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Los conscriptos saben cosas
Aníbal Agotborde fue el primer testigo en declarar en la reanudación del juicio a 25 imputados por crímenes de lesa humanidad. Agotborde cumplió el servicio militar en la Base Naval Puerto Belgrano entre 1975 y 1976 y entre varios datos habló del nacimiento de un bebé que fue separado de su madre.
Categoría: Derechos Humanos

Se reanudó el tercer juicio a represores que se está desarrollando en Bahía Blanca por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar. La primera audiencia de 2015 se realizó el martes 3 de febrero por la mañana, siguió en horas de la tarde y tuvo continuación durante el día miércoles 4. Faltando unos veinte minutos para las 10 de la mañana del martes, los jueces que integran el tribunal ingresaron al escenario del Aula Magna que la UNS tiene en Colón 80 y dieron inicio a la audiencia que tuvo como primer testigo a Aníbal Agotborde. Su testimonio fue pedido en el marco de la causa número 1103 conocida como “Armada Argentina” y caratulada como “Fracassi, Eduardo René y otros…” que comprende los delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar bajo el ámbito de la Armada Argentina, específicamente en la Base Naval Puerto Belgrano.

Por esta causa, el juicio tiene 25 imputados que son Víctor Aguirre, Luis Bustos, Felipe Ayala, Raúl Domínguez, Víctor Fogelman, Francisco Martínez Loydi, Héctor Selaya, Carlos Stricker, Alejandro Lawless, Leandro Maloberti, Domingo Negrete, Néstor Nogués, Tomás Carrizo, Oscar Castro, Raúl Otero, Gerardo Pazos, Pedro Pila y José Luis Rippa. A estos se les suma, Guillermo González Chipont, Félix Cornelli, Enrique De León, Eduardo Fracassi, Manuel García Tallada, Edmundo Núñez y Luis Pons.

Agotborde es nacido en 1954, jubilado, ex empleado municipal; la importancia de su declaración radica en que cumplió con el por entonces servicio militar obligatorio entre 1975 y 1976 en la Base Naval Puerto Belgrano. Entre varios datos importantes que brindó en sus respuestas a las preguntas de las partes, Agotborde habló del nacimiento de un bebé que habría sido separado de su mamá. La mujer seria una víctima que se encontraba secuestrada en el Buque 9 de Julio donde Agotborde hacía guardias.

El testigo repudió todo lo que allí ocurría haciendo hincapié en el brutal trato que los represores daban a las víctimas. Incluso resaltó que llegó a sufrir descomposturas por los castigos a los que eran sometidas las personas secuestradas y también dijo que los conscriptos eran partícipes involuntarios de todo lo que pasó en ese lugar.


Cazadores de ratas al mando de ratas

Según relató en los primeros minutos de su declaración, Aníbal Agotborde entró a cumplir con el por entonces servicio militar obligatorio el 6 de octubre de 1975, finalizando su labor el 6 de diciembre de 1976 en la Base Naval Puerto Belgrano. Ya esas fechas indican algo muy importante debido a que Agotborde estuvo en un lugar importante para la dictadura militar justamente en plena dictadura militar.

El testigo relató que inicialmente él y otros conscriptos recibieron la instrucción militar en un sitio llamado Campo Sarmiento y luego en un remolcador denominado Quilmes. La instrucción consistía en adquirir el conocimiento de lo que era el servicio militar: “En Campo Sarmiento era un lugar donde estábamos 30, 40 días para tener los conocimientos básicos de la Armada, nada más”.

En el remolcador permaneció tres meses para luego ser destinado a una compañía que según los superiores, era una compañía antiterrorista: la Compañía Pitón.

Para integrarla, se reunió a conscriptos provenientes de distintos lugares que no se conocían entre ellos y que recibieron el adiestramiento en Baterías: “Prepararnos, según ellos para la guerra anti subversiva”. De la preparación, Agotborde mencionó prácticas de tiro y armar y desarmar armas.

Agregó también que el jefe de la compañía era un capitán de fragata de infantería de Marina mientras que el teniente de tropa era un teniente de navío: Mario Bilesio Para el grupo de conscriptos de la compañía, fue acondicionada una cuadra del cuartel de la Base Naval Puerto Belgrano adonde fueron llevados.

La compañía se formó entre diciembre de 1975 y enero de 1976 al tiempo que el adiestramiento duró aproximadamente 45 días.

Días antes del Golpes de Estado de 1976, a la compañía se les designó otro lugar: “Dormíamos con ropa de fajina, con el casco como almohada”.

Los conscriptos, declaró, no tenían comunicación con la familia y a partir de los primeros días de marzo, se les prohibió la salida.

“Ese día, 24 de marzo, empezamos a salir en distintos vehículos de la Base para hacer allanamientos en sindicatos y en casas que supuestamente eran de dirigentes gremiales”.

