Lenta pero llega. Con 40 años de atraso continúan las audiencias en el 4to Juicio por delitos de Lesa Humanidad. En ambas jornadas declararon 10 testigos en total ante una gran asistencia de público en general, a los que se sumaron Alumnos del Colegio Nacional, y alumnos de un Centro de Estudiantes de la Carrera de Abogacía de la Universidad Nacional del Sur.
El martes 15 de noviembre la audiencia empezó alrededor de las 15:40 hs. El testimonio de Nora Rivera, proveniente de la ciudad de Neuquén, para atestiguar en los casos Elida Sifuentes y Gladys Sepúlveda. Comentó cómo, al ser trasladada a la Unidad Penitenciaria N°9, las vio en un pasillo y que habían sido detenidas en el llamado “operativo Cutral Co”, en junio del 76, junto a Jorge Asenjo que aun está desaparecido. Relató también cómo la secuestraron y trasladaron a Bahía Blanca y que recién tomó conocimiento que estuvo en La Escuelita cuando declaró por primera vez en la APDH. Puso también en palabras el agradecimiento a las personas que contribuyeron para que hoy estén todos ahí: “mi agradecimiento eterno a la APDH de Neuquén y de Bahía Blanca, a Noemí Labrune, al Fiscal Hugo Cañón que nos ayudó a confiar nuevamente en la justicia aún en Bahía Blanca”.
Eva Libertad Garrido, fue la segunda testigo en declarar, lo hizo a través de video conferencia desde Neuquén, su relato correspondió también a los casos de las víctimas Sepúlveda y Sifuentes; al igual que el tercer testigo, Raúl Héctor González. Este último junto a Juan Uribe, declararon por video conferencia desde la ciudad de Neuquén. Uribe, chofer del camión de la Alcaldía de la Policía, dijo haber trasladado gente tres o cuatro veces, el Tribunal interrumpió su declaración pidió extraer el testimonio.
El quinto y último testigo de la audiencia fue Francisco Tropeano, en el ’76 pertenecía al Movimiento Regional de Agricultores de la Patagonia, su declaración la hizo en Colón 80.
Miércoles
El miércoles 16 por la mañana comenzó con la declaración del testigo Marco Antonio Seminario Ramos, oriundo de Neuquén, cuyo hermano Javier Octavio continúa desaparecido y en cuyo secuestro estarían involucrados imputados de este juicio.
Fue el turno de Emilio Enrique Dacosta Acevedo, quien al momento de los hechos vivía en el denominado barrio “Palihue Chico”. Formaba parte de la Sociedad de fomento del barrio y compartía trabajo barrial y social junto a Zulma Matzkin, Manuel Tarchitzky, Zulma Izurueta “la Vasca”, Alejandro Mónaco, todos ellos militantes de la JUP al día de hoy desaparecidos. El testigo trabajaba en una obra, en la construcción del Barrio Mapuche de nuestra ciudad en el año 1976, y allí lo busca el ejército y lo detiene. Lo llevan a la comisaría 1ra, “fui directamente masacrado” dijo y recordó cómo le preguntaban por Zulma, por la Vasca y el resto de los militantes del barrio. “Querían saber donde vivían, y me preguntaban por las armas, y no sé qué querían que les diga, si nunca me mostraron nada, ni de juguete…tenían un ensañe conmigo”. Allí también fue torturado con picana eléctrica amarrado a una cama, “en un momento faltó agua para tirarme y un policía me orino arriba… para que la corriente me diera más fuerte”. De esa comisaría lo llevan a un lugar donde pasa 10 días atado y vendado, sin que nadie le dijera nada. Era el Centro Clandestino de Detención La Escuelita donde es sometido a tortura durante tres meses. En su secuestro antes que lo suelten sintió como una chica embarazada pidió ayuda porque tenía problemas y narró cómo una noche percibieron que llegaron muchos de los guardias o torturadores, todos borrachos y se sintió los gritos de las mujeres que pedían auxilio y eran abusadas “Fue desesperante”, dijo.
Luego fue el turno del testigo Jorge René Brizzio secuestrado con 19 años, cuando era estudiante de la UNS, trabajaba en Ferrocarriles Argentinos y militaba en el Partido Comunista.
