La querella, al igual que lo hizo la Fiscalía el pasado 23 de marzo, solicitó para el acusado al final de su exposición, la pena de prisión perpetua por ser delitos de Lesa Humanidad y en el marco de un Genocidio.
Luego de algunas especificaciones técnicas sobre la participación de la Secretaria en los Juicios, la abogada refirió:
“Estos juicios no son juicios comunes”… “son de una trascendental importancia. Lo que se decida hoy en ellos fijará posiciones ante la historia y formará parte de lo que se enseñe a las generaciones futuras”… “El establecimiento de la verdad fortalece a la democracia, para lo cual la justicia penal cumple un papel trascendental”… “El ejercicio de Memoria y la producción de sentido en relación al pasado tienen una doble implicancia: funcionan como garantía de no repetición y como forma de reparación por las violaciones a los derechos humanos cometidas por el Estado”.
El padecimiento de Julio Argentino Mussi
Dejando sentado la participación de las policías provinciales, al mando del control operacional del V Cuerpo de Ejército, para la llamada “lucha contra la subversión”, incluyendo la “división cuatrerismo” que es donde actuó Boccalari y donde estuvo secuestrado Mussi, desplegó la operatividad de dicho lugar y lo sufrido por las victimas que por allí pasaban. Luego procedió a detallar el caso aquí juzgado, dejando plasmado que “Mussi debió hacer el viaje con sus ojos vendados y esposado, estando a cargo de dicho traslado oficiales de la Policía de la provincia de Buenos Aires: Cadierno y Boccalari, quienes los amenazaban con tirarlo al mar”.
“Luego de un viaje de 3 a 4 horas aproximadamente, Julio Mussi y los restantes detenidos arribaron a Bahía Blanca, siendo conducidos en camiones celulares hasta un vagón de Ferrocarril abandonado al que los captores llamaban, “el avión de madera”, que estaba en la playa de maniobras del Ferrocarril Gral. Roca de esta ciudad.
En ese sitio, Mussi permaneció secuestrado por un lapso de seis a ocho días durante los cuales no se le suministró ningún alimento ni líquido; dentro de ese período, al quinto día Mussi fue llevado a una dependencia a la que se referían denominado “sala de sesiones” o sala de torturas, sitio en el cual se aplicaba electricidad con picana”.
“Mussi se enfrentó a los agentes policiales y militares, quienes lo controlaron y redujeron a los golpes”. Debido a la golpiza y tormentos, “Mussi fue trasladado a la Brigada de Investigaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, siendo allí alojado en un calabozo en el cual Mussi estaba muy mal de salud, y en estado de agonía”, hasta que los testigos dejaron de escuchar sus gemidos. Al día de hoy Julio Mussi permanece desaparecido.
Remarcó la Abogada: “Quisiera terminar con las palabras de su hermana Elsa Mussi, que fue durante 35 años catequista: «Quiero darle cristiana sepultura a mi hermano, denme un hueso».
¿A dónde van los desaparecidos?
La abogada Fernández Avello se refirió posteriormente a la perversidad de la modalidad de desaparecer los cuerpos de los secuestrados y el peregrinar y dolor de sus familias, ante un hecho sumamente perverso y traumático como lo es no poder realizar un duelo, ante la esperanza de encontrar con vida a la persona en algún momento.
“La ausencia del cuerpo y la falta de evidencias de la muerte hicieron que el proceso quedara suspendido en un estado de liminalidad forzada. El rito queda sin concluir, de modo que la noción de desaparecido remite a la idea de suspensión: no se es, aunque se está por ser”. “La duda acerca de la existencia que acecha a los deudos lleva a la ambigüedad y al mantenimiento de una esperanza, hasta tanto no aparezcan evidencias empíricas que tracen el mapa de la dura realidad. Aun cuando se reconozca a la muerte como posibilidad casi certera, la esperanza se mantiene”. “Los familiares comienzan el peregrinar, ante el desconocimiento de no saber si está vivo o muerto y experimentan sentimientos que van desde la culpa, el miedo, la angustia, la depresión, la incertidumbre, hasta la ansiedad. Esta incertidumbre de no saber cuál es el destino de su ser querido, y la falta de información, trae como consecuencia la impotencia, rabia, frustración, sumados los problemas de tipo económico, social, psicológico y jurídico. La culpa no sólo se siente por lo que hacen, sino por lo que dejaron de hacer y por lo que permitieron que el desaparecido hiciera”. “Para aquellos que tuvieron la posibilidad de encontrar los cuerpos, la ratificación de la muerteno solamente significó sacar a la persona de la categoría de desaparecido, sino que implicó el reconocimiento social de la muerte.”
Para terminar, la querellante Mónica Fernández Avello se refirió a la desaparición del cuerpo de Mussi, recordando la súplica de su familia por encontrarlo, algo que el acusado podría dar cuenta: “Tal vez Boccalari, nos puedan informar si dio o recibió la orden de hacer desaparecer el cuerpo de Julio Argentino Mussi y dónde está. Realmente es lamentable que usted no haya visto y oído acá los testimonios de su familia sufriendo. Usted señor Boccalari puede mitigar ese dolor simplemente diciéndole dónde están”.
Al finalizar dijo la abogada que “Conforme lo que se ha venido diciendo a lo largo de este alegato es abrumadora la prueba que sindican a Boccalari como autor del padecimiento y posterior desaparición de Mussi. Para esta querella es autor directo, pero aún si el criterio de ustedes no considerara esta posibilidad dejamos abierta la posibilidad de la coautoría mediata por haber sido uno de los eslabones esenciales en la suerte corrida por la víctima”.
Seguidamente Fernández Avello pidió la pena de prisión perpetua por la comisión de los delitos de: lesa humanidad en su especificidad de genocidio, como coautor directo o en su defecto coautor mediato de la privación ilegal de la libertad agravada por amenazas y violencia en concurso real con imposición de tormentos con homicidio agravado por alevosía y por el concurso de dos o más personas de los que resultara víctima Julio Argentino Mussi. También pidió que se le revoque la prisión domiciliaria y la destitución de Boccalari de la fuerza de seguridad.
“Señores Jueces, se preguntaba y contestaba el abogado y compositor panameño Rubén Blades:
¿Adónde van los desaparecidos? Busca en el agua y en los matorrales.
¿Y por qué es que se desaparecen? Porque no todos somos iguales.
¿Y cuándo vuelve el desaparecido? Cada vez que los trae el pensamiento.
¿Cómo se le habla al desaparecido? Con la emoción apretando por dentro.
Por la Memoria, la Verdad y la Justicia, por los 30000 compañeras y compañeros detenidos desaparecidos y asesinados; en especial, por Julio Argentino Mussi y su familia es que solicito: SE HAGA JUSTICIA”.
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