Cemiya, es una academia de teatro diverso que se viene gestando hace varios años y desde el año pasado tomó forma propia e invita a quienes quieran ser parte, a sumarse porque consideran la diversidad, un enriquecimiento recíproco.

Este fue el sueño de la profesora Agustina Casali, que actualmente dirige Cemiya junto a Carolina Romano Daglio y se encuentran preparando para septiembre una primera muestra de arte diverso en el Centro Cultural Argentino. En este momento la compañía tiene diez personas fijas y siempre se están sumando eventualmente nuevos artistas en distintas propuestas durante el año.

La primera muestra, ‘Los Invisibles’, se presentará el 14 de septiembre. Allí mostrarán un abanico de todo lo realizado en este tiempo. La propuesta es ver al “teatro desde la accesibilidad y la diversidad. Que al ingresar al Centro Cultural se pueda visitar la muestra en diferentes etapas, hasta llegar a la sala de teatro propiamente dicha. Estamos haciendo un trabajo importante para que la gente que se acerque pueda disfrutar de una muestra de arte diferente”, adelantó Casali. Hasta el momento sería una única función.

El título de la muestra también está vinculado a la obra de una artista musulmana que trabaja las miradas. “Nos gustó mucho esa obra que refiere a las miradas porque nuestra muestra tiene que ver un poco con eso, de mirar y no ver, no vemos a quien tenemos al lado”, argumentó.

Ciclos formativos

“Como Cemiya venimos trabajando hace años, sólo que a principios del 2023 decidimos separarnos de la ONG con la que estábamos trabajando e instalar la compañía de teatro diverso”, explicó la directora. Las obras son creadas de acuerdo a la comunidad que la conforman. “Es un trabajo que lleva mucho más tiempo y somos felices haciéndolo, porque realmente potenciamos lo que cada persona puede hacer, más allá de la discapacidad o no discapacidad. Acá hablamos de lo que puede hacer cada uno”, argumentó.

El año pasado comenzaron a participar en certámenes de proyectos audiovisuales. “Competimos y quedamos seleccionados en un concurso internacional de cine, en este caso era la historia de una persona con una discapacidad intelectual, que se percibía con un determinado nombre en una situación escolar, es un corto de un minuto donde se plasma la historia de Natalie, y el corto se llama: Esta soy yo”, contó la profesora.

En cuanto al elenco, Casali destacó que este año se sumó Nahuel, que es un adolescente ciego que canta rap. Si bien “hacía un tiempo que estábamos trabajando con los mismos y ya estábamos cómodas, sabiendo que hace cada uno, este año fue un desafío, como lo son todos los años en realidad, porque la forma de trabajo se va adaptando de acuerdo a los integrantes de la compañía”.

“Trabajamos en un grupo muy diverso, tenemos diferentes funcionalidades y cada persona necesita sus tiempos, su forma de manejarse en una obra de teatro, en una danza teatro y con su entorno”, sostuvo la referente en relación a la modalidad que trabajan.

En los primeros meses apuntan al reconocimiento personal, el contacto con las y los compañeros, y el abordaje sobre la actuación, y el proceso creativo separado del juego.

Uno de los puntos que remarcó la directora fue que también se habla de “la responsabilidad de uno con el otro. Lo que yo hago también interpela a mi compañero. Es importante saber cómo estoy, sin que todo gire alrededor de uno”.

A fines de agosto van a presentar un fotograma, que es una historia contada en fotografía y que lo vienen trabajando desde principio de año: “Surge de diferentes propuestas que nos van ofreciendo y nos encantan, y lo vamos acomodando según el grupo que tenemos”, aseguró. En vacaciones de invierno armaron un cortometraje que trata del desamor y tienen otro en proceso.

Para estas producciones se sumaron a colaborar en la edición, un joven que es locutor y fotógrafo y otra joven fotógrafa también. “Hay mucha gente que se copa con la propuesta y quiere trabajar en la compañía, y siempre está abierta a que todo el mundo se sume, porque es enriquecedor”, animó Casali.

El origen del sueño

“Toda la vida estuve relacionada con diferentes aristas del arte, hice danza clásica y actuación”, relató Agustina Casali. Con el transcurso del tiempo, dejó de asistir a clases y comenzó a ponerlo en práctica de una forma distinta, ya no como alumna, sino como escritora y directora de obras para sus alumnos y alumnas.

Desde el principio Casali tuvo claro cuál era su ideal: Conformar un grupo vinculado a las artes entre personas diversas, sin distinguir si tienen una discapacidad o no.

Durante cinco años trabajó con Sofía, que hacía expresión corporal, y crearon diferentes obras. “Siempre que hablo de diversidad de personas, me refiero en el amplio sentido de la palabra. Trabajé con grupos integrados por personas desde los tres años hasta 85. Desde alguien con disminución motora, con alguna discapacidad desde lo intelectual, visual o auditivo, todas las que integran una comunidad”, detalló.

Cuando volvió a Bahía, fue convocada para trabajar en una ONG en una comedia musical con personas con discapacidad. Sin embargo, al proyecto aún le faltaba un poco más. Lo que Casali quería era un espacio donde realmente se trabajara la inclusión, la diversidad y la accesibilidad. Y no se dió por vencida. En la ONG que trabajaba conoció a su compañera y hoy también directora de Cemiya, Carolina Romano Daglio, escenógrafa e iluminadora, con quien compartía los mismos principios y a partir del 2022 comenzaron esta aventura compartida.

“En el 2022, en los Juegos Bonaerenses se abre la categoría de danza teatro para personas con discapacidad (PCD), quedamos seleccionadas a nivel municipal, regional y después fuimos a Mar del Plata ese año, en el 2023 volvimos a competir y este 2024 también”, afirmó.

Durante el recorrido fue que decidieron independizarse de la ONG y dirigir su propio espacio.

“Teníamos claro que queríamos trabajar dos cosas, la accesibilidad y la discapacidad, pero integrado. Muchas veces hablamos de diversidad y accesibilidad disgregado y nosotros queríamos todo mezclado, como en la misma sociedad”, destacó.

Autor: Redacción Ecodías