A la hora de ejercitar la
memoria respecto a lo que fue la dictadura militar, no se debería dejar afuera
el capítulo que compete a la guerra de Malvinas, que en muchos casos se la toma
como una gesta heroica sin tener en cuenta las responsabilidades civiles y
militares que hubo en uno de los capítulos del terrorismo de estado.
“Las
Malvinas son argentinas”; “nuestros Héroes de Malvinas”; “la gesta heroica de
Malvinas”. Todas frases o eslóganes que nos inculcan desde chiquitos en la
escuela, acompañando cada acto escolar con la famosa canción patria que hace
referencia a las islas y su pertenencia nacional.
Sin embargo, al pensar en Malvinas poco se piensa en las responsabilidades sobre
lo que ocurrió en la guerra de las Islas Malvinas de 1982.
Un ejemplo es cuando se habla de “Gesta”, cuando se habla de héroes y no de
víctimas y que, al referirse a héroes, se engloba a todos los que combatieron
sin tener en cuenta que, por ejemplo, entre ellos estaba el mismísimo represor Alfredo
Astiz.
A medida que los años avanzaron desde aquel 1982, los discursos oficiales y
también los mediáticos han ido modificándose. Se comenzó con un olvido absoluto
a los ex combatientes, enlazado con la prohibición a éstos de contar lo que
vivieron; de allí se pasó a una década superflua en todo sentido como la
menemista que también afectó al tema Malvinas y se llega a éstos últimos años
en donde se sigue hablando de “gesta” pero también hay voces que hacen memoria
sobre los represores en Malvinas y se remarca la necesidad de no olvidar que se
estaba bajo un gobierno ilegal y genocida.
14 de Junio
Existe un relato
de lo que fue la Guerra
de Malvinas que se continúa reproduciendo y que es el relato con fuerte
contenido patriótico, como se presenta incluso en muchos de los actos escolares
a lo largo de estos 30 años.
El 14 de junio se cumple un nuevo aniversario de la derrota en ese conflicto y
esa derrota significó también la caída de la dictadura que sacudió a la Argentina durante esos
años y cuyos coletazos aun se siguen haciendo presentes.
Ese 14 de junio se puede entender como la posibilidad de toda una sociedad de
conocer los desastres del terrorismo de estado.
En
el programa La Tarde
Pública que se emite por Radio Nacional Bahía Blanca, se
entrevistó a la licenciada y profesora de historia e investigadora, Andrea
Belén Rodríguez, especialista en el tema Malvinas: “Yo creo que hoy lo que más
se recuerda de la guerra, por lo menos desde los discursos oficiales y desde el
sentido común es esta cuestión de que la guerra de Malvinas fue una gesta
patriótica en la que murieron héroes y todos los que estuvieron allí son
héroes. Nosotros el otro día estábamos comentando esta cuestión algo
problemática por lo menos porque hablar de la guerra como gesta heroica yo lo
discuto, por lo menos lo pongo en signos de pregunta, porque hablar de gesta
significa desconocer el contexto de dictadura en el cual se situó la guerra,
esta cuestión de que fue también una maniobra política de las Fuerzas Armadas”.
Por supuesto que no fue solo eso, dice Rodríguez al tiempo que aclara que es
innegable también que sí lo fue. Pero más allá de este importante detalle, el
concepto de gesta queda en duda además por la poca planificación que hubo de la
guerra: “Si bien se destaca el 2 de abril como realmente un operativo que
cumplió las expectativas y muy bien planificado, lo cierto es que de ahí en
más, desde el momento en que los ingleses decidieron responder a la acción
argentina, las Fuerzas Armadas se vieron obligadas a planificar o yo diría
improvisar una guerra en un mes. Porque en realidad el supuesto en el que se
basaban las Fuerzas Armadas era que Gran Bretaña no iba a responder a la acción
argentina y que en el caso de que quisieran responder, Estados Unidos de alguna
forma iba a ser neutral para tratar de parar esa agresión”.
Por estas razones, tanto los términos de gesta como también hablar de héroes “sin
tener en cuenta que hay responsabilidades distintas a la hora de los que fueron
a combatir, no todos son iguales responsables por la guerra, por lo tanto esas
distinciones por lo menos hay que hacerlas. Es algo que se hace muy poco”.
