Recorridos para repensar la historia local, elaboración de materiales y aportes
para docentes y estudiantes de profesorados se están realizando en el Museo y
Archivo Histórico junto al voluntariado de la Universidad Nacional del Sur.
“La idea es empezar a pensar la relación entre la historia, los museos y el
patrimonio. Hace dos años que venimos trabajando desde el proyecto de
voluntariado de la Universidad con el Museo Histórico y en este caso queremos
hacer una capacitación orientada a docentes y estudiantes de los profesorados y
magisterio”, introduce Hernán Perriere, profesor a cargo del dictado de los
talleres. «Son tres encuentros, el primero está planificado para el 28 de
octubre, el segundo para el 11 de noviembre y el tercero para el 25 de
noviembre. El proyecto general está coordinado por la Dra. Alejandra Puppio y
cuenta con la colaboración de Ana Luisa Dozo, del Museo, que amablemente no
solo cede las instalaciones sino que también colabora para pensar estos talleres».
En conjunto
La propuesta surgió de un trabajo en conjunto sostenido en el tiempo. «Con
la Universidad hay un viejo convenio de hace muchísimos años que nos vincula en
la formación de estudiantes, han venido a lo largo del tiempo, cuando estabamos
en la otra sede han venido estudiantes de Metodología de la Investigación
Histórica, pero particularmente el área a la que corresponde a Hernán ha estado
con una vinculación más sostenida en el tiempo, incluso vienen otras personas
del área cada tanto para ver las piezas arqueológicas”, reflexionó Ana Luisa
Dozo, directora del Museo. “Involucra a los actores que difunden el patrimonio
en la ciudad y participan de las visitas, algunos interesados que quieren venir
porque trabajan con patrimonio cultural de otras épocas”. La institución
municipal es muy visitada por diversos niveles educativos, “lo importante no es
los intentos aislados si no como en este caso, que se van manteniendo en el
tiempo, que uno va teniendo una constancia para que quienes estén interesados
puedan recurrir al Museo”.
Con base en el conocimiento que docentes y estudiantes poseen, los talleres
brindarían “herramientas e iniciativas, porque no siempre los docentes tienen
el tiempo para sentarse a pensar, y esta es una oportunidad para compartir. Es
un esfuerzo y una dedicación. A veces con la exigencia de las clases no
disponen de ese tiempo, entonces, generamos este espacio para poder trabajar
estos temas».
«El objetivo final es elaborar algún material que pueda ser en papel o
web, para que los docentes que vengan a visitar el Museo lo tengan disponible.
Con esto también difundir más cuáles son sus actividades”, sumó Perriere. “El
primer encuentro, por la experiencia que tuvimos el año pasado no todos los
docentes conocen el Museo, así que haremos una recorrida y tratamos de pensar
los posibles recorridos del Museo. Entonces, el primer encuentro está orientado
a pensar las visitas, cómo es esa relación que se plantea desde el museo y la
escuela, cómo planificar la unidad didáctica, cómo tomar el museo y qué tomar,
cuáles son las cuestiones a tener en cuenta para organizar una visita. El
segundo encuentro es más teórico y se trabaja sobre dos ejes, el concepto de
patrimonio, porque el Museo está instalado en un edificio patrimonial, entonces
las referencias que tiene hace alusión a ese patrimonio y también, el
patrimonio de los objetos. Otro eje importante es trabajar con la cultura
material, qué me están diciendo los objetos que en un museo de Historia están
ordenados en andamios, en diferentes períodos, eso es importante para tratar de
recorrer esa historia social de los objetos. El tercer encuentro es para pensar
qué utilidad didáctica tiene un museo de Historia, un taller que tiene que ver
con elaborar posibles ejes para organizar un material didáctico”.
Sumando
“La visita hay que pensarla para ese grupo en especial, no podemos hacer un
modelo que nos sirva para todas las visitas porque no todos tienen las mismas
necesidades”, apunta Dozo. “El otro día vino una escuelita de estancia, donde los
chicos que concurren justamente viven en ella. La visita tiene más que ver con
el contacto social, conocer un lugar diferente, un lugar al que pueden volver
porque no agotás lo que ves en una instancia. Esto es mirar de formas muy
distintas”.
Esta capacitación fue construida con aportes de otra experiencia realizada el
año pasado en el Centro de Investigaciones Educativas, instalaciones próximas
al museo. “Esta vez quisimos repetirlo dentro de las instalaciones del Museo,
con otra impronta, podemos trabajar con los objetos e ir y venir, por eso la
modalidad es de taller. Tratamos de recuperar trayectorias docentes con las
trayectorias que están vivenciando el Museo, va haber elementos teóricos y
prácticos, va haber recorridas, vamos a ponernos a pensar, vamos a ver cómo
hipotéticamente podemos realizar un recorrido”.
