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Maradona, la virgen y las granadas
En las últimas audiencias se desarrollaron los alegatos por parte de las defensas de los 19 imputados. Antes de ello, prestó declaración el acusado Jorge Granada.
Categoría: Derechos Humanos

En las últimas audiencias se desarrollaron los
alegatos por parte de las defensas de los 19 imputados. Antes de ello, prestó
declaración el acusado Jorge Granada.

La nada misma. Esa fue la
sensación que nos llevamos de las últimas audiencias del juicio contra 17
represores por crímenes de lesa humanidad en Bahía Blanca.
Es que en este tramo le tocaba a los abogados defensores hacer sus
correspondientes alegatos y era un momento que muchos esperábamos para ver qué
iban a decir respecto a sus defendidos, teniendo en frente tanta prueba y
tantos testigos que los incriminan por delitos atroces. A veces si no hay nada
para decir, mejor quedarse callado, sin embargo, los abogados deben cumplir con
su trabajo, y claro, deben decir algo aunque ese algo sea un vacío total.
Recordamos que tanto los alegatos de las querellas como de la fiscalía, duraron
varias y largas jornadas. Para que los lectores y lectoras se den una idea de
lo que fue el trabajo de la defensa, solo el alegato del defensor Hernán Vidal
alcanzo para completar simplemente una mañana de audiencia.

El sainete
Frases totalmente repudiables, frases huecas, vacías de contenido y
conceptos carentes de seriedad.
Desde dudar de la capacidad del fiscal Félix Crous por su pasado televisivo,
pasando por criticar al fiscal Córdoba por jugadas “maradonianas”, hasta
afirmar que en Bahía podría haber habido más desaparecidos en caso de que
hubiesen venido diez comandos.
En el medio, un vaso de agua que se volcó en las hojas de Vidal y sensaciones
de bronca por parte de los presentes. Los periodistas, por nuestra ubicación no
podemos ver claramente al público pero sí escuchamos y así fue que pudimos oír
alguna risa de esas se caen cuando algo que se está diciendo realmente indigna.
A quien sí pudimos divisar es a Celia Jinsky de Korsunsky, Madre de Plaza de
Mayo de Bahía Blanca. Allí estaba, unos metros atrás de Vidal, con su pañuelo
en la cabeza, diciendo presente.

Granada, tierra soñaaada
No fue lo único de estas audiencias que tuvo como característica la nada
misma. En la del martes a la tarde, el imputado Jorge Granada prestó
declaración ante el tribunal. Pero, claro, cómo se defiende un hombre que tiene
tantos cargos en su contra los cuales fueron probados. Al igual que Méndez
cuando también declaró semanas atrás, Granada se perdió en tecnicismos sobre su
profesión y su testimonió finalizó sin haberse pronunciado inocente sobre los
delitos graves por los que podría pasar en una celda el resto de sus días.
En fin, como pasó a lo largo de todo el juicio, los acusados y sus defensores
ni siquiera tuvieron la fuerza ni las ideas ni los argumentos como para poner
trabas a la justicia, tal cómo sí lo hicieron durante años.

Granada, tierra ensangrentada
En la tarde del martes 7 de agosto de 2012, Jorge Horacio Granada, uno de
los acusados por delitos de esa humanidad, prestó declaración ante el tribunal
presidido por el juez Jorge Ferro.
Nutrido de varios sobres, hojas, apuntes y láminas, Granada habló durante toda
esa audiencia y parte de la que se desarrolló en la mañana del día posterior.
“Yo soy un hombre de Inteligencia”, dijo Granada quien adujo problemas de
sordera, consecuencia de la práctica de tiro que llevó a cabo durante su
carrera militar. Más tarde, el hombre que subrayó que, justamente, hizo toda su
carrera en Inteligencia, señaló que leyó toda la causa a través de la cual se
lo imputa, y habló de un error inicial cometido por el ex fiscal Hugo Cañón.
Cuando iba a decirlo, enseguida hizo referencia al informe de la CONADEP cuya
página 7 describe que el general Vilas llegaba a Bahía con un nutrido grupo de
lucha contra el “terrorismo” en Tucumán. El mismo estaba formado por militares,
civiles y miembros de otras fuerzas.
Luego de dar ejemplos de operativos “subversivos”, Granada cargó contra la
fiscalía y la querella aduciendo que desvalorizaron su declaración indagatoria
al igual que, destacó, ya lo había hecho la Cámara cuando afirmó que él hacía
contrainteligencia: “Yo no dije eso”.

