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Angelitos llorones
La estrategia es la queja: incomodidad del Aula Magna, enojos por fotografías, situaciones delicadas de salud de los represores y las inhumanas condiciones de la cárcel.
Categoría: Derechos Humanos

En la quinta y sexta jornada del juicio por delitos de
lesa humanidad, los abogados defensores plagaron ambas jornadas de reclamos.
Los mismos fueron desde la presunta incomodidad del Aula Magna de la UNS y la
necesidad de cambiar de sala, enojos por fotografías sacadas a los imputados,
las supuestamente delicadas situaciones de salud de los represores y las, según
dijeron, inhumanas condiciones de detención que sufrirían en la cárcel de Villa
Floresta. Justamente allí se hizo una inspección que dejó sin efecto las
quejas.

En la jerga barrial el “llorón” es el quejoso, aquel que le encuentra la quinta
pata al gato, ese que ante una situación completamente normal y en la que se
cumplen estrictamente las reglas y requisitos para que se desarrolle a la
perfección, siempre tiene algo para decir o reclamar. Mucho de eso viene
ocurriendo en el juicio contra 19 represores acusados de crímenes de lesa
humanidad durante la dictadura en Bahía Blanca.
Dos de ellos están ausentes -García Moreno prófugo y Corres internado- y a los
otros 17 se los puede ver en cada jornada del juicio queriéndose mostrar como
cualquier bahiense, como abuelitos buenos o descomponiéndose como Mansueto
Swendsen en audiencias anteriores, quejándose como Granada o aduciendo graves
problemas de salud y malos cuidados en la cárcel en la que se encuentran
detenidos. Y delante de ellos están sus abogados defensores que aprovechan cada
momento para despacharse con una ola de reclamos. Sus defendidos están siendo
juzgados por secuestros, torturas, tratos infrahumanos, desapariciones,
muertes, de no dar ninguna garantía ni derecho. Todos ellos hoy tienen, como
corresponde, todas las de la ley para que se desarrolle un juicio justo pero no
les alcanza.
La quinta audiencia del juicio arrancó el martes 12 de julio y como todas las
anteriores consistió en la lectura de los requerimientos de elevación a juicio.
Sin embargo, cuando se dicta un cuarto intermedio, a la vuelta de éste, los
defensores aprovechan para hacer oír sus peticiones. Así ocurrió ese martes
cuando el abogado Eduardo San Emeterio, quien asiste a Vicente Forchetti y
Jorge Granada, se paró y dijo sentirse menoscabado como profesional. Dicha
apreciación la argumentó con reclamos que tuvieron que ver con la presunta
incomodidad que causaría al juicio el Aula Magna de la UNS. Según San Emeterio,
de la manera en que está dispuesto el tribunal no puede ver la actitud y los
gestos de un testigo. Por esa razón pidió que el tribunal se constituya en su
asiento natural, el Tribunal Oral Federal o bien se hagan modificaciones en la
sala actual. San Emeterio, dijo sentirse afectado en su decoro profesional.
Tanto la querella como el fiscal Abel Córdoba rechazaron dicha petición debido
a la necesidad de resguardar la asistencia de público y la publicidad del
juicio.
Por su parte el defensor oficial, Gustavo Rodríguez hizo hincapié en algo que
no deja de ser cierto como la escasa presencia de público en las audiencias
aunque es visible que dicho argumento se lo utiliza con otros fines. Rodríguez
también pidió que se cambie el escenario del juicio y se desarrolle en el
Tribunal Oral Federal.
Como respuesta, el juez Jorge Ferro dijo que se están pensando modificaciones
en la disposición del tribunal en el Aula Magna pero que más allá de eso, las
audiencias van a seguir llevándose a cabo en ese ámbito de la UNS.

Las cucarachas
Las pintorescas actuaciones de los abogados defensores no terminaron allí.
En medio de todo esto, el doctor Mauricio Gutiérrez, quien asiste a Méndez,
Granada, Taffarel y Condal se quejó por una serie de fotos que personal de
Gendarmería tomó a sus clientes antes de que arranque la audiencia. Es cierto,
que efectivos de esa fuerza estuvieron sacando fotografías ya que, según se
comentó, debían presentar un informe respecto a las condiciones de seguridad
del juicio. Obviamente en algunas de esas fotos aparecen los represores, sin
embargo, Gutiérrez señaló que ello afecta la privacidad de éstos y pidió que
las fotos sean devueltas. Si bien el juez prometió hablar con los miembros de
Gendarmería para saber la razón de las fotos, también pidió comprensión ya que
se trata de un juicio público en donde la privacidad queda limitada.
Todo este periplo de los abogados duró casi cuarenta minutos que incluyeron además
un largo cuestionamiento de las condiciones de detención de los acusados,
amparándose en los presuntos delicados estados de salud y la ancianidad que
revisten.
Respecto a las instalaciones de la cárcel de Villa Floresta en donde son
alojados, Gutiérrez habló de suciedad, falta de médicos, cucarachas que caminan
por los techos y baños que son letrinas. La defensa oficial también se
pronunció al respecto, habló de hacinamiento y otro abogado llegó a hablar de
condiciones “infrahumanas”. Todo esto para solicitar finalmente la prisión
domiciliaria de los represores.
Por su parte, el juez Ferro señaló que el estado de las cárceles
lamentablemente suele ser el mismo en todo el país para todos los presos. A la
vez, afirmó que se ordenó al responsable de la unidad penal que se arbitren
todos los medios para preservar el estado de salud de los procesados y se
prometió una inspección ocular, que finalmente se hizo, de la Unidad 4 de Villa
Floresta.
El propio represor Jorge Granada fue parte de este tipo de intervenciones al
tomar el micrófono y hablar ante el tribunal. Según dijo “tiene la suerte de
ser tratado como un delincuente común” por lo cual no se quejó de su situación
sino de la de sus compañeros a la que calificó de “espantosa”.
Al día siguiente, en la sexta audiencia, la defensa pública ni siquiera dejó
comenzar el juicio con las formalidades que requiere habitualmente y volvió a
la carga con las cuestiones de salud de los defendidos. Se quejó porque no se
habrían realizado los exámenes pedidos una semana atrás y pidió con carácter de
urgencia la atención médica para sus diez defendidos así como la presencia de
un médico oficial en la sala.
En este caso, el juez informó que en el ámbito de la universidad existe un
médico de Gendarmería Nacional lo cual quedó reflejado en la asistencia que se
hizo a Mansueto Swendsen cuando éste se descompuso y volvió a insistir con la
inspección para verificar las condiciones de detención.

