Con el objetivo de realizar un intercambio internacional e interdisciplinario sobre las sociedades en las economías productoras de materias primas y la interconexión entre el Sur global y Europa, visibilizar la investigación actual sobre la sostenibilidad y poner en contacto diferentes culturas de pensamiento y debate, la propuesta se desarrolló bajo el nombre ‘El malestar en el extractivismo: movimientos artísticos y de contracultura’.

En diálogo con la Cooperativa de Trabajo Ecomedios, el director del Museo Ferrowhite, Nicolás Testoni dijo: “Fue un encuentro con formato académico que reunió a investigadores en ciencias sociales, artistas investigadores, gestores culturales y activistas en el marco de la décimo quinta edición Documenta, una gran muestra de arte que se realiza cada cinco años”.

Luego de haberse postulado a la convocatoria realizada por la plataforma colombiana Más Arte Más Acción, el Documental Institut y el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Kassel, la Escuela de Verano le otorgó una beca para que viajara en representación de la institución que dirige.

La experiencia, por un lado, le dejó “un cierto aprendizaje que te permite ver las similitudes, pero también las diferencias, entre lo que vemos a nuestro alrededor y lo que pasa en otros países del continente. Digamos que se gana algo de perspectiva geográfica e histórica en relación a lo que te rodea”; y, por el otro, “una red de relaciones, una extraña complicidad con gente distinta y distante que empezás a sentir, de alguna manera, cercana”, reflexionó.

Extracción de materias primas

Extractivismo es un concepto reciente, “lo acuño el ecólogo social uruguayo Eduardo Gudynas, alrededor del año 2009, que proviene de la teoría económica y social, así que empiezo por decir que no sería yo, que no soy economista ni sociólogo, la persona más indicada para definirlo. De manera muy general, con esa palabra se hace referencia a un modo de producción económico y una organización de las sociedades, que basan su estrategia de desarrollo en la apropiación de los recursos naturales”, explicó.

Dicha palabra, “suele utilizarse para caracterizar, con matices, la trayectoria histórica de muchos países latinoamericanos o del tercer mundo marcados por un vínculo colonial con o dependiente de los países industrializados. Países como el nuestro que, con idas y vueltas, se han afianzado a lo largo de su historia en el rol de productores de materias primas para la exportación”, sostuvo.

En el caso de Argentina, “pensemos en la soja, el maíz, el trigo, los productos agropecuarios en general, pero también en el gas, el petróleo o, más recientemente, el litio. Este proceso de extracción ha sabido generar, dependiendo del precio internacional de las materias primas, rentas extraordinarias pero, a la vez, fuertes impactos ambientales y sociales, y disputas respecto de qué hacer con esa renta, con qué fin utilizarla”, destacó.

Tras su participación en la propuesta, Testoni reflexionó que es importante conocer la temática ya que, en ocasiones, se tiende a naturalizar un cierto perfil de nación como si se tratase de una suerte de destino prefijado. “Analizar estas cosas ayuda quizás a ampliar un poco el campo de los posibles. Y a la vez a explicar, al menos en parte, la paradoja tantas veces señalada de ser un ‘país rico’ que está ‘lleno de pobres’”.

Cabe destacar que en la actividad impulsada por la Escuela de Verano se abordaron epistemologías locales y globales relacionadas con el extractivismo y la sostenibilidad, las políticas del derecho en los procesos de paz en territorios en disputa y el potencial de las eco ficciones en el arte, la literatura, los discursos y el activismo.

Autor: Redacción Ecodías