Alejandra Pizarnik vive y vuelve, un escenario de
poesía y vida de la mano de tres actrices locales. Una obra colectiva que
renueva los vínculos entre literatura y teatro.
Lectura, selección, dramaturgia y puesta en escena, etapas que comprometieron
dos años y medio de trabajo. “Desde el inicio que se decidió trabajar, primero
leyendo a Alejandra Pizarnik y su diario íntimo, ahí empezó el trabajo y
continuó con los poemas, fue intensivo en la lectura, porque cada escrito nos
disparaba a alguna poesía, y mismo esto de su ser tan femenino” cuenta Verónica
Iglesias, directora de la obra junto a Leo Fabrizi. La iniciativa fue de las
actrices: Sofía Fernández, Micaela Forestier y Carolina Magnaterra, “que tenían
ganas de hacer una obra, porque se necesita producir, como ya con La Panadería
y el grupo Nuevodrama veníamos trabajando y nos estaban incorporando al
espacio, se le plantearon a Leo y le pidieron que fuera el director”. En el
punto inicial, el director propuso una lectura exhaustiva de Alejandra
Pizarnik, Iglesias entra un poco más adelante, “cuando sienten la necesidad de
incorporar a alguien más”.
Vuelta por el universo
Según la directora, “trabajar con una autora como Alejandra Pizarnik es entrar
en un universo, es lo que nos planteamos, un universo muy profundo y para
conocer su literatura hay que leerla por completo, sus diarios son su mundo
interior sin censura. Convengamos que para el afuera no se mostraba, cuando uno
empieza a indagar en su mundo interior nos encontramos con un montón de
reflexiones y nos identificamos con ese pensamiento oscuro- por decirlo de
alguna manera- que tenemos todos. Ella tiene una sinceridad mortal, hay una
ingenuidad y a la vez es tan real lo que a ella la atormenta, lo pone tan claro
en sus palabras, nos pasó que de tanto leerla y charlar sobre ella, la
sentíamos muy presente”.
Pizarnik escribió sus diarios entre 1955 y 1972, la recopilación de estos
escritos puso a la luz el laboratorio de la poética de la autora, que también
fue ensayista y narradora. “En el diario aparece esa lucha donde Pizarnik se
proponía estar un poco mejor, ella escribía que tenía que abandonar la
tristeza, hacía planes y de golpe la ganaba otra cosa, el sentimiento con su
madre, con el sexo, con el amor y encontrarse con una mujer que se iba
proponiendo por momentos ser feliz, ponerse metas y de golpe que la reflexión
pase a ser algo mucho más oscuro, que la empujaba para atrás, pero que termina
desembocando en una obra de arte por completo, porque todo lo que escribe es
maravilloso”. Después de la lectura, llegó el momento de la selección temática,
“propusimos que las actrices traigan los textos que hablasen de su relación con
la familia, con la infancia, había muchísimos textos, muchísimos nos gustaban y
eran fuertes”.
Darle dirección
“Al ser creación colectiva es muy importante la propuesta de la dirección como
de los mismos actores, convengamos que las actrices se pusieron el trabajo al
hombro, de una manera muy comprometida” afirma Iglesias, “las ideas se
trabajaron desde el deseo, en la dirección tomábamos la decisión de cuáles
podíamos trabajar, fue difícil el manejo del vocabulario, cómo no caer en una
solemnidad o que sea un recitado de poesía y que sí sea un parlamento de una
obra. En este caso intentamos que sea mucho más realista y orgánico, sin
cambiarle ni una palabra”. El dinamismo llegaría con la propuesta de imágenes,
“la obra tiene mucho de riesgo con los niveles, que no sea todo a nivel
horizontal o al nivel del piso, buscarle dinámica no tanto de lo físico, el
cuerpo está en un estado orgánico en el decir, es más la emoción y la mirada lo
que acompaña los textos. Y los elementos, en cada ensayo proponíamos elementos
con los cuales trabajar, que tengan también un contenido poético acorde a ese
universo que nos propone la autora. Paraguas, hojas escritas, un teléfono de la
época, copas, cigarrillos, uno puede evocar imágenes muy surrealistas, no
queríamos mostrar eso, sino a ella, cómo ella los pensaba, escribía,
reflexionaba y creaba en el interior de su casa y en su mundo más interior”.
Las actrices involucradas en el universo femenino de Pizarnik, se identificaron
con los poemas y la vida de la autora, por eso la mirada del director Leo
Fabrizi aportó mucha experiencia, “en cuanto al teatro en sí, él es una persona
muy comprometida con el trabajo teatral y con el trabajo de igual a igual,
representa también tanta lucha por reivindicar a la mujer, es muy abierto y
comprensivo a la hora de encontrarse con las mujeres, si alguna tenía alguna sensibilidad
con los temas que tocábamos o por el momento de la vida que estábamos
atravesando. Supo acompañarnos desde el lado masculino, respetuoso y protector.
Él pudo abrirse con nosotras, con puntos de vista de otro en cuanto a la obra y
la vida misma. Aportó mucha contención y mucha decisión, porque es necesario en
este tipo de trabajo tan largo, idas y vueltas, con la intensidad y él supo
poner el voto de firmeza, nos trajo a todas de nuevo a la sala, al teatro,
cuando nos ganaban las emociones”.
Estreno
La obra se estrenó el 18 de junio y tiene un camino por recorrer, “tenemos
planeado estar todo el año, hasta ahora tenemos pactadas siete funciones más”.
Textos literarios que se convirtieron, finalmente, en obra. “A las actrices las
veo con muchísimo amor, con mucha admiración porque no es lo mismo que lo vea
el espectador que una que vivió el proceso, las vi muy grandes en crecimiento
actoral. Vi tres mujeres muy empapadas de todo este trabajo, muy conectadas,
increíble cómo ellas ingresan en ese universo que crearon, con Alejandra ahí,
las veo muy seguras, no se ven los filos porque es un transcurrir”.
El título de la obra fue de debate, “queríamos que fuese algún texto de
Alejandra, que no sugiriera mucho y que al mismo tiempo estuviera en la obra.
Elegimos ´una muchacha incendia la noche´, parte de un texto que está en la
obra, porque también nos traía esta imagen de ella, enardecida en su escritura.
Ella incendia una noche solo con palabras”.
POETA LUCIÉRNAGA
La obra teatral revela a Alejandra Pizarnik, en vida y obra, dejando a la luz
muchos de sus conflictos, como escritora y como mujer. Actúan Sofía Fernández,
Micaela Forestier y Carolina Magnaterra, bajo la dirección de Leo Fabrizi y
Verónica Iglesias, la asistencia de dirección a cargo de Daniela Márquez,
integrantes del grupo Nuevodrama. “La muchacha incendia la noche mientras una
luciérnaga se suicida con una espada de papel”, las funciones serán los días
domingos 25 de junio, 2 de julio y 16 de julio en el Centro Cultural La
Panadería, Lamadrid 544.
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