La inspección a la cárcel. Atención
garantizada
Finalmente la tan requerida inspección a la Unidad 4 se realizó. La sexta
audiencia finalizó con la lectura de los requerimientos y esa misma tarde todas
las partes asistieron al penal a verificar si las condiciones eran como
afirmaban los represores y sus abogados. La prensa no estuvo autorizada a
asistir pero EcoDias pudo dialogar después con Walter Larrea, abogado de la
querella quien manifestó: “Recorrimos todos los lugares de detención donde
están alojados los imputados y la verdad si se me permite la expresión hay que
considerar que no es un country ni un petit hotel en el cual estas personas se
encuentran alojadas por propia determinación. Es una unidad carcelaria en la
cual están privados de su libertad por la comisión de delitos aberrantes. Y en
tal sentido y más allá de la valoración que uno pueda hacer de las
características de los delitos que se les imputan, las condiciones de
habitabilidad y de atención médica están perfectamente garantizadas, insisto,
considerando que ésta es una unidad carcelaria pero tienen sus correspondientes
baños, tienen su espacio digamos de recreación y de estar al aire libre. Hay
imputados que se encuentran ubicados en como una especie de celda común donde
hay cinco personas, en otra celda contigua existen tres imputados alojados,
después hay personas que tienen su celda de tipo individual con las
características que tiene un establecimiento penal. Y lejos de estar en
condiciones inhumanas, están, hasta yo me atrevería decir, quizás un poco
mejor, que lo que seguramente está el resto de la población carcelaria de la Unidad
4”.
Según Larrea, en conversaciones con personal médico se señaló que ninguno de
los imputados pidió ser sometido a revisaciones fuera de las de rutina: “El
médico y el director del penal explicaron cuál es el mecanismo en caso de
alguna contingencia de salud tanto con estos imputados como con cualquiera y en
definitiva no existe ningún indicio de que las condiciones de detención que
tienen estos imputados, estén atentando contra las garantías constitucionales”.
En declaraciones a la prensa, el juez Ferro volvió a hacer hincapié en que las
condiciones lamentablemente no son buenas en la mayoría de las cárceles del
país, describió detalles de cómo viven los acusados e informó que se puso aún
mayor énfasis en la cuestión salud ordenando una evaluación psicofísica para
todos los imputados. De sus palabras se percibe que si bien la situación no es
excelente, tampoco es como afirman los defensores.
Finalmente se adelantó que todos ellos continuarán detenidos en el penal de
Villa Floresta, descartando así la prisión domiciliaria. En definitiva, se
cumplió con todo lo que se dispuso en la sala de audiencias, se verificaron las
condiciones de detención y se llegó a lo realmente justo: cárcel común.
Acostumbrados a tantas situaciones de impunidad ocurridas durante la etapa
previa al juicio, esta vez las artimañas no dieron resultado y la justicia
parece ir llegando. En declaraciones a FM De la Calle, el fiscal Abel Córdoba
brindó un detalle que habla por si solo de la visita a la unidad penal: “Alguno
de los imputados manifestó que le parecía denigrante que tres coroneles u
oficiales del Ejército Argentino se encuentren en una celda como la que estaba
señalando y eso creo que grafica lo que está pendiente que es la aceptación
personal de imputado en una causa más allá de la jerarquía o grados que hayan
logrado en su carrera militar”.

Lo que viene
Debido a la feria judicial,
el juicio entró en una pausa para reanudarse el martes 2 de agosto, siempre a
las 9 de la mañana. Continuará el 3, 10 y 11 de agosto, y de ahí pausa hasta el
miércoles 24 y el jueves 25 de agosto, día en que se realizará una inspección
ocular en el ex centro clandestino de detención “La Escuelita” y en el Comando
V Cuerpo de Ejército. Luego las audiencias seguirán los días martes 30,
miércoles 31 de agosto y jueves 1 de septiembre.

La situación de Corres
Durante la sexta audiencia, la abogada por la querella Mónica Fernández
Avello, solicitó que las pericias realizadas a Julián “Laucha” Corres,
internado en un hospital militar de Capital Federal, indiquen si éste puede
participar del juicio mediante videoconferencia. Al cierre de esta edición no
había novedades sobre este tema.




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2011-07-18 10:55:00
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