Radicado
en Bahía Blanca, Ciro Pertusi, líder de Jauría y ex cantante de Attaque 77,
brindó una nota a EcoDias en la que habló de todo: su nueva banda y el próximo
primer show en nuestra ciudad; Agustín Tosco, Zanón y los trabajadores; los
Indios Kilme; su sentimiento hacia Bahía y los nuevos vientos que soplan en el
país.
Ya hacía bastante tiempo que se decía que Ciro Pertusi
estaba viviendo en Bahía Blanca. Sin embargo, el comentario casi que se convertía
en mito debido a que no muchos lo creían ya que resultaba sorprendente que el
ex líder de Attaque 77 hubiera elegido a Bahía para vivir. La palabra personal
del artista dejó de lado el misterio: desde hace dos años Demián “Ciro”
Pertusi” está radicado en nuestra ciudad. Una de las razones tiene que ver con
que tiene una hija en común con una bahiense pero no es la única: su ida de A77aque,
su posterior estadía en diferentes lugares y su necesidad de vivir más
tranquilo, llevaron a Ciro a optar por Bahía como el lugar para quedarse: “A
Buenos Aires no quería ir porque mi hija es chiquitita y quería criarla en un
lugar más barrial, más con ciertos códigos así barriales y yo fui el primero en
insistir ‘¿por qué no vamos a Bahía?’ Llegamos acá, tanteamos la situación, nos
encantó y dijimos de quedarnos una temporada a ver qué onda. Hace dos años que
estamos y muy cómodos”, explicó Ciro que antes había pasado por México y
Córdoba y que en el medio formó su actual banda: Jauría. Además de Ciro, el
grupo lo componen Ray Fajardo, ex El Otro Yo, Esteban Serniotti quien integrara
Cabezones y Mauro Ambesi ex bajista en De Romanticistas Shaolin’s, banda en la
que cantaba Federico Pertusi, hermano de Ciro.
El 18 de noviembre Jauría se presenta por primera vez en Bahía tocando en el
boliche El Reino junto a los locales Shindelar como teloneros. Hablando de
“local”, así se definió Ciro al entrar a la redacción de EcoDias para brindar
una entrevista en la que se mostró amable, humilde y sin aires de estrella de
rock. Su concepción de sentirse local no tiene que ver con el costado musical,
aclaró: “Local me siento desde otro lado, local me siento por sentir las
calles, por sentir el lugar, hacía tiempo que no me sentía cómodo, de ir al
libre albedrío y sentirte uno más”.
A Ciro le cayó bien Bahía y se quedó. Aquí encontró tranquilidad y ese sentirse
“uno más”, algo que buscaba: “Siempre vi una cuestión de respeto y distancia
copada de tomarme como uno más, y eso me encantó porque el hecho de fundirme
entre la gente y olvidarme un poco de quién soy me hace acordar también a quién
soy en un punto, y entonces está buenísimo. Y mucho barrio, muchas casitas
bajas a pesar de que hay una invasión de ‘pajareras’ como le dicen acá, siguen
prevaleciendo los barrios, los barrios así muy arrabaleros que es algo que me
gusta mucho”.
Ciro se hizo de un amplio grupo de amigos cuyas características escapan al
concepto de “facho” o pacato que se dice del bahiense medio: “Esas cosas yo no
las veo. Quizás están en otras generaciones que vienen con otro mambo encima,
lógico por mucha base militar y mucha cosa fuerte pero descubrí muchas cosas
más de fondo que me daban a entender que no era tan así como decían. En algún
punto está visto que, por ejemplo, el Frente de Izquierda de los Trabajadores
en la ciudad que mayor porcentaje tuvo fue en Bahía Blanca, o sea que hay como
una idea de romper con esa estructura y me gusta mucho, es muy apasionante”.
Más allá de la tranquilidad encontrada, el caso de Ciro no es el del porteño
que busca otro lugar sólo para aislarse del mundo. En sus palabras se nota un
interés en muchos aspectos de Bahía como su historia -“mucho pasado presente
con respecto a lo que es toda la movida de lo que ha sido la dictadura militar,
donde más está encallado todo este tipo de problemáticas, más posibilidades
tenés de aprender y evolucionar. Entonces algo pasa, algo me trajo acá”- o el
medioambiente -“hay, casualmente, un polo fuertísimo, para enfocar la lucha y
hay mucho para hacer acá. Entonces, es un lugar importantísimo para despertar
conciencia. Y los pibes la tienen la conciencia, lo que pasa es que hay que
pararse fuerte y no dejarse vencer por los intereses, que el móvil siga siendo
el amor ante todo, el amor que sentís, el que das, el que recibís”.