¿A quién se le reclama?
Luego de un breve cuarto intermedio, llegó frente al Tribunal la testigo Cristina Cevoli. Su marido, Eduardo Chironi, fue secuestrado en diciembre de 1976, en Viedma, traído al V Cuerpo de Ejército, para ser pasado luego al CCD La Escuelita. Su caso ya se juzgó en el primer Juicio y en este tramo el imputado involucrado es Osvaldo Floridia que habría participado del secuestro de su marido. La testigo cuenta que en una nota radial que le hicieron, él admite que llevaba gente detenida y la trasladaba a Bahía Blanca. Cévoli luego de avisarles a los Jueces que el imputado Floridia dio entrevistas radiales, estando en prisión, les dijo que ella cree “que sería necesario hacer controles más estrictos” con quienes tienen prisión domiciliaria, ya que le dijeron que a Floridia se lo vio jugando en la playa con los nietos. Cuando iba a explicar el por qué de su pedido fue interrumpida por el juez Martín Bava diciéndole al fiscal que prosiga con las preguntas ya que la testigo le “está haciendo recomendaciones al Tribunal”.
El fiscal Miguel Palazzani le señaló que el reclamo de la testigo era legítimo. Ante esto sobrevinieron una serie de exposiciones discursivas de los jueces al mejor estilo sainete, por turnos fueron mostrándose desde el escenario de Colón 80.
Luego de Bava, apareció el juez Triputti quien a la testigo sentada frente él le dijo que “si los gobiernos democráticos nombraran jueces, los juicios no serían tan largos, nosotros somos extranjeros acá” y que “la justicia de Bahía Blanca naufragó en su momento hasta que vinimos nosotros”, le marcó un poco pedagógico “¿Entiende?”. Comenzó luego su letanía “Nosotros hace seis años que venimos acá y dejamos nuestras familias”, “le digo esto porque yo he escuchado algunas críticas… lo que ha hecho este tribunal no lo ha hecho ningún tribunal en el país, y si los juicios se demoran, es porque los gobiernos, no nombran jueces”. Se unió el juez Bava: “Es la segunda vez que escucho la misma argumentación de gente que me increpa a mí como parte del Tribunal, que yo soy el retardo de la justicia, en cuanto a causas que ya he fallado y causas que ya he escuchado”.
Fue el Fiscal Miguel Palazzani quien hablándole a la testigo dijo que “en primer lugar, el Ministerio Publico Fiscal también es parte del Estado argentino y yo creo que usted tiene todo el derecho del mundo a pedir celeridad en estos juicios, me parece que tiene derecho a exigirlo y el estado argentino se lo tiene que dar” y le dijo “perdón por este momento, se dio así, usted tiene todo el derecho a reclamar y sígalo haciendo, porque el mérito de que se hagan estos juicios es de los familiares y de las víctimas y no de operadores de la justicia federal”. A esto el público presnete en el 4to Juicio respondió con un aplauso. Luego de los aplausos el juez Bava parecía pedir retruco al decir “son palabras muy ponderables, pero sin tribunal, no tienen juicio”. Nadie le aplaudió esa intervención.
No se retire que aun falta. Apareció -en la discusión- el juez Jorge Ferro, quien dirigiéndose al fiscal tuvo el atrevimiento de decir/preguntar/afirmar: “ya que usted fue medio sugestivo con el Poder Judicial e hizo referencia que el Ministerio público también forma parte del Estado; yo quisiera preguntarle ¿qué hizo el Ministerio Publico hasta el año 2011 en esta jurisdicción? No hizo absolutamente Nada! Y nosotros tenemos que soportar que nos vengan a cuestionar la dilación de los juicios o la demora en ciertos juicios, cuando hubo un ministerio público que no hizo absolutamente nada, y yo no he escuchado hasta este momento ninguna queja relacionado con los fiscales federales porque hasta la época del dr. Córdoba, acá no había absolutamente nada, y por eso tenemos que ser tres foráneos los que vinimos a hacer justicia”.