Granada, manolo
Declaró Granada que el fiscal le quiso crear una personalidad diferente,
comentó que a él lo ascendió Alfonsín y que tiene 92 casos en contra pero no
puede determinar el hilo que los une a ellos.
Sobre asesinatos se refirió al de Daniel Bombara, caso que describió aunque se
desligó de cualquier tipo de responsabilidad.
Luego mostró Granada algunas láminas mediante las cuales explicó el
funcionamiento del Destacamento de Inteligencia aunque luego desvarió entre
conceptos y tecnicismos militares. Cuando empezó a referirse al fallecido
torturador Santiago Cruciani, sobre encima de quien Granada tenía
responsabilidad, el abogado defensor Mauricio Gutiérrez pareció comenzar a
desesperarse. Cruciani no era interrogador militar, dijo, sino un hombre de
confianza de determinadas personas que quizás cumplía con ese servicio.
Mientras tanto, daba la impresión de que Gutiérrez quería que Granada se calle e
interrumpió para pedir un cuarto intermedio. Cómo ese recurso solo lo puede
solicitar el acusado, el juez le preguntó a Granada si quería cuarto intermedió
a lo que éste respondió que no. El represor no oyó o no hizo caso al defensor.

Abogado Vidalero
En la mañana del miércoles 8 de agosto de 2012, luego de la última parte de
la declaración de Granada, el doctor Hernán Vidal, desarrolló su alegato en
representación de sus defendidos Contreras, Goncálvez y Masson.
Vidal criticó que el fiscal Horacio Azollín haya sido parte del alegato ya que
presenció solo “15 o 16” audiencias y también a Félix Crous por haber sido
parte de las cámaras sorpresa de Tinelli, por haber trabajado en medios
radiales y por haber salido en la tapa de la revista Gente. “Es más un
personaje mediático que vino a robar cámara al estilo de Figuretti que un
fiscal de un Estado democrático de Derecho que si quería acusar, si quería
alegar tendría que haber estado sentado allí”.
“Hoy han cambiado las bombas por la persecución política” denunció Vidal en
otra parte de su alegato.
Mucho más adelante reconoció que estaba tentado de llevar a la audiencia dos
granadas desactivadas, una hecha por la fábrica “Sabino Navarro” (Montoneros) y
otra de Fabricaciones Militares: “Las dos matan, la vida humana es una sola,
nadie tiene el derecho de decir cuál es la vida humana que vale más” señaló
Vidal tal vez intentando poner en la mesa la falsa teoría de los dos demonios.
Luego, Vidal hizo referencia a que no se respetó el plazo razonable de
juzgamiento e hizo alusión a las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y que
si el Estado no los juzgó no es culpa de los hoy acusados.
Respecto al concepto de Delitos de Lesa Humanidad señaló que al momento de los
hechos en el Código Penal Vigente no existía esa categoría al igual que en la
actualidad.
En la Argentina hubo salvajes de los dos lados, enfatizó y se lamentó que
Argentina sea un país de “versus”, de River y Boca. Vidal, dijo, no quiere una
Argentina de las granadas.
Para Vidal, en aquella época hubo una guerra y no una ficción. Como si algo le
faltara, esbozó una defensa del diario La Nueva Provincia dando a entender que se
no se debería atacar a la prensa.
En otro momento, dedicó tiempo a los testigos del juicio de quienes dijo fueron
preparados por las psicólogas y hasta hizo alusión a las relaciones familiares
de algunas.
Entre las frases más repudiables, se destacó una que mencionó una mientras se
ocupaba de las acusaciones contra Masson. Señaló que si hubieran venido diez comandos,
en Bahía no habría los desaparecidos que hay, habría muchos más. Como si no
fuese algo imaginable.
En otro tramo, por haber acusado, según él, a Masson sin pruebas, destacó que el
fiscal Abel Córdoba tuvo una actitud maradoniana en referencia a aquel gol con
la mano que Diego le hizo a Inglaterra.
Luego de pedir la absolución de Contreras, Goncálvez y Masson, Vidal finalizó
de la siguiente manera: “Agradezco a Dios nuestro señor y a la santísima Virgen
de la Merced, patrona de las Fuerzas Armadas y de seguridad de la patria, que
hayan iluminado mi mente, dirigido mi pluma e inspirado mi palabra para
realizar el presente alegato a favor de mis defendidos”. Fue el primer alegato
que nadie aplaudió.
Por la tarde, Eduardo San Emeterio, con película incluida, solicitó en su
alegato la absolución de Forchetti y Abelleira.

Vedettes
San Emeterio y
Vidal fueron quienes, como en los mejores sainetes, le pusieron histrionismo a
las audiencias del martes y del miércoles. Pero no es novedad, ya nos tienen
acostumbrados: Vidal es el mismo que una vez le sacó la lengua a la cámara de
EcoDias y el mismo que denunció que al final de una audiencia lo trataron de
sorete o soretito.

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2012-08-13 12:23:00
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