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Música en los parques
La llegada del frío cierra el ciclo Larai lará, se despiden los músicos locales hasta que comience el calor. Los encuentros se extendieron de febrero a principios de julio, una propuesta que se amplió este año.
Categoría: Cultura

La llegada del frío cierra el ciclo
Larai lará, se despiden los músicos locales hasta que comience el calor. Los
encuentros se extendieron de febrero a principios de julio, una propuesta que
se amplió este año.

Larai lará puso en el escenario a más de una veintena de artistas locales, que
tocaron música latinoamericana, clásica, jazz, tango, folklore, cumbia, soul,
bossa nova, música celta, rock y pop, más canciones populares. Un repertorio
diverso ejecutado por más de 30 músicos locales, entre Van Waarde Grupo, Los
Galgos, Grupo Minga, Batucada Bagunza, Mejunje, Musarupa, La Llave, Swing
Gitan, Quinteto Patagonia Bravs, Factor Posible, Napostá y también la Orquesta
Escuela de Ingeniero White, por solo nombrar a las bandas.
“Estaremos hasta el primer fin de semana de julio porque ya tocaron dos
jornadas muy frías. Después llegan las actividades de las vacaciones de
invierno. No contamos con una estructura tan grande”, comentó Marcela Sainz,
directora del Instituto Cultural, quien aseguró que la última presentación será
la segunda semana de julio en la Feria del Lago, “como apoyo a quienes siguen
feriando a pesar del frío”.

Entre flores

Los domingos a la tardecita trajeron sonidos nuevos y además, de orígenes
locales. “Hasta recién hicimos música de grosos, ahora haremos la nuestra”,
aseguró el vocalista de La Llave, banda que se presentó en la Plaza del
Algarrobo, el público presente se rió. Mientras tanto, la Batucada Bagunza se
preparaba con tambores y bailes para entibiar las cinco de la tarde. Otros
escenarios fueron el Rosedal, el Jardín Botánico, Paseo de las Esculturas y la
Feria del Lago del Parque de Mayo, en cada ocasión con una gran concurrencia de
jóvenes y adultos.
El ciclo comenzó en el año 2008, por lo tanto, marcó ya una larga trayectoria
en la vida cultural de la ciudad. Evidentemente, se convirtió en un espacio
destacado para que los vecinos puedan disfrutar de las tardes de verano, más
otoño y casi invierno durante el 2015. Mate y reposera se hicieron presentes en
cada uno de los encuentros, llenos de improvisación profesional, entregas
energéticas y relajantes aptas para todo público.
Según lo había anticipado Sainz, el espacio tuvo la tónica de gente muy
talentosa que tocó temas conocidos y música propia.
«Creo
que las cosas que están bien hechas hay que continuarlas», dijo la titular
en esa oportunidad. Los eventos estuvieron organizados por el Instituto
Cultural, quien acondicionaba los espacios con silla, “pero ya instalado el
tema de la reposera y el mate”. Además, el ciclo apuntó a una doble función,
otorgar un momento de la semana para sumergirse en la alegría de la música y
también, la posibilidad de mostrar las canciones de autor, “es poder escuchar
grupos que comúnmente no tienen lugar, no es música comercial”.

Después de años de ausencia, Mintcho Garrammone volvió a la ciudad, visitó a
los grupos que cantaron el domingo. “Vine a presentar ´La felicidad es un
kilombo´, un disco que en parte es homenaje a mi amigo Ramiro Mussotto. Fue muy
lindo, en el Teatro Municipal donde siempre tocaba con Ramiro, vine con Pedro
Giorlandini, Emanuel Gil y Magoya Migo. Lo más lindo que tiene es que está
Ramiro tocando, él iba a producir ese disco y le ocurrió lo inesperado, y
entonces demoré 5 años en concretarlo”. Entre viejos amigos, contó que le
parece “divino, que bueno que esté todos los fines de semana”. La insistencia
del músico, ahora residente de la ciudad de Buenos Aires, “volver a hacer algo
instrumental, que cada uno que lo escuche tenga su mirada, que se imagine la
letra que quiera pero que baile, como era antes con las orquestas antiguas de
tango y baile en los años ´30”. En cuanto a la movida musical de la localidad
reconoce Garrammone “que hay mucha movida”, dio una clínica antes del recital y
concluyó que “hay un nivel de músicos muy buenos”.
Cae el sol en el Puente Negro, clarinete, flauta, bajo, guitarra, trompeta,
saxofón y micrófonos se llevan los últimos momentos del día a pura música
brasilera, los últimos mates se ceban y se pliegan las reposeras. Se oscurece,
los músicos se van silbando, prometen volver a endulzar las tardes de domingo.

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2015-07-06 00:00:00
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