Continúa la etapa de testimonios en el 4to
Juicio de Lesa Humanidad. Durante los dos días de audiencias declararon 9
testigos en total. En ambas audiencias se contó con la presencia de 7
represores en la sala y el resto sigue el proceso por videoconferencia desde
diferentes lugares del país.
La primera persona en declarar fue Gladys
Sepúlveda. Al momento de jurar ante los jueces dijo: “juro decir la verdad por
los más de los 30.000 compañeros desaparecidos”. Ella ya había declarado en
otras oportunidades en calidad de testigo por otras víctimas, en este caso vino
a referirse a su propia historia. Contó cómo fue secuestrada a los 24 años. Era
maestra y en su momento quiso acompañar la docencia con la carrera de Asistente
Social y militaba PRT. A fines de mayo del año 1976 la cesantearon y cuando en junio
se realiza el operativo Cutral-Có la policía de Río Negro la buscó por varios
sitios hasta que se entrega.
Se presentó en la policía, en la comisaría 24 de Cipolletti el 16 de junio y
ahí le dijeron que ellos no tenían nada en su contra y le mencionaron que cumplían
órdenes del Vto. Cuerpo de Ejército. Su traslado fue en patrullero a la Unidad
9 de Neuquén, donde sufrió torturas. Entre las personas que recordó estaba Elida
Sifuentes y Elida Rivera. De ese lugar fue trasladada a Bahía Blanca en avión donde
también sufrió insultos y maltratos. Recordó cómo cuando bajaron del avión condujeron
a los secuestrados a un galpón donde nuevamente la torturaron y la interrogaron,
y que la llevaron a otro sitio que después supo que era el Centro Clandestino
de Detención La Escuelita de Bahía Blanca. Allí la dejaron en una cucheta, siempre
vendada. En ese CCD, otra vez fue torturada e interrogada.
Entre los maltratos recordó que para ir al baño tenían que pedir permiso al
guardia que la acompañaba y se quedaba allí porque no podía sacarse la venda. Relató
cuando, en una oportunidad, escuchó pedir agua a una mujer y que pudo reconocer
la voz de Cecilia Vecchi, Susana Mujica, Alicia Pifarré y Mirta Tronelli;
mujeres que continúan desaparecidas. También reconoció a Elida Sifuentes. Contó
que un día sacaron a Cecilia Vecchi y que trajeron a Mónica Morán. Ella conocía
a Mónica Morán porque participaba en grupos de teatros en Río Negro.
Gladys estuvo desde el 15 al 25 de junio de 1976 secuestrada, después la
trasladaron a la cárcel de Villa Floresta. En la cárcel le sacaron la venda y
allí vio a Elida Sifuentes. En la cárcel tuvo una revisación médica muy
violenta y le dijeron que si hacía la denuncia de lo que le había pasado, iba a
volver al lugar donde había estado antes. Para el 14 de diciembre de 1976
dividen a las presas políticas y a ella la trasladan a la cárcel de Devoto. El
traslado de la cárcel de Villa Floresta a la cárcel de Devoto fue en avión, no
estaban vendadas pero fue muy violento.
Gladys Sepúlveda se exilió en Alemania que le brindó asilo político, relató que
la libertad se la dieron en otro país que no era el de ella y que para ella fue
muy doloroso vivir en otro lugar que no sea su patria.
Cuando finalizaba su testimonio dijo: “Yo quiero recordar y agradecer al fiscal
Hugo Cañón, a Abel Córdoba por su trabajo, por su confianza que pude recobrar
en la justicia. También quiero agradecer a la APDH de Bahía Blanca y a la APDH
de Neuquén, en especial a la Neuquén que fue el sostén para mi familia”.
Conscriptos
Quienes también declararon fueron cuatro ex conscriptos del Vto. Cuerpo de
Ejército durante la Dictadura Cívico- Militar.
Carlos Alfredo Zoia, que declaró el martes 29 y contó que realizó el servicio
militar durante el año 1976 y parte de 1977 cuyo destino fue la Agrupación
Tropa. Declaró en una oportunidad en los juicios anteriores y allí contó parte
de la dinámica de la agrupación.
Jorge Fernández Avello, quien fue conscripto en 1977 en Baterías en Punta Alta
y de ahí fue llevado a la Compañía Hospital y luego al Comando contra la
Subversión a cargo de Ibarra, después pasó a la Banda del Ejército. Relató que
los despertaban a la noche sin programación, nombraban a algunos soldados para
que se levanten y salían a hacer operativos que desconocían el destino.
Reconoció como jefes de mando a Ibarra que estaba con Cáceres y a Ferreyra que
era subteniente en ese momento. Recordó que a Cáceres le decían “la Mula” por
como pegaba.