Jauría ya estaba armada cuando Ciro se vino a Bahía, sin embargo mucho de su
primer disco, llamado con el nombre de la banda, tiene aires de esta ciudad: “Yo
vine con el logotipo desde México y acá terminamos de darle forma, salir a
sacar fotos a los perros de Millamapu, que son los pelajes que se ven dentro
del disco: es muy bahiense el disco”.
Barricadas en tu honor
A Ciro le apasiona la historia y Bahía de eso tiene, de la buena y de la
mala. Cada rincón de esta ciudad tiene algo para contar y tal vez uno de los
lugares más emblemáticos es Ingeniero White en donde Ciro destacó “toda la
movida que hay con los muchachos de FerroWhite que fui el otro día y me rompió
la cabeza la cantidad de cortos que tienen increíbles, y todo el movimiento
artístico en un lugar que es como una especie de La Boca, pero que tuvo
balneario cosa que La Boca no tuvo. Me parece que es como para explotarlo en el
buen sentido. Fui con mi nena que es chiquitita y se llevó la frase del día,
porque me preguntó ‘¿Quiénes son estos?’; yo le dije ‘Los trabajadores’. Me
preguntó qué hacen los trabajadores y le dije ‘Los trabajadores construyeron el
mundo’. El trabajo es eso, no solamente el pico y la pala: es el amor que le
metés a lo tuyo todo el día”.
En el disco, Jauría le da un lugar importante a un gran trabajador como Agustín
Tosco, una de las figuras principales del Cordobazo y un líder sindical que
tenía la particularidad de seguir trabajando como todos, más allá de ocupar un
puesto gremial: “Tenía un extra de voluntad increíble pero yo creo que ese tipo,
como se lo hice saber hablando el otro día con la familia, con Héctor y Malvina
(hijos de Tosco). Para mí era un tipo que sin quererlo estaba haciendo ciertas
cosas que tenían que ver con la metafísica en algún punto, porque vos ves al
tipo parado frente a las masas y no era una persona que salía de la boca para
afuera, era toda una impronta física ante la gente, una mirada espectacular,
una llegada. Por eso conmovió y llegó”.
Mientras se mantenía clandestino, Tosco iba dejando algo suyo en cada lugar que
se alojaba. Algunas de esas cosas, tiempo después, llegaron a manos de su
familia, y entre ellas había un libro de Metafísica: “Él no paraba de leer
nunca, todo el tiempo se informaba y se nutría de cosas. Se informaba hasta de
lo contrario a lo que pensaba. Es un tipo que me cautivó, como Favaloro, un tipo
que decía algo con la mirada”.
La de Ciro es una familia de trabajadores y él mismo comenzó desde muy chico a
trabajar. En una oportunidad, haciendo tareas en una fábrica gastronómica,
participó de medidas de fuerza por las cuales fue cesanteado.
En sus visitas al sindicato para tratar su situación, empezó a conocer la
historia de Tosco: “Entre todas las fotos que había estaba la del gringo Tosco.
Con el tiempo me quedó una imagen como que el sindicato era blando, y empecé a
prestar atención a las movidas sindicales que estaban ocurriendo, las que
pasaron en el mundo y empecé a ver cosas y me di cuenta que la lucha sindical
no era sólo lo que pasó ahí (por su situación) sino que tenía mucha historia, y
que si se llegó a ese estado fue por algo, entre ello la caída de un tipo como
Tosco, aquel que yo veía en el sindicato”.
Meses atrás, entre varios nombres importantes, los alumnos de un colegio de
Villa Pueyrredón, eligieron el de Agustín Tosco para bautizar a su escuela. En
la inauguración, Jauría tocó su canción homenaje: “Conocimos a los chicos de la
escuela que fue alucinante porque eligieron entre cinco figuras emblemáticas,
estaba hasta Atahualpa Yupanqui, Eva Perón, y todos coincidieron en Tosco. Todavía
no conocían nuestra canción ni siquiera como para que los chicos se sintieran
identificados desde algún lugar. Ahí la cantamos por primera vez acústica y
quedó hermosa. Es la vela que le prendimos al gringo y que nos devolvió y nos
conectó con un montón de cosas maravillosas”.
