De Fierro estrenó historias asociadas a los objetos en la voz de Darío
Temperini, trabajador ferroviario, bajo la coordinación de Ariel Scolari. Una
entrevista que dio vida a los objetos del Museo Ferrowhite.

“Todas las vivencias están acá, porque parece que no tienen alma, no tienen
historia. No es así”, dijo con emoción Darío Temperini. Historias de vías, de
noches y días de trabajo, de viajes y nuevas residencias, con más de 80 años y
una vida entre vagones, Temperini supo hacer reír y reflexionar a los
asistentes. “No
todos los días se tiene la posibilidad de tener un superintendente que nos
pueda explicar estas cosas. La idea es que sea una charla entre amigos donde se
pueda charlar, debatir y por qué no debatir con todos ustedes”, presentó Ariel
Scolari. Casi como un festejo previo a un nuevo aniversario de la inauguración
de la primera línea de ferrocarril en Argentina, Scolari fue el aprendiz de
Temperini, quien trabajó en el Ferrocarril Nacional General Roca.

Despabiláte
“Abrimos el depósito para un ex ferroviario, que fue superintendente del
Ferrocarril Roca, elige algunos objetos a través de los cuales contar su
historia de vida y trabajo, a este encuentro le pusimos De Fierro, un poco en
referencia a los objetos de colección y al mismo tiempo a la nobleza de las
personas que cuentan sobre estas cosas. Como se suele decir gente de fierro”
adelantó Nicolás Testoni, director de la institución. Desde la
anecdótica “despabiláte” en referencia a los pabilos de las lámparas, que
proveían de luz a los trabajadores de la primera línea ferroviaria. El público
participó con preguntas y aportes sobre la vida ferroviaria. Ferrowhite, el
Museo Taller, cuenta con más de 5 mil piezas del ferrocarril y el puerto,
escamoteados por un grupo de ferroviarios durante las privatizaciones de la
década del noventa. Estos objetos son el punto de partida para intentar
comprender cómo se organizaban los talleres en los que esas herramientas eran
utilizadas, como eran el orden y los conflictos de la sociedad a la que servían
y qué tal resultan, en comparación, las cosas hoy.
“En la primera recorrida que
hice, me trajo Ariel, lo primero que encontré que me llamó la atención fue el
lugar donde trabajé más cómodo, cuando tenía apenas 17 años en los talleres. Vi
un inyector aspirante m, entonces charlando con la gente del Museo, me pasé al
aparato combinado, que me trae recuerdos y llegamos hasta las lámparas ¿Cómo
surgieron en el ferrocarril? Fue en las empresas que trabajaban 24 horas al
día, vale decir que tenía dos turnos nocturnos”. En manos de Scolari y
Temperini los objetos fueron parte de la historia de muchos otros trabajadores.
“White yo lo conocí, era el punto más importante, había corriente de 400
voltios, que ya no se usa, porque alimentaba al plantel marítimo del
ferrocarril, tenía dragas, remolcadores, chatas. Entonces, se usaba mucha
energía en el puerto, había electricidad yo pienso que desde principio de
siglo”, contó Darío. La gran preocupación sobre la electricidad no es casual,
afuera la ex usina también era revivida. “Lo que pasa que a lo bueno uno se
acostumbra rápido, tocás una tecla y ya tenés luz, pero no hace mucho años
atrás gran parte de la línea ferroviaria en las estaciones de la línea no había
luz” apuntó Scolari. “Siempre tuvo que autoabastecerse” agregó el
superintendente.

Perfiles
“Este trabajo que están haciendo ustedes vale la pena apoyarlo, este cariz que
le dan que lo hacen participativo, porque antes los museos eran demostrativos
de piezas”, reflexionó Darío en relación a las funciones que el Museo Taller
desempeña con la comunidad. “Que lindo que el museo plantee situaciones, es
digno de comentar”, cerró. Mientras tanto, Scolari acotó que “tienen una gran
ventaja muchos de los elementos que aquí se muestran hay gente viva que los
usó, entonces, la mejor manera, no tienen que quedarse arrumbados. Todos ellos
(los ferroviarios) me han abierto la puerta de sus casas y me han contado la
historia del ferrocarril desde la calidez que tienen y uno entiende por qué el
sistema ferroviario fue tan importante en Bahía Blanca y tiene tanta
incidencia. Qué familia no tiene un ferroviario o no conoce a un ferroviario,
por eso la gente se identifica y es tan apasionante en el caso mío”. Scolari,
ex basquetbolista, con una carrera reconocida en todos los niveles, ya
retirado, se dedica a investigar la cuestión ferroviaria y entrevistar a
trabajadores ferroviarios, una forma de rescatar las arduas tareas que
realizaban estos hombres y familias.
“Desde el Museo Ferrowhite, de entrada, en lugar de pensar el ferrocarril como
terminal ferroportuaria, no solamente tenemos que pensar cómo integrarlo con
Bahía sino con toda la zona”, sumó Ana Miravalles. “Pensando de este modo,
también, nos da un panorama más amplio para entender que White, Bahía Blanca y
toda la zona confluían en una estructura desde el punto de vista económico y
social, son más interesantes cuando conocemos las historias”.