La última audiencia del tercer juicio que se desarrolla en Bahía Blanca a represores de la dictadura, se realizó el 15 de julio y a partir de allí se inició una pausa que tendrá su final el 11 de agosto con el comienzo de los alegatos. Ya para esa última audiencia, había transcurrido un año desde aquel 8 de julio de 2014 en el que arrancó el actual juicio y todo este tiempo que pasó es una muestra del reclamo que organismos de derechos humanos hicieron oír por la lentitud del proceso.
Para tener una idea de los tiempos que se han manejado en todos los juicios que se hicieron hasta aquí, el primero empezó el 28 de junio de 2011 y finalizó el 12 de septiembre del año siguiente. El segundo juicio vio la luz un 25 de junio de 2013 y terminó el 17 de diciembre de ese mismo año. Y como ya se dijo, el que está ahora desarrollándose, tuvo su primera audiencia el 8 de julio de 2014 y se encuentra esperando que comience la etapa de alegatos.
Es verdad, el primer juicio fue el más largo pero hay que tener en cuenta que por ser el primero se le tomó declaración a muchísimos testigos. En los juicios posteriores no se necesitó que varios de esos testigos volvieran a prestar testimonio sino que se dejó en claro que el primer testimonio brindado valía para los siguientes.
Este tercer juicio tiene algunas particularidades ya que iba a iniciarse con 25 imputados y un día antes de la fecha estipulada para el arranque, murió uno de ellos. Por ende se empezó con 24 acusados que luego volvieron a ser 25 ya que fue capturado Alejandro Lawless que estaba prófugo mientras que hoy día los que esperan sentencia son 23 debido ya que 2 fueron apartados.
En total 10 represores se encuentran alojados en la cárcel de Villa Floresta, el resto cuenta con prisión domiciliaria. Recientemente el TOF le otorgó la prisión domiciliaria al imputado Nougués a pesar que en su momento le fuera revocado ese beneficio por que había violado la prisión domiciliaria al irse a festejar el cumpleaños de 15 de una nieta.
Por otro lado, no todos los acusados presencian las audiencias en el Aula Magna que la Universidad Nacional del Sur (UNS) tiene en Colón 80 ya que varios “asisten” por videoconferencia desde los tribunales de Comodoro Py en Capital Federal.
Entre lo bueno y a destacar figura que este es el juicio en el que por fin se incorporaron los delitos sexuales (Violaciones, abusos, etc.) para que sean juzgados de manera independiente al resto de los delitos. Eso hace a la vez que los imputados a los que les corresponde responsabilidad al respecto, también sean juzgados por esos delitos más allá de los que ya estaban en la causa.
Por cierto, la causa es la número 1103, conocida como “Armada Argentina” que investiga los crímenes de lesa humanidad cometidos en el ámbito de esa fuerza militar, específicamente en la Base Naval Puerto Belgrano y sus dependencias.
Este juicio hoy tiene como imputados a Víctor Aguirre, Luis Bustos, Felipe Ayala, Raúl Domínguez, Víctor Fogelman, Francisco Martínez Loydi, Héctor Selaya, Carlos Stricker, Alejandro Lawless, Leandro Maloberti, Néstor Nogués, Tomás Carrizo, Oscar Castro, Raúl Otero, Gerardo Pazos, Pedro Pila y José Luis Rippa. A todos ellos se les suman para completar una lista de 23 acusados: Guillermo González Chipont, Félix Cornelli, Enrique De León, Manuel García Tallada, Edmundo Núñez y Luis Pons.
Primeros meses
El 8 de julio de 2014 empezó el tercer juicio a represores que se desarrolla en Bahía Blanca y que debía juzgar a 25 imputados, sin embargo, el día anterior murió Félix Botto por lo cual la lista se redujo a 24. Si bien no era la noticia ideal para arrancar el juicio, ese hecho no empañó la fiesta que se vivía en la calle por volver a tener la posibilidad de, mediante un juicio con todas las de la ley, llegar a la verdad y la justicia.
