El
destacado artista Jorge González Perrín estuvo en Bahía Blanca y dialogó con
EcoDias sobre el nacimiento y crecimiento de “Arte – Memoria Colectivo”, un
proyecto que a través de la construcción artística recuerda a los desaparecidos
y en la cual tienen participación los familiares de las víctimas.
Quien haya estado en la vereda de Av. Colón 80 el
primer día del juicio contra los represores de la dictadura, habrá podido
observar algunos retratos con rostros en colores y armados como con pequeños
cuadritos que los conforman. Las caras son de personas desaparecidas en nuestra
ciudad y el creador de esa idea artística es Jorge González Perrín, quien nació
en Punta Alta, estudió en Bahía Blanca y actualmente se encuentra radicado en
Capital Federal.
Quien haya estado en el acto que se realizó en La Pequeña Obra en homenaje a
cuatro de sus integrantes víctimas de la dictadura, también se encontró con ese
tipo de retratos.
Días atrás, González Perrín pasó por Bahía Blanca y su visita tuvo relación con
aquel acto ya que un grupo de psicoanalistas que publican un fanzine lo
invitaron a dar una charla en relación a su trabajo “Arte – Memoria Colectivo”
que tuvo algunos de sus resultados, justamente, en La Pequeña Obra: “A ellos
les interesó el tema desde su punto de vista y la verdad que la crónica que
había sacado Horacio Wild en EcoDias me pareció muy interesante. Tal es así que
la exposición de retratos que se va a hacer en el Palais de Glace en marzo y
también en el Museo de Arte Contemporáneo de Bahía Blanca llevará el título que
apareció primero en EcoDias que es ‘El Arte como Impugnación del Silencio’. Me
gustó ese punto de vista, le preguntamos si estaba de acuerdo con utilizar ese
título y estuvo de acuerdo”, explicó Jorge en una cálida entrevista brindada a este
periódico.
“En ese artículo Horacio decía que el tema de la desaparición de personas
implicaba esa desaparición, pero también cuando uno tiene un sentimiento
conduce a una acción y el terror justamente lo que hacía era conducir a la
inacción. Esto pone en juego el hacer de todos, es decir el hecho de construir
los retratos en conjunto hace que este hacer sea patrimonio de todos y que
todos se animen a hacer, porque es algo facilitador de ese hacer”. Existe la
posibilidad de que en 2012 se empiece a contar la historia de Arte – Memoria a
través de un libro hecho de la misma manera que los retratos “con el aporte de
todos, desde el pensamiento, desde el periodismo, desde la filosofía y el
quehacer cotidiano y con toda la documentación fotográfica que nosotros
tenemos”.
Momentos felices
Los retratos de Arte – Memoria arrancaron en realidad gracias a un primer
retrato de Jorge quien lo realizó de manera personal: “Me di cuenta que podía servir, convoqué gente y ahí empezamos.
Hace casi un año y unos meses nomás, eso también es sintomático de decir por
qué ahora y no antes, porque estábamos en posibilidades de hacerlo mucho antes
y no se nos ocurrió, algo pasó, no surgió.
Naturalmente creo que la confianza en que el Estado y los juicios empiecen
a funcionar, hace que también se empiecen a abrir otras cosas”. Hoy Arte –
Memoria Colectivo cuenta con más personas trabajando, tanto es así que el grupo
fue variando con el tiempo en su conformación.
En cuanto al método de trabajo, se trata de que todo el mundo pueda hacerlo.
Mediante una cuadrícula, la persona se encuentra con un tipo de información que
es muy simple: dos o tres colores y una imagen abstracta la cual tiene que
transcribir del blanco y negro al color: “Se entiende que la cara tiene unas
convenciones, de acuerdo a eso se averigua el color de ojos, de tez, de pelo,
qué tipo de ropa habitualmente usaba, eso es toda una parte de reconstrucción
previa. También es cierto que es una
interpretación, estamos recreando de alguna manera una fotografía en blanco y
negro, que tiene baja definición y eso es lo más complicado de todo. Cuando todos estos cuadros se unen y
se termina, aparece una imagen que tiene parecido, que es una de las
características de un retrato, que a la vez tiene color y manifiesta cierta
vitalidad. Nosotros buscamos imágenes que sean como momentos buenos, felices,
agradables, con total intención. Tratamos de rescatar lo que fueron estas
personas y el proyecto que tenían que era tratar de vivir mejor”.
El resultado, agrega Jorge, es una imagen colorida que representa a una persona
y la humaniza: “No nos quedamos con el momento de la desaparición sino que nos
quedamos con el proyecto de vida, eso es lo que tratamos de resaltar”.