Ante tamaña desfachatez fue Eduardo Hidalgo, el secretario general y titular de la APDH local -víctima del Terrorismo de Estado, secuestrado y torturado, cuyo hermano y cuñada embarazada también fueron asesinados-; fue quién se levantó y dijo a viva voz “no es cierto eso, no es cierto!!!”, ante esto Ferro le dice a Hidalgo que se tiene que callar y pide hacerlo retirar de la sala con gendarmería, a lo que el titular de la APDH contestó que se retiraba y que esas “son las prioridades que tiene el tribunal”.
Ferro dirigiéndose al fiscal: “hay que calmar los ánimos y generar la responsabilidad en quien la tiene”. Ahí acordándose de la testigo frente a ellos pidió “poner los puntos sobre el testimonio que está haciendo esta señora y seguir para adelante”. El fiscal Palazzani intentó cerrar el tema interrumpido por Bava.
Quien lee a estas alturas se preguntará que pasó con la señora Cristina Cévoli. Seguía sentada a la espera de continuar SU testimonio. Lo cual hizo con una entereza sostenida seguramente por 40 años de espera para que se haga Justicia, Cuando ya había finalizado y hacía referencia a la búsqueda de Verdad nuevamente el despliegue de la letanía del esforzado trabajo de hacer bien el trabajo que tienen como jueces de la Nación. Un circunspecto Bava dirigiéndose a la esposa de Eduardo “Bachi” Chironi, víctima del terrorismo de estado fallecido sin verle la cara a la Justicia; el Bachi Chironi que vivió el secuestro y la tortura; el hombre cuyo nombre fue gritado por el entonces obispo de Viedma Miguel Esteban Hesayne pidiendo por su aparición en el Comando del V Cuerpo de Ejército: “¡Quiero saber dónde está Eduardo Chironi! ¡Sé que lo tienen ustedes acá adentro!”; a esa señora el juez Bava le explicó sus dolencias “estos juicios a mí, en lo personal, me traen consecuencias físicas personales y lo segundo es que cuando yo vine acá, nadie quería venir”. Se unió el juez Triputti agregando que él también tiene problemas de salud “de articulaciones sobre todo y de piel” por el excesivo tiempo que viaja en la ruta y que le molestaban ciertas actitudes “como ser humano, no como juez”.
Es más extenso el relato de lo vivido y escuchado en esta audiencia pero lo compartido acá basta, al menos en esta edición, para entender como cambian las cosas.
COMUNICADO
Crónica de una Audiencia Agitada
Ante los hechos de la audiencia del 16 de noviembre pasada desde los Organismos de Derechos Humanos se hizo público un comunicado que, firmado por la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Bahía Blanca (APDH), por H.I.J.O.S Regional Bahía Blanca y por la Red por el Derecho a la Identidad Bahía Blanca, . (…) “Se olvida el juez Triputti que esta ciudad a pesar de cómo se ha operado en favor de la impunidad de los genocidas desde todos los sectores del poder local y desde un diario como la Nueva Provincia, al igual que de medios que solo coyunturalmente hablan de los juicios sin opinar con compromiso en favor del fin de la impunidad, tiene una historia de lucha que permitió además que haya juicios y nunca como un aporte filantrópico del Poder Judicial. Lucha que encabezara Ernesto Malisia fundador de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Bahía Blanca, el ex fiscal Hugo Omar Cañon y los ex jueces de cámara Luis Alberto Cotter e Ignacio Larraza únicos funcionarios judiciales junto al ex juez Juan Martín Ramos Padilla a nivel nacional declararon la inconstitucionalidad de las leyes de impunidad en momentos en que NADIE, salvo los organismos, rechazaban tal atropello. Jueces como quienes ahora nos quieren borrar la historia, se silenciaran corporativamente y permitieron que se institucionalizara durante 20 años la impunidad. Ahora, creyéndose monarcas bendecidos por los dioses y no simples funcionarios con fortunas como sueldos, que pagamos también los que hace 40 años esperamos se salde la historia de sangre e impunidad de la dictadura cívico militar genocida, nos vienen a contar que si no fuera por ellos no habría juicios en la ciudad, faltando el respeto incluso a aquellos luchadores y funcionarios judiciales de la ciudad que le pusieron el pecho a las