los represores Méndez Taffarel, Condal y Granada.
Pero antes de arrancar con ello, vale la pena recordar quién es este abogado.
Mauricio Gutiérrez es teniente coronel retirado y es quien en alguna
oportunidad habría manifestado saber sobre el paradero del hijo de Graciela
Romero de Metz, nacido en cautiverio. Como era de esperar, a nada de ello se
refirió ni en su alegato ni en todo el juicio, continuando así la cadena de
silencio por conveniencia que lo une a estos represores.
Luego de adherir al contexto histórico detallado en su momento por el abogado
Eduardo San Emeterio, Gutiérrez se dedicó a alegar en favor del imputado Mario
Méndez, conocido por el triste apodo de “Loco de la guerra”, sobrenombre del
cual, dijo Gutiérrez fue puesto a Méndez como una chanza, tratando de sacarle
importancia al mismo.
Fue así que Gutiérrez se refirió a los sucesos que derivaron en el secuestro de
los chicos de la ENET,
donde, según el abogado, nadie vio a Méndez en la detención, ni tampoco
afirmaron los testigos, dijo, que Méndez haya trasladado gente al penal de
Villa Floresta. También señaló que el libro de Alicia Partnoy nada dice sobre
ello.
También remarcó supuestos detalles erróneos en alguna declaración de Gustavo
López.
Luego, Gutiérrez, hizo mención a los hechos ocurridos tras un operativo en
calle Chiclana donde dice que a Méndez le cae una granada y en consecuencia
despierta en el hospital Militar, quedando convaleciente y sin capacidad física
para sus tareas. Lo que sucedió tras la presunta ausencia de Méndez, destacó el
abogado, le es ajeno al represor.
También habló Gutiérrez de lo ocurrido en el cuarto piso de Fitz Roy 137 donde
fueron asesinados Daniel Hidalgo y su compañera embarazada.
Por caer en una trampa “caza bobos”, afirmó el defensor, Méndez se habría visto
imposibilitado de subir al cuarto piso por lo cual lo desligó así de los
crímenes. Por otra parte, Gutiérrez dudó de que el embarazo de la mujer de
Hidalgo haya sido real.
Por todos estos hechos, Gutiérrez pidió la absolución de Méndez quien, como se
ve, aparece aquí como una simple víctima de una persecución ideológica.
Más tarde Gutiérrez alegó en favor del represor Taffael de quien dijo que no
fue mencionado por ningún testigo o víctima mientras que la prueba documental,
argumentó, arrojaría el mismo resultado. Al respecto pidió su absolución por no
acreditarse mínimamente participación alguna.
Lo mismo solicitó para con Granada y Condal, al tiempo que en varios momentos
aprovechó para referirse al caso Méndez como cuando denunció que el testigo
Félix Julián fue influenciado por Eduardo Hidalgo respecto a su declaración.

Orgulloso de su padre
En la mañana del miércoles 15 de agosto de 2012, se llevaron a cabo dos
alegatos más. Uno de ellos por parte del abogado Luis de Mira y el otro a cargo
de Walter Tejada.
Dicen los que saben del campo del Derecho que se esperaba mucho más de De Mira
a quien se lo escuchó poquísimo y nada durante todo el juicio y algo similar
ocurrió con su alegato.
Respecto a Tejada, a él le toca la defensa de su padre, uno de los 17 imputados
por crímenes de lesa humanidad. Su alegato sí fue más largo y por momentos
tedioso para los que tal vez nos encontramos por fuera de la esfera penal.
Entre algunos de los puntos, señaló que a su defendido se le imputan 94 casos
mientras que solo hubo dos menciones para con su persona.
Uno de ellos, describió, fue el de la señora Doris de Chabat que cuando el juez
Jorge Ferro le preguntó si le sonaba el apellido Tejada, habría respondidó que
un allegado a la familia habría manifestado algo sobre “ese coronel que vive en
Bahía Blanca” que habría sido quien se oponía a la liberación de Patricia
Chabat
También se refirió Tejada a los conceptos de genocidio y a lo que alegó la
abogada querellante Mirta Mántaras al respecto. Para Tejada, lo ampliamente expuesto
por Mántaras no define al genocidio.
Tejada pidió la absolución de su padre y para cerrar un alegato cargado de
repaso de asuntos personales, dijo sentirse orgulloso de él por conocerlo y
haberlo visto actuar.
Luego de ellos comenzaron los alegatos de los defensores particulares que van a
ser los últimos en realizarse.
Una vez finalizados se podrían hacer lugar a diferentes intervenciones que
quieran hacer las partes, de ser o no así, a ello le sucederá la tan esperada
sentencia.