Ver una película, hacer un barrilete,
escuchar cuentos, dibujar pescadores, experimentos cotidianos, imprimir una
remera fueron algunas de las actividades propuestas por bibliotecas populares,
museos municipales y espacios culturales. En forma libre y gratuita, las
familias disfrutaron de las dos semanas de vacaciones de invierno en unas
tardes extrañamente tibias.

¡Eureka! dijo Arquímedes cuando descubrió que el volumen de agua que asciende
es igual al volumen del cuerpo sumergido. Esas mismas sensaciones de hallazgo
fueron las experimentadas por chicas, chicas y grandes que participaron de las
propuestas del Instituto Cultural en coordinación con instituciones públicas y
comunitarias.
En White
“Las actividades que realizamos el pasado fin de semana y que repetimos el
domingo son ` Mecánica de lo extraordinario`, una serie de juegos gigantes del
laboratorio del Departamento de Matemáticas de la Universidad Nacional del Sur
y los talleres `Qué impresión` y `La ciencia de juntarla en pala´, nombres de
ocasión para una versión express del taller de serigrafía `Prende` y para el
`Mecano de la marea`, un juego para construir y poner en marcha un puerto en
miniatura”, comenta Nicolás Testoni, titular de Ferrowhite Museo Taller. “Estas
actividades fueron gratuitas y no necesitaban inscripción previa. Lo que se
recomendaba a los padres era llegar temprano, ya que la sala en la que se
realizaron los talleres tiene capacidad limitada. Aunque la edad no fue
excluyente, ambos talleres fueron pensados para chicas y chicos de entre 6 y 12
años”.
La afluencia de público fue exitosa. “Vino un montón de gente durante el primer
fin de semana. Alrededor de 1000 personas pasaron por el museo en el curso del
sábado y el domingo. Además del público general, se trabajo en distinto horario
con dos grupos en particular: los pibes de la Casita Madre Teresa de Mayor
Buratovich y de la ONG Proyectos Sociales en Red del barrio Islas Malvinas”.
Para destacar lo hecho en el taller de serigrafía, los chicos fueron quienes
entintaron, recortaron y encastraron formas del puerto, las industrias y el
ferrocarril en la enorme caldera del Ferrowhite. También, pudo verse como
algunos padres y abuelos probaron los juguetes gigantes y se divirtieron a lo
grande.
Mientras tanto, en el Museo del Puerto, tres pescadores contaron sus historias
de vida en los mares. Los talleres que tuvieron doble entrega están inscriptos
en la tradición que tiene el Museo de talleres con trabajadores, “decimos que
el trabajador es el maestro y la herramienta como recurso didáctico. En esta
ocasión, también, los pescadores tomaron la zaranda y le mostraron a los chicos
cómo se zarandea el camarón, la red cómo se usa, las botas y ese ratito el
trabajador se vuelve un docente”, apuntó Milagros Bilbao, encargada del área
educativa de la institución. Walter Stankunas, Alfredo Genovali y Silverio
Mazzella pusieron en valor la historia de cientos de familias de pescadores
artesanales. “Son el corolario de un trabajo macro que venimos haciendo desde principio
de año y que va a continuar”. La iniciativa comenzó con una tarea escolar en la
Escuela 70, perteneciente al barrio Loma Paraguaya, alumnos y docentes armaron
lanchas amarillas artesanales con cajones de maderas, de esta forma el Museo se
sumó con muchos aportes, entre ellos una entrevista con Silverio Discioscia,
quien colaboró con la miniatura de su propia lancha. La asistencia de pequeños
se coronó con dibujos a puro color supervisados por los pescadores
participantes.

Cielo, luces y cuentos
Porque lo ordinario se puede volver extraordinario, el Museo de Ciencias
organizó dos talleres. “En el Museo trabajamos de lunes a jueves con talleres
sobre la Luz en la Ciencia y la Luz en el Arte”, anotó Liliana Dascanio. “Los
chicos tienen la necesidad de hacer algo, estar ocupados y sus padres
encuentran en las propuestas del Museo de Ciencias una actividad que no solo
aporta distracción, juego, sino que les abre un poco la mente, los hace pensar,
les deja una enseñanza, una reflexión”. Además, se propuso un taller
relacionado con la luz en los animales marinos, el fenómeno de la
Bioluminiscencia con los visitantes de la Fundación para la recepción y
asistencia de esta especie de animales (FRAAM). Todos se fueron muy
sorprendidos con los experimentos cotidianos en un laboratorio armado a la
medida de los chicos. “¡Veremos que nos trae el año que viene!”, entusiasmó
Dascanio.
Como el clima acompañó el taller de armado de barriletes estuvo superado en el
playón de la Estación Sud. Adolescentes, pequeños y padres armaron a fuerza de
sogas y maderas la estructura de un barrilete. La actividad que generó
solidaridad, intercambio de opiniones y de instrucciones para resolver un buen
cometa fue acompañado por el griterío alegre de los más chiquitos en carreras espontáneas
y retratos de pantalla de celular para conmemorar el logro.
Una de las actividades vinculadas a la narración se desarrolló en la Biblioteca
Popular Bernardino Rivadavia en las voces de los “Chicos cuentacuentos” de
Sueño de Barrilete. A sala repleta, chicos de 8 a 12 años se animaron a contar
historias para sus pares, los asistentes. Sueño de Barrilete es una institución
dependiente de la Subsecretaría de Niñez, Adolescencia y Familia de la
Municipalidad de Bahía Blanca. Con láminas pintadas al estilo libro álbum
llovieron historia de ratones, gatos y humanos que despertaron admiración y
alegría entre los concurrentes. “Nos encanta hacer esto, y ya estamos
preparando otra entrega de relatos pero esta vez de terror, eso lo haremos muy
pronto”, apuntó Aldana, de 12 años, una de las integrantes del grupo. Todos los
materiales utilizados para acompañar las narraciones fueron construidos en
talleres de plástica y arte en los que participan, de esta forma, se estimula
el acercamiento de los niños a la biblioteca, a la lectoescritura y a la
expresión oral.