Infinitos
Los Indios Kilme habitaban en el oeste de lo que hoy es la provincia de Tucumán,
y porque resistieron la invasión
colonial española tuvieron que soportar, entre varias atrocidades y torturas,
ser trasladados caminando hasta donde hoy se ubica, justamente, la ciudad
bonaerense de Quilmes. Más de 1.200 kilometros que arrancaron con 2.00 Kilme pero
sólo llegaron 400.
La causalidad también llevó a Jauría a expresarse sobre ellos en su disco. Ciro
tenía una música que al baterista le sonaba a un montón de indios avanzando.
Al mismo tiempo Ciro estaba estudiando y escribiendo sobre los Kilme y ahí fue
cuando el guitarrista también hizo saber que los conocía: “Ahí al toque salió
la letra, ordené lo que tenía más o menos para shockear, siempre trato de
buscar el shock para llegar al pibe que le interese y que se ponga a buscar por
su cuenta. Los Kilme así como muchos pueblos originarios, lo que ellos maman
todo el tiempo es la pachamama y por la defensa”.
La canción tuvo su video clip grabado en Amaicha Del Valle, Tucumán, la ciudad
sagrada de los Kilme. No se trata de un simple homenaje sino de un compromiso a
que se respeten, en este caso, los derechos de los pueblos originarios. Algo
así como la lucha a la que se sumó en su época A77aque por los trabajadores
neuquinos de Zanón y que hoy continúa Jauría: “Lo de Zanón fue un logro, yo
pretendo lo mismo con esto. La lucha de Zanón es de ellos, yo ayudé solamente
en ponerle la banda de sonido a la película de la cual ellos son los primeros
protagonistas. Con el tiempo pasaron muchas cosas, al principio eran solamente
Las Manos de Filippi, nosotros y algunos grupos locales los que apoyaban a
Zanón. A partir de todo lo que creció alrededor de A77aque con respecto a Zanón
y al vínculo con ellos, hizo que se despertaran muchas entidades artísticas. Entonces después fue León Gieco con
Raly Barrionuevo, La Renga, Manu Chao, Rage Against the Machine, Ska – P, fueron
cayendo un montón de bandas y todo ayudó al crecimiento. Entonces la idea es
darle una buena publicidad en el buen sentido a lo de los Indios Kilme y a los
pueblos originarios para que cada vez sea más difícil que cualquiera se los
pueda chupar así como así”.
Justamente, el 20 de noviembre Jauría tocará en Zanón junto a Manu Chao. Allí
sonará seguramente la canción Austin, porque más allá de tanto personaje
importante y tanta historia, Jauría también habla de los mismísimos Backyardigans:
“Cuando aparece un niño en tu vida tenés que entrar en el mundo ese y
aparecieron estos cantando de fondo ‘amigos tuyos Backyardigans’. Entonces
empecé con una temática que me rondaba un poco en la cabeza acerca de lo que es
realmente la amistad y el amor. Hay como una especie de estatuto de cómo debe
ser. La canción cuestiona un poco lo que uno cree que es la amistad y lo que
termina siendo en realidad”.
Los 90 y el modelo actual
A77aque fue una de las varias bandas de resistencia ante la nefasta y vacía
culturalmente década menemista. Sus canciones, algún recital con caretas del ex
presidente riojano y su toma de posición solidaria con las luchas populares y
de los trabajadores son muestra de ello. Hoy Jauría sigue ese camino en una
época diferente en la cual se ha avanzado y donde hay una mayor participación
política: “Yo no soy pro del modelo actual, pero más allá de eso es estúpido no
reconocer las cosas buenas de cada gestión que hay, eso es una cosa que hay que
abandonar urgente porque no se avanza nunca con el tema ese de ver quién la
tiene más grande. Necesitamos avanzar en base a los logros de los demás y
trabajar en las falencias. Hay por lo menos instalado en la gente más deseo de
debate, de indagar, por lo menos se comprometen más o se muestra más gente que
está parada en un lugar. Eso me parece algo sano y que no ocurría. Es un proceso
largo porque se destruyó una generación, se destruyó un puente. Una generación
de oro se perdió, se mató, se aniquiló, se reprimió, quedó secuela para
delante, para atrás, para los costados que han dañado toda esa matriz”.