“Una fiesta de la justicia” tituló EcoDias en esa oportunidad y de ella formaron parte y dialogaron con nosotros, Julia Pizá y Anahí Junquera de la agrupación HIJOS, y Eduardo Hidalgo de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. Hidalgo se encontraba cerca del lugar por el que fueron ingresados los represores siendo todos muy protegidos por lo escudos del Servicio Penitenciario. Ese día, Hidalgo nos dijo sobre ese detalle: «Es la lógica que da cómo se manejan con estos tipos y cómo se manejan con otras cuestiones que son de la cotidianeidad como cuando uno ve cómo a los delincuentes comunes los cagan a fierrazos en las comisarías pero a estos los cuidan con escudos”.
Taty Almeida de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, y Néstor Giorno, víctima del Terrorismo de Estado, también dejaron sus impresiones a EcoDias mientras adentro, en el juicio, la lectura de las acusaciones ocupaba toda la audiencia.
Luego de un cuarto intermedio dictado por el tribunal, el juicio recién se retomó el martes 5 de agosto en donde se continuó con la lectura de las requisitorias de elevación a juicio. Fue en ese momento en que se incorporó al ex prófugo Alejandro Lawless.
El doctor Walter Larrea, abogado querellante, celebró ese hecho y comentó a EcoDias: “Tengo la confianza que va a ser un proceso largo seguramente pero que vamos a alcanzar una sentencia justa. Para nosotros una sentencia justa es una sentencia condenatoria y condenatoria en los términos de máximo rigor posible del ordenamiento penal porque entendemos que los delitos que se están ventilando en esta audiencia como en los dos juicios anteriores, son de los más aberrantes que ha conocido la historia política, social y jurídica argentina”.
Al día siguiente hubo otra audiencia y al término de ésta, un nuevo cuarto intermedio aunque ahora menos largo que el primero. Entre el 12 y el 13 de agosto terminó la citada lectura de requisitorias y se le revocó la prisión domiciliaria al acusado Nogués por haber violado la misma. Además, se les dio la posibilidad a los imputados de declarar y solo cinco de ellos lo hicieron. En la nota alusiva a ese momento, EcoDias informaba que cuando el juez mandó a llamar al acusado Cornelli, éste se negó a declarar: “Yo no estoy en condiciones…” mientras que su compañero García Tallada afirmó: “No me encuentro en capacidad como para efectuar una declaración indagatoria”. Ambos se dirigieron al tribunal mediante videoconferencia pero en Colón 80 quien subió al escenario fue el acusado Castro que leyó perfectamente un texto que llevó pero no ocurrió lo mismo cando tuvo que hablar dando la sensación que no escuchaba ni entendía lo que se le decía.
Valentía de testigo
Las audiencias del 2 y el 3 de septiembre son las que sirvieron para que empiecen a declarar los testigos del juicio.
El primer turno fue para Alejandra Santucho de la agrupación HIJOS: «No es fácil haber vivido una vida sin toda mi familia”, declaró Alejandra quien destacó la importancia de compartir su historia con los compañeros de HIJOS.
“Para que la justicia sea completa necesitamos que sea en cárceles comunes y efectiva” concluyó.
Perla Méndez de 82 años fue otra testigo quien concurrió por el secuestro de su hija: “Tengo muchas cosas para decir pero no me acuerdo de nada, no me acuerdo de nada…” dijo Perla con notorias dificultades para sentarse frente al tribunal y para expresarse debido a, seguramente, cuestiones relacionadas a su edad y a su salud.
En las audiencias que abrieron la etapa de testimonios, también declararon: Miguel Ángel Fuxman, Jorge Izarra, Néstor Giorno, Ana María Oppedisano, Norma Gabrilco, Susana Baranda, Argimiro Dodero, Amalia Vázquez y Angélica Vázquez.
Pero el dato feo lo aportó el abogado defensor Mauricio Gutiérrez quien al momento de la atestiguación de Alejandra Santucho le hizo unas preguntas que por el tono y el contenido cayeron muy mal a los presentes dejando un clima tenso en el lugar.