circunstancias, e insultando a la inteligencia de todos los que además sabemos que la llegada de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner al gobierno nacional permitió terminar con las leyes de impunidad e indultos, reiniciando los juicios. Es ese propio Poder Judicial Federal, incluidos ellos mismo en su memoria selectiva y sin ningún registro que los destaque como a Cañón, Cotter, Larraza y Ramos Padilla, junto al poder político cómplice de la dictadura, que miraron lo que sucedía de costado sin haber movido un dedo en ese momento para actuar como jueces comprometidos con la justicia. El Juez Bava no se quedó atrás en su pose de dios, y echó mano a un burdo argumento en cuanto a que: “ellos vienen de otras jurisdicciones, que tienen sus causas en sus lugares, y que deben venir acá y encima deben escuchar que son el “retardo de la justicia de Bahía Blanca”, una altísima mentira que nadie les ha señalado ya que evidentemente en esa memoria selectiva olvidan cuantas veces hemos reivindicado su tarea desde los organismos, y solo hemos señalado matices. Es evidente que en esa actitud corporativa y de monarcas, les molestan las observaciones o críticas pues están convencidos que son infalibles, algo que no les reconocemos ni reconoceremos nunca, mucho menos después del escándalo que promovieron con sus absurdas posiciones y conductas falsarias que ofenden la historia que nos cobija y que conocemos muy bien. El fiscal Palazzani le pidió perdón a la testigo por la discusión (…) Ante el aplauso del público presente que era mucho, el Juez Bava le contesto que sus palabras eran muy ponderables, pero “que sin Tribunal no tienen juicios”, posicionándose en una amenaza patética de que quizá ellos pueden irse y dejar todo abandonado. La escandalosa audiencia gestada por los propios jueces, la completó el Juez Ferro diciéndole al fiscal que: “ya que había sido sugestivo con el Poder Judicial y se había echo cargo que el Ministerio Publico era parte del Estado también, «yo quisiera preguntarle que HIZO EL MINISTERIO PUBLICO HASTA EL AÑO 2011 en esta jurisdicción… No hizo ABSOLUTAMENTE NADA” (…) “Es bueno hacer memoria aquí, que este tribunal cuando se inició el primer juicio realizaba tres audiencias semanales, y fue ralentizando en cada uno de los juicios posteriores y que entre el último juicio y el que hoy se desarrolla pasó un año al igual que desde aquellas tres audiencias semanales pasamos a una y media cada quince días. ¿De quién es la responsabilidad?
Nos preocupa que estos hechos hayan ocurrido con una víctima sentada en plena declaración de su historia vivida y que los jueces manifiesten molestias por el reclamo legítimo que expresó al relatar lo que sucedía con su victimario, al que este mismo tribunal le otorgó la prisión domiciliaria interpretando la ley de una manera muy particular o sea como monarcas, cuando la misma es taxativa en cuanto a que los beneficiarios de tal detención solo deben serlo por tener setenta años y una enfermedad terminal. Nos preguntamos: ¿A quién debería reclamar el incumplimiento del beneficio de su verdugo, si no es a la autoridad que la concedió?
Nos indigna la situación vivida en la audiencia, porque se ha vuelto a han avasallar a una víctima sobrevivientes. No es comprensible, ni ético, ni humanitario, que los jueces de un juicio de Lesa Humanidad y a esta altura de los hechos reiteren viejas metodologías judiciales e increpen a las víctimas.
Repudiamos el escándalo promovido por los jueces Bava, Triputti y Ferro en una audiencia y maltratando a un testigo que además fue víctima del Terrorismo de Estado. Responsabilizamos, como ya lo hemos señalado en otras oportunidades, a los jueces que integran este Tribunal Oral Federal por otorgar prisiones DOMICILIARIAS a los genocidas indiscriminadamente, porque no solamente es un mecanismo de impunidad en democracia, sino que no se arbitran adecuadamente los mecanismos de control del beneficio que les concedieron a los peores criminales que recuerda la historia argentina, poniendo en riesgo a todos los testigos y víctimas”.
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