Hace ocho años, la agrupación de las Kumelen Newen Mapu y FM de la calle iniciaron esta propuesta. “Al principio era un día o pocos, contábamos con algunas personas que venían a dar una charla. Este año, sumamos diferentes manifestaciones artísticas además de las charlas”, contó la integrante de la agrupación, Belén Calapeña.

Las temáticas e invitados estuvieron vinculados a las problemáticas que afectan a los pueblos originarios en todo el país. Por ejemplo la situación de la extracción del litio en la puna; las mujeres de pollera, pueblo originarios de Bolivia; la muestra Piedras para un chenque, vinculado a lo que se recuerda el 19 de mayo de 1859; los pañuelos de la resistencia, entre otros.

La Casa de la Cultura de la Universidad Nacional del Sur (UNS) fue la sede principal para el encuentro de cada viernes de mayo. Se convocó a toda la ciudadanía a ser parte de este espacio. “Vinieron las escuelas a visitar la muestra, a compartir quienes somos. Además de hacer presente los reclamos, queríamos compartir nuestra cultura, conocernos un poco más para sacar la simplificación de que somos una cosa, y que pudieron vernos de otra manera”, fundamentó Calapeña.

Para la realización de todas las actividades propuestas durante el mes de Bahía Originaria las organizadoras destacaron el trabajo conjunto con otras instituciones: “Fue fundamental el acompañamiento y el cuidado de cada momento. Estudiantes de la Escuela de Artes Visuales, las chicas de Humanidades de la UNS tuvieron participación en las charlas, y las chicas de Kumelen como siempre acogiendo, dando lugar, recibiendo, compartiendo, ayudando, enseñando. En todo lo que nos sucede estamos acompañada”, valoró.

Por su parte, Fabiana Méndez resaltó que el acompañamiento es importante para afrontar la complejidad de las problemáticas territoriales, “con estas actividades hacemos un cambio en la sociedad, en la forma de ver la historia. Una historia invisibilizada, negada, como fue el genocidio no reconocido por el Estado sobre las comunidades originarias”, sentenció.

 Resaltaron la presencia de las y los integrantes de otras comunidades venidas desde Ingeniero Huergo, Río Colorado, Carmen de Patagones y Olavarría. “Nos encontramos, vamos aprendiendo, conociendo, respetando y entendiendo un poco más la historia, porque aprendemos todo el tiempo y eso después lo volcamos en distintas participaciones sociales”, explicó Méndez.

El grupo Kumelen Newen Mapu participa de charlas en las escuelas, se hacen presente con la carpa de Educación de Pueblos Indígenas en octubre, y compartieron la ceremonia Wiñoy Xipantu, el año nuevo mapuche, en los diferentes territorios. También fueron parte del pedido de restitución en la zona de las Grutas y en Sierra de la Ventana. “Es un día a día, es un camino largo, no es fácil, en esta oportunidad, el arte nos ha hermanado, nos ha puesto una visibilización increíble”.

“Cabe señalar que el mes de Bahía Originaria nació en memoria del 19 de mayo de 1859, día que recuerdan el enfrentamiento entre los originarios y los efectivos militares, que se hizo una pira con los cuerpos indígenas. La quema se realizó en lo que actualmente es la fuente de los ingleses en la Plaza Rivadavia”, contextualizó la referente.

Conocer la cultura

Hace más de cuarenta años que la organización Kumelen Newen Mapu trabaja para agrupar a las mujeres que son parte de los pueblos originarios y aquellas que se sienten parte o quieren conocer más a través de sus propuestas.

 Kumelen es una organización sin fines de lucro, la mayoría de sus iniciativas están vinculadas a la conservación y difusión de la cultura ancestral de sus pueblos. Visitan las escuelas, participan de las ferias llevando sus artesanías, enseñan telar, y cómo trabajar la arcilla. “El precio que ponemos a nuestros trabajos es para mantener la organización. Nunca es el valor del trabajo que se realiza”, afirmó Doralisa Painefilu.

“En la organización no siempre estamos las mismas, porque somos de distintas comunidades, en mi caso soy de Katriel, Rio Negro y hace ocho años que me sumé. Andaba en busca de algo así, y acompaño las actividades que dan a conocer nuestra cultura para no perder todo lo que nos enseñaron nuestros kumeles, que son nuestros antepasados”, detalló Zulema Lezcano.

Al no tener un lugar físico fijo, los talleres de artesanías se realizan en diferentes espacios. “Cada cosa se hace con mucho sacrificio, pero estamos marcando presencia. Seguimos de pie, aprendiendo y enseñando, nos vamos a ir de esta vida y no vamos a terminar de aprender”, concluyó.

Autor: Redacción Ecodías