“¿Qué es ser Montonero?” le preguntó Gutiérrez a Alejandra. Tras el enojo y abucheo de los presentes, el tribunal no permitió la pregunta por considerarla fuera de lugar.
Acto seguido, Gutiérrez preguntó a Alejandra si sabía distinguir un soldado de cada fuerza y hasta le consultó por los uniformes de los soldados que realizaron allanamientos en su casa. A las preguntas, la respuesta fue el repudio general de los asistentes.
Otros testigos siguieron declarando entre el 16 y 17 de septiembre de 2014 como por ejemplo Aedo Juárez de quien decíamos que no escuchaba bien pero que cuenta con una memoria envidiable. El propio Juárez fue víctima del Terrorismo de Estado. Según contó, fue concejal por Punta Alta y sabía que el Golpe se estaba gestionando. Juárez fue secretario del Concejo Deliberante de la localidad nombrada y en 1975 fue citado, junto al presidente del cuerpo deliberativo a reuniones que se hacían en Puerto Belgrano en donde los altos jefes convocaban a representantes políticos para hablar sobre la necesidad de la Marina de contar con colaboradores para combatir la “subversión”.
Luego de dar detalles de lo vivido y lo sufrido, Juárez se refirió a su traslado como detenido el cual fue reflejado por fotografías publicadas al otro día del hecho, en el diario La Nueva Provincia. Juárez consideró esa imagen como un diploma ya que “ahí me gradué de delincuente”. Para el testigo esa foto era un certificado de defunción social: “Me colocaron en un lugar donde la sociedad me castigaba”, afirmó.
Un total de doce testigos fueron los que, al igual que Juárez, prestaron testimonio durante las audiencias del 16 y 17 de septiembre.
Tomando lista en primavera
Las audiencias del 29 y del 30 de septiembre nos trajeron un nuevo tema para informar y que tenía que ver con las asistencias y las no asistencias de acusados a las mismas. Hablábamos en ese momento de un bajísimo porcentaje de concurrencia, de justificaciones certificadas respecto a problemas de salud y de citas con médicos que justo fueron dadas para las fechas de audiencia.
Pero recordemos que había imputados, y los hay, que siguen el juicio por videoconferencia desde lo tribunales de Comodoro Py en Capital Federal.
Desde allí, una secretaria es la que suele informar al tribunal, quiénes se encuentran en la sala pero durante esas audiencias de septiembre el juez José Triputti, desde Bahía Blanca, tomó lista de los imputados en Comodoro Py e incluso pidió que cada uno que era nombrado se acerque a la cámara y levante la mano para poder ser visto desde nuestra ciudad. Esto se hizo a fin de evitar irregularidades y que no ocurra que se diga que un acusado está en la audiencia cuando en realidad no es así.
EcoDias describió la poco seria situación como similar a la de una escuela secundaria en la que se verifica que ningún alumno se haga la rata. Publicábamos en aquella nota sobre el tema: Cierto es también que el historial y prontuario de los represores y de una parte de la justicia argentina llaman a la desconfianza y a no tener más remedio que tomar lista como se hizo. La cuestión es que después de todo esto, que se hizo tanto en la audiencia del lunes como en la del martes, hubo un juicio que entre los dos días juntó los testimonios de seis testigos.
Entre esos testigos estaba Silvia Becerra que en 1976 trabajaba en la Organización Mercantil Punta Alta y que durante junio de 2014, dijo, recibió llamados anónimos a la hora de la siesta en los que se escuchaban la respiración de una persona que luego cortaba la comunicación.
En esos casi 3 meses de juicio, estos fueron algunos de los hechos que ocurrieron. Quizás mucho, quizás pocos, según la óptica de cada uno aunque tal vez sea cierto que el espacio entre audiencia y audiencia es demasiado amplio y demora el camino hacia la sentencia. Y es que ya pasó más de un año de ese 8 de julio, no es un dato menor.
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