Esa actividad se volvió frecuente tanto en Bahía como en Punta Alta: “Hasta 60, 70 días del golpe de Estado, se hacían periódicamente….”.

Su función y la de los otros conscriptos era la de apoyo a los oficiales que efectuaban cada allanamiento. Los operativos, describió Agotborde, se hacían de manera violenta, pateando puertas y golpeando gente. Consultado sobre una orden judicial para efectuar los allanamientos, afirmó: “No había ninguna orden”.

Agotborde explicó participaba una parte de la compañía y que era trasladada en camiones y camionetas de la Base Naval Puerto Belgrano.

En cuanto a lo que se hacía, declaró: “Se sacaba a la gente de las viviendas o que había en los sindicatos”. Las personas, esposadas y encapuchadas eran luego llevadas a la Base.

Agotborde señaló que cada vez que se hacía un operativo, los conscriptos no sabían a qué dirección los estaban trasladando para llevarlo a cabo: “Ellos nos llevaban y íbamos”.

Los operativos que para los superiores significaban una situación normal, se

realizaban de día, de noche o a la madrugada. Agotborde dijo que no hubo

heridos ni muertos en los allanamientos que le tocó presenciar y comentó que en

dos o tres oportunidades en Punta Alta hubo operativos en conjunto con el

ejército.

Como ya se dijo, las víctimas eran trasladadas a la Base, pasando el Puesto 1 a mano izquierda, donde las castigaban para después darles otro destino.

Al respecto, el testigo habló del Crucero 9 de Julio el cual estaba fuera de servicio y se utilizaba como cárcel: “Yo hice guardia en ese buque” declaró y agregó que esa labor la tuvo que hacer por aproximadamente seis meses. Los primeros tres o cuatro días, la guardia la cumplía en el interior pero después, al sentirse descompuesto, hacía la guardia en la cubierta. Más adelante diría la causa de sus descomposturas las cuales referían a no soportar el maltrato sufrido por las víctimas.

Testimonió Agotborde que el buque tenía más de veinte camarotes a los cuales él no tenía acceso y donde eran alojados los detenidos. Cuando éstos querían ir al baño, eran llevados por los suboficiales.

Si bien no pudo especificar la cantidad de secuestrados, dijo que eran muchos y que no tenían noción de dónde se encontraban. Relató además que cuando venían los colectivos de la Base traían más de 20 personas para dejar en los camarotes: “Algunos se imaginaban que estaban en el sur”.

Las guardias de Agotborde duraban doce horas y luego tenía un día entero de franco. En la cubierta donde él estaba había otros dos conscriptos y adentro había más: “El buque estaba infestado de ratas, nosotros cazábamos ratas con los hilos de cobre de cable de corriente”.

En muchas ocasiones las víctimas eran golpeadas por “provocar disturbios”.

Consultado sobre qué quería decir eso, respondió: “Para ellos (los represores) provocar disturbios era que pedían higienizarse, pedían atención médica. La atención médica era muy precaria…”. Por esos pedidos surgían los castigos: “De manera brutal eran castigados…”.


Un nacimiento

Tal vez el dato más importante aportado por Agotborde en su declaración refiere a la posibilidad de que en el Crucero 9 de Julio, centro clandestino de detención que funcionó en la Base Naval Puerto Belgrano, se produjo un nacimiento: “Yo estaba una noche de guardia y hubo un nacimiento, atendieron a la mujer que tuvo familia, los médicos se llevaron al bebé y la mujer quedó ahí”. Agotborde dijo que según le contaron sus compañeros, el abuso hacia las mujeres era constante. Por su parte también afirmó que la forma de interrogar a todos en general era a través de los golpes brutales.

Agotborde hizo lugar a que se decía que durante las noches se hacían traslados y manifestó: “Nosotros no podíamos hablar ni opinar de nada”. En ese sentido, explicó: “Ellos (los represores) solo decían que no podíamos hablar de lo que habíamos vivido dentro de la Base”. Decir algo era tomado como una traición a la patria.

Ya para noviembre de 1976, cerca de la fecha para que le den la baja a Agotborde “todavía había muchos presos en el Crucero 9 de julio”.

El testigo dijo no saber de la existencia de personas muertas y dejando aún más en claro la situación de los conscriptos, afirmó que previo al Golpe de Estado: “Ninguno de nosotros sabíamos qué iba a ocurrir”.

Agotborde afirmó no tener miedo por estar declarando en el juicio: “Nosotros éramos partícipes involuntarios de esto, partícipes porque veíamos lo que les pasaba”.

Según testimonió, se les decía que en caso de no cumplir con las órdenes iban a ser sometidos a Consejo de Guerra.

Agotborde comentó que a veces las víctimas recibían atención médica pero otras veces no.

“Nosotros sentíamos los gritos de cuando castigaban a los detenidos”.

Autor: Redacción Ecodías

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2015-02-19 00:00:00
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