El rock incluso tiene hoy más espacio en los medios de comunicación en cuanto a
que los músicos pueden sentarse a dar sus opiniones en lugares que tal vez
antes no tenían. Por ejemplo, a raíz de la canción Indios Kilme, Jauría tuvo
una muy buena entrevista con Víctor Hugo Morales: “Yo me presento en sociedad.
Por ejemplo, a un programa como 678 no volvería a ir, no iría de inicio inclusive
pero voy porque me presento en sociedad, me trataron muy bien porque son gente
educadísima, entonces estuve y compartí con ellos. Yo estaba recién llegado y
me desayuné un poquito más de cómo iba la movida y bueno… los locos son más de
la gestión K, les gusta y están enamorados y está buenísimo. Yo aproveché,
difundí lo mío y buenísimo, yo necesitaba llegar y presentarme en sociedad ante
toda la Argentina. Si quiero demostrar que no quiero que me discriminen a mí,
yo no voy a discriminar a nadie”.
Tocar en Bahía
En varios momentos de la charla, Ciro destacó la apuesta del boliche El
Reino para que Jauría realice su presentación allí. La banda ya había
consultado por otros lugares para tocar pero los costos de alquiler le hacía
imposible poder sobrellevar los gastos: “Apuestas como la que está haciendo
ahora la gente de El Reino con nosotros, faltan en todo el país. Una apuesta
donde el bolichero diga vamos a armar algo acá que involucre una banda
argentina con emblemas de Buenos Aires importantes como han sido El Otro Yo, A77aque
y Cabezones, locos que están creciendo y armándose de vuelta, y metemos una
banda de Bahía, está bueno, es una buena idea”.
Tocar en un boliche de una zona donde tal vez no se consume rock viene a romper
también prejuicios y a sumar en el crecimiento de la cultura musical de Bahía
Blanca. Ciro, junto a Mariano González, cantante de la telonera Shindelar,
piensan que deben hacerse cosas en ese sentido para que los músicos bahienses
cuenten con más participación: “Armar algo para lograr una especie de estatuto
que imponga que si viene una banda de afuera, tiene que tocar una banda local.
Y que la banda local vaya a tocar al lugar del que es el que vino, lograr un
intercambio”.
El show del 18 de noviembre en Bahía incluirá las 15 canciones de Jauría más 9
o 10 de A77aque entre las que se podrá escuchar una versión diferente del
clásico “Donde las águilas se atreven”, especialmente hecho para los
trabajadores de Zanón: “Lo queremos oficializar un poco para esta etapa de
lucha y festejar los diez años de lucha obrera en Zanón, la versión está lista.
Pienso que vamos a poblar el lugar bien, el lugar es chiquito y queremos eso,
queremos algo íntimo: el amor se construye en la intimidad, entonces queremos
algo que sea así”.
Lo de Jauría no se puede calcular en base al pasado, dijo Ciro, y por eso hay
muchas expectativas acerca de su primera recital en la ciudad con la nueva
banda: “El show es muy enérgico, hay mucho implícito en el aire de pibes que
están empezando pero que también somos tipos profesionales que venimos hace
mucho tiempo tocando juntos. Está haber logrado hacerle pito catalán a la frase
que dice que la experiencia es un peine que te dan cuando te quedás pelado,
bueno nosotros somos tipos con experiencia y podemos volver a aplicarla sobre
el terreno del desarrollo, que es el que estamos curtiendo ahora. La
experiencia te enseña que te tenés que divertir con lo que hay, que está
buenísimo”
A partir de la fecha en Bahía se confirmaron en cadena los recitales en Santa
Rosa, La Pampa, y en Zanón junto a Manu Chao: “Así que Bahía trae suerte pero…”,
concluyó Ciro entre risas haciendo hincapié al “pero” que el bahiense agrega
raramente en algunas frases. Parte de la Jauría está en Capital Federal pero el
18 están en Bahía con un cantante que prácticamente es uno más de acá.
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