Rodríguez destacó las acciones estatales tendientes a la desclasificación del
Informe Rattenbach “el informe de las Fuerzas Armadas sobre la guerra de
Malvinas, ahí hay un cambio porque ese informe fue clasificado hasta ahora. O
también al indicar que va a haber un museo de Malvinas en la ESMA, el espacio simbólico de
la dictadura, de la represión ilegal. Ahí tenemos otro cambio en cuanto a
cruces entre dictadura y guerra. Pero normalmente lo que suele pasar a nivel
del sentido común, es separarlas, por un lado está la dictadura y por otro lado
está la guerra, como dos cosas absolutamente distintas”.
La guerra vista con los años
Rodríguez hizo una pequeña reseña acerca de cómo se fue tomando política y
socialmente el tema Malvinas desde el fin de la guerra hasta nuestros días en
los cuales sí está más instalado: “Desde que finalizó la guerra, sobre todo en
la época de Alfonsín pero también durante los años de Menem, la guerra
prácticamente pasó a un olvido. Muy pocos hablaban de Malvinas, de los
veteranos; los veteranos no tuvieron reconocimiento público ni simbólico ni
material -y con esto quiero decir pensiones- durante como mínimo 10 años. No es
poca cosa porque en el medio hubo cantidad de veteranos que se suicidaron por
muchísimas cuestiones, pero sin duda esta falta de reconocimiento público es
una. Pero en ese momento el problema de la memoria era otro, no es el de ahora.
En ese momento lo que se hacía era también este cruce entre dictadura y guerra
pero de forma distinta”.
Después de la guerra explicó, se comenzaron a develar los crímenes de la
dictadura en toda su magnitud lo cual provocó que Malvinas quede en un segundo
plano: “Porque, aparte de todo, Malvinas lo que hacía era interpelar a la sociedad
por el consenso activo – pasivo que había otorgado a la guerra. Entonces, este
cruce entre dictadura y guerra lo que hace es, por el contrario, a partir de
los 80, dejar de lado Malvinas, no hablar de Malvinas y solo cuando se habla de
Malvinas se habla de que solo fue, únicamente, un manotazo de ahogado de la
dictadura, únicamente fue una maniobra política para recuperar la legitimidad,
de Galtieri”.
A partir de 2000, señaló, el discurso puso a Malvinas en el plano de la “gesta
heroica”, el cual suele estar vinculado a sectores más conservadores. Desde
este enfoque se olvida lo que proponía; la otra mirada acerca de la guerra como
maniobra de los represores: “Olvidándose que Malvinas se dio en el plano de una
dictadura y que si bien por supuesto fue para defender lo que se considera una
causa nacional o popular, también fue una maniobra política de las Fuerzas
Armadas y eso es lo que hoy en día mucho no se recuerda”.
Por sus trabajos, Rodríguez se entrevistó con gran cantidad de ex combatientes
y, según relató, la clave principal que los une es la marca que dejó Malvinas
en sus vidas: “Ellos al haber estado en guerra, y la guerra es una experiencia
muy estudiada porque es una experiencia de cotidianeidad con la muerte, esto es
muy fuerte. Una persona está todo el tiempo sometida a la decisión de matar o
morir. Es una situación límite, absolutamente extrema, traumática. Por lo tanto
que la experiencia bélica es una marca en sus vidas y que el regreso de ella no
es fácil nunca para ningún combatiente. Es volver a acomodarse a los valores
morales de la paz”.
Cultura de guerra
Se han hecho libros, canciones, especiales de televisión y varias películas
sobre la guerra de Malvinas. En algunas de ellas se habla de los “chicos de
Malvinas”, a pesar de la buena fe de los trabajos, se muestra solo una parte de
todo el contexto Malvinas, Andrea Rodríguez dice refiriéndose a los filmes Los
Chicos de guerra e Iluminados por el Fuego: “Son películas muy fuertes porque
van hacia la experiencia de guerra de los conscriptos, ambas hablan de
conscriptos, no hablan de oficiales ni de suboficiales, sí aparecen en un
segundo lugar, pero los protagonistas son soldados conscriptos. El lugar que se
les da generalmente a los militares es el lugar de abusadores de los soldados.