Cuando se elige una persona para retratar es porque en el futuro, esa persona
será mencionada en algunos de los juicios contra los represores. Durante la
sentencia del juicio de la ESMA, los retratos de Arte – Memoria Colectivo
fueron levantados “diciendo que de alguna manera el hecho de encontrarnos con
la justicia y la sentencia es también un poco reencontrarnos con estas
personas”.
Por otra parte, los retratos no sólo son una imagen sino que en los últimos
trabajos también se agregó el nombre de la persona retratada con el estilo de
letra que tenía. Esto vino a cuenta de que durante una marcha, Nora Cortiñas,
de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, vio los cuadros y preguntó quiénes
eran: “Ahí empezamos a decidir ponerle el nombre a cada retrato. Hubo un debate
sobre el cómo y se decidió como una recuperación de la memoria buscar en los
escritos personales de cada retratado y reconstruir el tipo de letra. Así se
hizo acá en La Pequeña Obra, en Rosario también y a partir de un determinado
momento empezamos a hacer esos retratos, lo que nos sirvió para darnos cuenta
de que tenemos una cantidad de material a recuperar que no es el color de piel
o el color de los ojos, sino que es cómo pensaban y que a través de los
mensajes, que en general eran de tarjetas postales o de algunas cartas,
trascendía cómo era su forma de ver el mundo”.
Por otra, parte, al hacerse el retrato junto a familiares, se brinda una gran
ayuda y apoyo a éstos: “Me parece que funciona también como una especie de
corporizar simbólicamente a su familiar, de hecho lo que ellos expresan en
general es eso, no es que lo hice pensando en eso”.
Arte Terapia
Jorge se entusiasma al hablar de Arte – Memoria pero no es el único de sus
trabajos. En su extensa y destacada carrera, esto es una derivación de su
trabajo artístico y también de su labor de unificar arte con salud y bienestar,
aspectos en los cuales tiene muchas experiencias. Ha trabajado, a través del
arte, en diferentes padecimientos como psicosis, autismo, drogadicción y hasta
se desempeñó en el Hospital Neuropsiquiátrico Borda durante diez años: “Ahí fui
haciendo otra formación que tenía que ver con utilizar el arte como otra
herramienta para enfrentar situaciones adversas de las personas sobre todo
angustias y padecimientos. Esto hizo que ayudara también en la formación de un
posgrado que ahora es único en Latinoamérica, que es de especialización en Arte
Terapia en el cual he sido uno de los impulsores y he desarrollado técnicas en
ese sentido”.
Consultado sobre los resultados que da la técnica del Arte Terapia destacó que
“es una herramienta exitosísima porque lo que permite es volver a los pacientes
a darles la palabra de la producción, una producción artística o una producción
estética sin palabras. Logra volverlos a la palabra, que eso es lo que uno
puede escuchar y con lo cual puede ir trabajando diferentes enfermedades dentro
de un marco terapéutico”.
Volviendo a Arte – Memoria Colectivo, una de las ideas que tiene Jorge es que
el público no sólo vea un retrato terminado sino que también pueda observar la
construcción del mismo: “Contribuir a mostrar el proceso de producción es
contribuir al conocimiento de cómo se hizo. Todo el tiempo abogamos por un
espectador de acción. Le damos al espectador no solamente la información del
retratado sino también de cómo se hizo y quién era”.
Hasta ahora, las producciones siempre se han mostrado en la calle. Así pasó en Bahía
Blanca al inicio del juicio, en la sentencia de la ESMA o el 24 de Marzo en
Capital Federal. Sin embargo, el objetivo es ampliar el horizonte: “Preferimos
aislarnos de las instituciones oficiales de los derechos humanos y mostrar esta
producción en un ámbito mayor que sería el del mundo del arte para abrir un
poco más el espectro, y también para despegar de algunas pasiones encontradas
entre diferentes organismos que de hecho las hay y no hay por qué negarlas.
Entonces, creemos que la calle es un lugar ideal porque las puede ver cualquier
persona, así como los museos, porque amplía el espectro de las personas que
toman conciencia sobre esta situación. Vamos hacia eso y hacia la construcción
de un libro que cuente esa experiencia con el anhelo de que así como queremos
espectadores emancipados también queremos que estas fuerzas en otros lugares se
pongan en acción sin que necesariamente tengan que ver con nosotros. Pueden ser
otros grupos que se formen con ese mismo objetivo o similares o que mejoren la
situación. Entonces la idea de difundirlo tiene que ver con eso, con difundir
esa chispa y que otros puedan tomarla”.
Para marzo, se espera una muestra en el Museo de Arte Contemporáneo de Bahía
Blanca, allí también van a surgir nuevas formas de exhibir los retratos: “Por
ejemplo, va a haber proyecciones sobre alguna de las pinturas, documentales y
fotografías en un concepto de exposición como en una instalación. Tal vez haya
alguna proyección fuera del museo, en alguna de las paredes para tratar de
amplificar lo más que se pueda”.
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