Otro testimonio fue el de Héctor Hugo Alfieri quien hizo el servicio militar en
1976 hasta abril de 1977, que le dieron la baja, en el Equipo Combate pero su
libreta dice Hospital. Refirió que el jefe era el Mayor Ibarra, Cáceres era el
suboficial a cargo, que Masson era subteniente. Describió que a Cáceres le
decían “la Mula” y que era un hombre difícil de tratar. También recordó a
Santamaría pero que lo trataron muy poco.
Por último el día martes declaró Néstor Eduardo Gallo que fue conscripto
durante el año 76 y le dieron la baja en el año 77. Realizó el servicio militar
en el Comando del Vto. Cuerpo de Ejército como oficinista en el Hospital
Militar. Recordó al Mayor Ibarra, al Sargento Cáceres y comentó que había
muchos oficiales y suboficiales y que todos daban órdenes a los soldados.
Ya el día miércoles 30 el único testigo de la mañana fue Horacio Raúl Cianci,
quien como muchos de los declarantes del día anterior, había hecho el servicio
militar en el Regimiento de Bahía Blanca en el Grupo “antiguerrilla” a cargo
del Mayor Ibarra de Abril del 1976 a abril de 1977. Fue testigo de los sucesos
de la época, ya que había sido designado como chofer y para la atención del
Mayor Ibarra y su familia. Al igual que otros ex conscriptos detalló la llegada
a Bahía Blanca a mediados del 76, de un grupo especial denominado “boinas
negras” provenientes supuestamente del Sur del país para “combatir la
subversión”. A pesar de ocupar ese lugar de privilegio durante los hechos, no
hizo ningún aporte significativo, aduciendo que no recordaba demasiado por el
paso del tiempo, que al ser el chofer de Ibarra “no siempre participaba” y
naturalizando los operativos de amedrentamiento a la población.
“Para ellos era una diversión”
En la tarde del miércoles, declaró en primer lugar Manuel Ortega, quien fue
víctima de la dictadura, al ser secuestrado dos veces , siendo recluido, la
segunda vez, en el Centro Clandestino La Escuelita, cuando contaba con 17 años
de edad, hechos que habrían ocurrido entre diciembre del 76, y enero, febrero
del 77. Era militante de la UES. Es secuestrado junto a Daniel Sánchez, otra
víctima y llevado a la calle Alem (Comando Radioeléctrico). Allí dice reconocer
a quien entonces era el Comisario Trujillo. En ese lugar de calle Alem, la
gente que allí estaba era de la Policía. Fue atado, fue golpeado y maltratado.
“Ahí estuvimos bastante mal, porque, parecía que el que pasaba al lado, nos
pegaba para divertirse”.
En ese lugar de Alem, habría visto al imputado Noel, luego es llevado junto a
Sánchez al Centro Clandestino La Escuelita. Allí permanecieron vendados y
atados y fueron muy castigados: “Los guardias se divertían conmigo, en sus
momentos que estaban aburridos, me levantaban de la cama y ellos se ponían en
una rueda y organizaban una pelea y peleaban ellos conmigo, otro relataba la
pelea…” “Yo siempre traté de cuando llegaban esos momentos, igual que cuando
nos torturaban, de ponerme lo más duro posible, yo siempre practique deportes
entonces resistía un poco más”.
Dijo que el lugar estaba separado en dos lugares, donde en un lado había
hombres y en el otro mujeres. Relata que en el lugar había mujeres embarazadas
que las hacían caminar. Luego relata que pudo hablar con una chica que era de
Punta Alta, y que los guardias querían obligarlos a mantener una relación
sexual, a lo que se negó. La chica le dijo que si salía, le avisara a su padre,
que era militar, que ella estaba allí. Relata que las chicas secuestradas eran
agredidas y abusadas por sus captores, cosa que después se contaban entre ellos
lo que habían hecho “para ellos era una diversión”.
Luego de un mes, aproximadamente, lo liberan junto a Sánchez dejándolos en el
Parque Independencia. Posteriormente ya en democracia, tuvo varios
inconvenientes donde le hicieron saber que lo tenían vigilado y sabiendo que
había estado secuestrado.
Madre
Luego declara la señora Claudina Linares, madre del testigo anterior, quien
estaba presente en su casa, al momento del secuestro de su hijo. Claudina
asegura que quien se llevo a su hijo era el Inspector Noel, quien él mismo se
habría presentado así, diciéndole que vaya a preguntar por su hijo a “la
Avenida Alem”. Relata que allí fue a preguntar y también a todas las comisarías
de Bahía Blanca, sin respuesta alguna. También luego de eso, fue a buscarlo al
Ejército, lo que realizaba todos los días y era atendida por el Coronel Hugo
Delmé quien le decía “quédese tranquila que el chico está, si pasa algo le
aviso.” Al liberarlo y volver a su casa, la testigo cuenta que su hijo se
encontraba muy mal, lastimado, y que había rebajado muchos kilos.
El último en declarar en esta jornada fue Carlos Alberto Messina otro ex
conscripto que realizo el Servicio Militar Obligatorio en la época de los
hechos y que como la mayoría de los anteriores ex soldados, no realizo aportes
significativos.
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