Los soldados aparecen victimizados absolutamente como chicos, como infantes,
como personas que se vieron envueltos en una situación de guerra y donde no les
quedaba otra que hacer lo que pudieran, pero que no tenían ningún tipo de
decisión. No tomaban ningún tipo de decisión, aparecen comos sujetos pasivos,
como víctimas pasivas”.
En este punto Rodríguez aclara: “No se trata de discutir si existieron o no;
por supuesto que hubo situaciones de abuso, por supuesto que existieron
estaqueamientos, nadie está discutiendo eso. El problema es cuál es la imagen
preponderante que existe en la sociedad”.
A los ex combatientes se los suele llamar héroes y en muy pocos casos se los
menciona como víctimas. Hablar de ex combatientes es complicado debido a la
diversidad que hay entre estos: “Es muy difícil hablar de los ex combatientes
en general. Cuando hablamos de organizaciones de soldados, en general hay muy
pocos que te vayan a hablar de ellos como víctimas, esto es una imagen sobre
todo de la sociedad civil. Hablan en principio de sus compañeros caídos como
héroes y a veces ellos se incluyen en esa concepción. Pero sin duda que ellos
tienen la concepción de que se sacrificaron; que al fin y al cabo ellos fueron
a la guerra y arriesgaron su vida por la patria, en ese sentido es una
concepción heroica. De hecho es una concepción heroica que existe desde la construcción
del Estado Nacional”.
Otra de las palabras jamás mencionadas cuando se habla de Malvinas es “derrota”
que, guste o no, es lo que ocurrió en el combate de las islas: “La palabra
derrota tiene un tremendo símbolo. Tengamos en cuenta que cuando se da la
rendición argentina, el 14 de junio, Galtieri cuando sale a hablar, no habla ni
de rendición, ni de derrota. El habla de que la guerra ha terminado y que hay
un impasse, un cese del fuego. Entonces ya de ahí en más, estos términos como
rendición o derrota, son una papa caliente, nadie se quiere hacer cargo de
eso”.
Combatientes represores
Si bien puede sonar fuerte y a la historia no le agrade, la verdad es que
hubo muchos combatientes de Malvinas que antes de la guerra se desempeñaron
como represores de la dictadura militar y que, por ello, no tienen nada de
hérores. Es otra parte de la historia que no se cuenta: “Hay muchos casos en
que muchos de los represores son los que luego también estuvieron luchando en
la guerra. Astiz es el más conocido pero si pensamos en Pernía, si pensamos en
Giachino, el primer caído en Malvinas, él también fue reconocido como parte de
un grupo de tareas que funcionaba en la ESMA. Entonces ya
desde el primer caído tenemos cruces constantes entre los represores y quienes
combatieron en las islas. A la hora de estudiarlo yo creo que es muy complejo,
y a la hora de decidir qué hacer con Malvinas desde el ámbito de una política
oficial también es muy complejo. Porque si pensamos que salió una resolución hace
varios años que se declara a todos los veteranos héroes, ahí también están
incluidos algunos represores, por supuesto”.
Insiste Rodríguez en algo fundamental como distinguir las responsabilidades: “No
son todos iguales dentro de los que combatieron, no todos tienen la misma
responsabilidad, no todos tuvieron la capacidad de tomar decisiones o no, y no
todos tuvieron la misma actuación en los setenta. No significa por supuesto
hablar de todos los militares como represores, esa simplificación es burda,
estamos hablando de distinguir responsabilidades; de quiénes estuvieron y
quiénes no, reprimiendo; y quiénes estuvieron y quiénes no estuvieron tomando
decisiones a la hora de hacer un a guerra que fue una improvisación”.
Un buen comienzo para abrir el debate sobre Malvinas, para empezar a hablar sin
miedos y contar verdades que tal vez no gusten, pero que sucedieron alrededor del
conflicto de Malvinas. Hace muchos años nos contaron una historia, es hora de
empezar a conocerla toda, con autocrítica de pueblo, con denuncias a
responsables, con víctimas y, por sobre todo, sin vergüenza de reconocerla como
un capítulo de una dictadura horrorosa.
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