En las últimas audiencias, entre otros testigos,
declaró desde Estados Unidos, Ruth Irupé Sanabria, hija de Alicia Partnoy y
Carlos Sanabria, ambos secuestrados en “La Escuelita”.
En el primer juicio a los represores, uno de los testimonios más esperados era
el de Alicia Partnoy, víctima de la dictadura y mantenida en cautiverio en “La
Escuelita” de Bahía Blanca. Y se esperaba la palabra de Alicia porque ella pudo
hacer un importante croquis del ex centro clandestino de detención además de
brindar datos muy relevantes sobre guardias y otras víctimas que allí
estuvieron.
Cartas con lágrimas
El 12 de enero de 1977 golpearon en la puerta de la
casa en la que en ese momento vivían Alicia Partnoy, su compañero Carlos
Sanabria y su pequeña hija Ruth: “Estaba con mi nena, mi esposo había ido a trabajar” había contado
Alicia en el primer juicio. La casa estaba en el fondo y el timbre sonaba
insistentemente. Alicia se disponía a atender., Ruth la seguía y de repente se oyeron
golpes más fuertes: “El Ejército, abra” se escuchó del otro lado y Alicia se
dio vuelta y empezó a correr por el pasillo “pensé, dudé en un instante si
llevar a la nena conmigo para saltar el tapial del fondo de mi casa. Le dí un
beso, corrí y salté. Lo último que escuché de ella en los siguientes cinco
meses fue que rompió a llorar. Sentí una bala, sentí tiros y no supe que había
pasado con ella”.
Felizmente la niña Ruth salió físicamente ilesa de la situación pero durante
años tuvo que soportar el dolor y el horror por el cual tuvo que pasar desde
tan corta edad.
Ruth Irupé Sanabria declaró en la mañana del martes 21 de agosto de 2013 a través de videoconferencia desde Estados Unidos. Allí vive desde que
se tuvo que exiliar junto a sus padres en 1979.
Por momentos en ingles y otros en castellano, Ruth declaró e hizo entender a
todos claramente los momentos que vivió ya que para comprender eso el idioma es
universal.
Hoy con 38 años, Ruth señaló que el 12 de enero de 1977 ella contaba con 18 meses
y que las memorias que tiene de aquel episodio son viscerales, imágenes.
Relató que se encontraba jugando en el pasillo de la casa cuando de repente se
escucharon golpes muy fuertes. De repente, sus gritos y los de su madre se
confundieron con los de los soldados que estaban del otro lado e la puerta. Fue
allí cuando Ruth sintió que su mamá se iba.
Ruth supo con el tiempo que alguien la llevó a la casa de una vecina y que
luego fue rescatada por su abuela.
Ese día su abuelo Carlos pasó en bicicleta, vio el operativo y por eso avisó a
su mujer. De allí que rápidamente su abuela tomara contacto con ella.
“Me han robado el derecho a vivir en mi país sin temor a la muerte y la
persecución”, expresó Ruth quien también dijo que le robaron el derecho a tener
una infancia normal junto a sus papás. Ruth habló de que las heridas
psicológicas impactan todos los días.
Luego del secuestro de su madre, Ruth vivió en casa de su abuela y lo único que
recuerda es la oscuridad ya que por lo sucedido permanecían con las persianas
cerradas: “Me acuerdo un silencio tremendo, silencio en la casa”.
En su cabeza todavía están las imágenes de cuando con su abuela salían a buscar
a Alicia en las oficinas oficiales y cómo su abuela rogaba por información: “Me
acuerdo del odio con el que nos trataban”.
“También me acuerdo que no podía hablar”, comentó Ruth que no podía decirle a
nadie quién era ni qué había pasado con sus padres: “No podía hacer amigos,
tenía que reconstruir una identidad falsa”.
Siendo tan niña, veía cómo sus abuelos peleaban por no poder encontrar a
Alicia: “Creo que ellos se sentían muy culpables”.
Cuando a Alicia Partnoy la trasladan a la cárcel de Devoto y su familia se
entera de ello, debían esperar horas y horas en filas que tenían que formar
para poder verla.
Finalmente Ruth pudo ver a su mamá pero la pesadilla no había terminado: “La
peor sensación para mí fue no poder reconocer a mi madre porque todas las
mujeres (en la cárcel) lucían igual”.
Con el tiempo, Ruth comprendió que su madre había sido torturada y de ahí el no
poder reconocerla.
El año pasado, Alicia le entregó a su hija un paquete con cuentos que le había
escrito durante el cautiverio pero que nunca llegaron a sus manos. Todas las
cartas decían “Censurado”: “Fue una violencia tratando de criminalizar el amor
entre hija y madre”. Todas esas cartas estaban llenas de gotas de lágrimas.
En su declaración, Ruth afirmó que emotivamente a los cinco años ella era hija
de sus abuelos ya que se sentía identificada de esa manera.
Exilio obligado
Cuando los padres quedan libres, éstos y Ruth se van obligadamente a
Estados Unidos lo cual para Ruth fue como destruirle la vida por segunda vez ya
que estar con su mamá le resultaba extraño: “No tendría que haber sido de una
forma tan brutal”.
Carlos Sanabria esperaba a Alicia y a su hija en el país del norte y allí
esperaban también diferentes medios de comunicación. Ruth recuerda los flashes
de los fotógrafos y que en el exilio crearon una nueva familia “la familia de
refugiados”.
Uno de los aspectos más difíciles del exilio es ser testigo de los traumas
psicológicos, contó Ruth. Finalmente sus papás se divorciaron y Alicia volvió a
hacer pareja: “Mi mamá nunca paró de luchar, era como una obsesión”, destacó
Ruth quien ahora, una mujer, se llenó de valentía para testimoniar sobre tanto
dolor vivido para que los responsables de su sufrimiento tengan la condena que
merecen.
Más testimonios
Hubo más testigos tanto en la audiencia del martes como en la siguiente del
miércoles 21 a la mañana.
El primero en hacerlo fue Enrique Macchi quien fuera militante de la Juventud
Universitaria Peronista y secuestrado en enero de 1977 en la ciudad de Bolívar.
Su hermano Vicente Macchi también declaró y señaló que recuerda haber escuchado
la voz de Zulma Izurieta a quien ya conocía con anterioridad.
Juan Ángel Arrieta fue otro de los testigos y lo hizo por el caso del secuestro
de los alumnos de la escuela ENET.
Otro de los testigos fue Antonino Zoccali cuyo hijo, Renato, también estudiante
de esa escuela, fue secuestrado: “Un desastre para mi señora, a los golpes,
golpeándose la cabeza contra la pared…”.
Antonino señaló que tras la liberación, su hijo quedó totalmente destrozado,
física y psicológicamente: “No había forma de componerlo”.
Durante la tarde declararon Sergio Laluk ex policía de Bahía Blanca y Alberto
Vitali quien fuera médico de la policía de La Plata.
Por otra parte, en la mañana del miércoles 21 de agosto, declaró Mónica Mussi,
hermana menor de Julio Mussi secuestrado en 1977 en la localidad de Comodoro
Rivadavia.
Más tarde hizo lo propio Norma Ester Romero, hermana de María Elena Romero y
Graciela Elisa Romero ambas sufrieron cautiverio en “La Escuelita” en donde
nació el bebé de Graciela aún desaparecido.
Fechas de audiencias para septiembre
Martes 2 a partir de las 14 hs.
Miércoles 3 a partir de las 9 hs.
Martes 10 y miércoles 11 desde las 9 hs.
Miércoles 25 y jueves 26 desde las 9 hs.
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