Bailarines con y sin discapacidad ponen
en escena lo esencial del alma: Todos los cuerpos hablan. Ruth Ortiz de Rosas,
coordinadora del grupo Pulsiones, habló sobre su tarea de Danza Inclusiva con
dos grupos, una innovación a nivel local.
«Estoy trabajando con el grupo Pulsiones desde el año 2003, la actividad
surgió como una propuesta en la Secretaría General de Cultura y Extensión de la
Universidad Nacional del Sur, que fue aprobada desde su inicio y oficializada
en el año 2007. Consiste en un taller abierto a la comunidad destinado a
personas con y sin discapacidad que quieran interiorizarse en el lenguaje de la
danza».
Desde la universidad
Con encuentros semanales de dos horas, el grupo Pulsiones deja danzada la Casa de
la Cultura de la universidad. «Está abierto a todas las personas, todos
los años hacemos una convocatoria o las mismas personas del grupo invitan a
gente que quizás esté interesada y si quieren van, prueban las clases, si se
sienten cómodos pasan a formar parte del grupo. No hay límites de edad, en
relación con la discapacidad siempre decimos es todos los cuerpos hablan, todos
los cuerpos danzan, así que es para todos». Una vez que se decide formar
parte del grupo, «hay un compromiso, hay que sostener porque todo lo que
se empieza a hacer es a partir de una creación colectiva, entonces, tenemos que
estar todos presentes».
La evolución del grupo es sorprendente, “se reinventan cada año. Hay
integrantes que están desde 2003, cada año hay una ronda de inicio donde se
expresan los deseos, qué queremos hacer. Por ejemplo, el año 2014 inició con
uno de los integrantes del grupo Maxi Randazzo que dijo me cansé del piso,
quiero volar. Entonces, tuvimos esta experiencia de danza aérea, como grupo
pudimos hacer una articulación con alumnos y profesores de Pitu Blázquez,
tuvimos una clase en la Casa de la Cultura y otra en la Escuela de Acrobacia,
de forma grupal se empezaron a probar el aro, el trapecio, las telas, el arnés.
Con el trabajo de todos se logró hacer una muestra que después fue elegida para
que esté presente en el aniversario de la ciudad. Fue un reconocimiento muy
importante, porque se eligió algo local, que tiene un fuerte mensaje social
para que esté presente, se llevó al Teatro (Municipal), se llenó el teatro el
11 de abril, hay gente que se quedó con ganas de ver. Eso fue un trabajo de
grupo que empezó en el piso y llegó a los 5 metros, cuando empezamos no
sabíamos si íbamos a llegar a una escena porque era algo experimental, se hizo
trabajando a partir de cada uno. Tuvimos en cuenta que por más que el que suba
al aro fuese una persona, había 15 personas trabajando que hasta que soltaban a
la persona para que quede sola se realizó un proceso muy intenso”.
El marco teórico del grupo es danceability, “lo que intenta propulsar es que lo
que sucede en ese grupo, en esa pequeña comunidad sea como uno quiere o intenta
que sea la sociedad, donde todas las personas si quieren pueden tener la misma
oportunidad de hacer lo que desean y a su vez, no importa la edad ni la
experiencia en el campo de la danza o los límites o el potencial, en realidad,
es una construcción de eso que tenemos y cómo se potencia en la dinámica
relacional”. Se plantean actividades que todos puedan hacer, que nadie quede
afuera. “Cuando bailamos, la gente que nos observa siente que también puede
formar parte del grupo, porque cada uno baila desde donde quiere, desde donde
puede, desde lo que se anima a dar”.
Este año la propuesta es estar en la calle, “empezamos con un seminario que
vino a dar Andrea Fernández, miembro de la Asociación Danzas Sin Límites de
Buenos Aires, es bailarina, es profesora en Teatro Municipal San Martín, en el
IUNA. Nos dio los lineamientos para crear una performance en espacio abierto,
es lo que hicimos en Buenos Aires”. La pregunta que orienta este nuevo desafío
es qué pasa si se interviene un espacio donde la gente no está invitada, “que
tiene que ver con lo relacional, si uno va a un espacio y muestra otro tiempo,
otra calidad de comunicación diferente a la impuesta, trabaja con el contacto
de los cuerpos”.
Encuentro internacional
Hace unas semanas, los integrantes de Pulsiones viajaron a Buenos Aires para
participar del Encuentro de Danza e Integración Latinoamericana. “Si bien el
evento duraba una semana cada grupo fue a las actividades que pudo atendiendo a
las situaciones laborales y familiares, tratamos de hacer un paréntesis y armar
un plan porque había espacios de laboratorio, espacios para observar las
muestras escénicas, también había círculos de reflexión de directores, círculos
de reflexión en cuanto a las percepciones del cuerpo, danza y arte. Gente que
se encontraba a problematizarse sobre lo que atraviesa sus realizaciones,
muchos dicen la danza es un lenguaje que uno elige para expresar, contar”.
Cada uno mostró su impronta, “fue hermoso participar en este encuentro porque
había tantas propuestas como grupos. También pudimos intercambiar en espacios
de laboratorios, donde bailamos todos juntos dirigidos por diferentes maestros,
gente de Venezuela que está más ligada a la danza contemporánea inclusiva,
Colombia que está más unido a la lengua de señas y la danza, abordando más
desde la discapacidad sensorial, la gente de San Juan puso su impronta
folklórica, cada grupo te va llevando a un viaje distinto”.
La presentación del grupo se realizó en una casa de la cultura inmersa en una
villa, «estamos hablando de un encuentro de danza inclusiva y a su vez se
eligió como espacio para las muestras escénicas la Villa 2124». El
encuentro puso en juego una idea, “es que a veces uno intenta meterse en un
mundo que está armado, y entonces, lo que más se abordó es que todo depende del
vínculo, de la relación que uno establezca con eso que está armado, el
potencial de cambio que tenemos todos a partir de cómo nos relacionamos”.
Pintores y bailarines
Después de compartir escenario con los pintores, las asociaciones crecieron
más. “Se me ocurrió cruzar con Taty (Montaner) los lenguajes. Fue un trabajo
maravilloso. Invitaron a Los Chopen a participar de la performance. Éramos un
montón en escena, algunos se quedaron con ganas de bailar e incursionar un poco
en la danza. Entonces, planteo si habría un espacio de taller en el Café de la
Estación”. El entusiasmo generó el taller iniciado en el mes de julio.
«Nos unimos a Los Chopen porque siento que ellos son a la pintura como
nosotros a la danza, en ese sentido con Taty, la coordinadora del grupo,
sentimos que vamos por el mismo camino.» Este grupo sigue abierto para
personas que quieran sumarse.
Los antecedentes de Danza Inclusiva en nuestro país están dados por Alma, “que
depende de un proyecto de extensión de la Universidad Nacional de Arte, ellos
continúan su tarea y también, desde este año empezó a funcionar otra compañía
que se llama Danza sin Fronteras, que es un grupo de danza inclusiva
independiente y está funcionando en Buenos Aires”.
Grupo Pulsiones
Marita Baleix, Mary Damiani, Guillermina Goñi, Celeste Losada, Débora Ortiz de
Rosas, Mariela Padrón, Mariana Pandolfi, Luna Pastuszuk, Soledad Polac, Maximiliano
Randazzo, Sabrina Sánchez.
Los Chopen
Funciona todos los viernes a las 15 horas en el Café de la Estación, Avenida
General Cerri 860. Está abierto a sumar integrantes.
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