Como orientador, Perriere aporta un abordaje multidisciplinario y un enfoque
novedoso. “Tratamos de resignificar permanentemente las trayectorias docentes,
que ellos sean parte, que comenten qué dificultades han tenido, cuáles han sido
los obstáculos o los puntos positivos, poner en común esas vivencias y a partir
de ahí hacer una objetivación para poder pensar de esa experiencia cuáles son
las cuestiones positivas y negativas. En principio habíamos pensando en un
curso para los docentes que ya habían hecho un recorrido, pero después lo
ampliamos porque estando en el lugar podemos recorrerlo y ampliar la idea en
ese momento. No es dar una capacitación vertical sino que desde la modalidad
taller sirva y aporte”. Se integrarán a los talleres los integrantes del Museo
Fortín Cuatreros, un área de este museo que desarrolla sus actividades en Gral.
Cerri.
En los tiempos de redes sociales, la mirada de los museos sobre sus públicos ha
cambiado, como así también sobre sí mismos. El Museo y Archivo Histórico está
abierto a eventos musicales y culturales, “se trabaja en distintos sentidos, no
solamente los objetos, es lo que puede pasar en el Museo, la música que viene
al Museo con un dato cultural más, se trata siempre de dar algo más en este
espacio que hemos resignificado desde el punto de vista de la inmigración”.
Lo que significa
Los encuentros involucran a todo el personal de la institución, “y como todo
proyecto de extensión, la directora Alejandra Puppio, los profesionales del
área de Arqueologia de la ciudad, también participan cinco estudiantes, es una
condición necesaria que lo hagan, para que tengan una impronta pedagógica, son
colaboradores. Su trabajo comenzó el año pasado con un relevamiento de las
visitas: qué hacían las docentes cuando visitaban, marcamos los recorridos, la
utilización de los espacios, qué objetos observaban los chicos, cuáles paneles
fueron más observados”.
DÍAS EN EL MUSEO
“Trabajar con la idea de patrimonio, un concepto central, cómo existen
patrimonios superpuestos: no solamente están los objetos patrimoniales que se
exhiben en un museo sino el edificio mismo. En este Museo esas concepciones de
patrimonio están superpuestas en distintas capas, por eso cuando ves el hall de
entrada claramente hace alusión al edificio, hay fotos que hacen referencia a
la utilización del edificio como hotel de inmigrantes, hay un recorrido
patrimonial doble. Además, la puesta en valor del mismo, años de trabajo y
mucho esfuerzo y que tiene que ver con una historia propia del Museo”
reflexionó Perriere.
“Tenés el continente y el contenido histórico” afirma Dozo respecto a las
instalaciones que dirige. “Esto es patrimonio nacional porque es parte de un
proyecto, que concreta el Ministerio de Agricultura de la Nación durante la
Presidencia de Juárez Celman, no solo de este edificio sino en otros 11
edificios de todo el país, que se construyen hoteles de inmigrantes para
derivar la gran inmigración que llegaba a los puertos de Buenos Aires y a la
ciudad de Santa Fe, con la observación que cuando llegan los inmigrantes creen
haberlo hecho a Buenos Aires y cuando se dan cuenta que no era así, querían
volver allá. Falló la implementación del proyecto pero quedó el edificio, que
no es poco. Funcionó como hotel de inmigrantes solo entre 1911 y 1912, fue
terminado en 1890. La mayor parte del tiempo, como muchos edificios de esta
naturaleza se convirtieron en sede de regimientos militares y de marina que por
supuesto no existen más, o fueron disueltos o fueron al norte del país,
compañías que ya no están aquí. Otro como el hotel de inmigrantes de Villa
Rosas, que funcionó como Hogar del Niño, también hubo instituciones militares,
pocas veces recibieron inmigrantes. Ese edificio es de 1910”.
REPENSAR
El campo de la Antropología vinculado a los museos es un terreno fértil y
extenso, “sobre todo en pensar sus cambios, esos museos que antes eran
gabinetes de curiosidades, que en este museo está en la parte final y que está
vinculada con el coleccionismo. Los cambios tienen que ver con la
globalización, con las nuevas formas de recorridos virtuales, hacen que los
museos hayan cambiado la lógica de sus muestras. Este Museo en particular tiene
un atractivo más allá de los andamios, algo que manifiestan en las visitas, es
la construcción de la historia, que esa idea de los andamios que tienen
distinta forma, que se pueden unir, que se pueden modificar, tienen que ver con
distintas concepciones de la historia y la construcción de la historia que
nunca es la misma para cada persona que la vivencia”. La muestra exhibida
permite recorridos que abarcan la historia de la ciudad, “pueden venir escuelas
que quieran trabajar la historia reciente hasta el siglo XIX. Eso está
reflejado en cada uno de los andamios: peronismo, radicalismo, la última
dictadura militar, la campaña al desierto”.
El debate sobre las relaciones entre los primeros habitantes del fortín y los
pueblos originarios se está instalando. “Hablamos de la Fortaleza Protectora
Argentina en 1828 y el puerto en 1884, y en el medio quedan los malones, las
relaciones interétnicas, cuestiones que no es lo que más se recupera en la
historia de la ciudad. Esto está muy trabajado desde los campos académicos pero
todavía cuesta un poco que entre a las escuelas. Estos cruces entre museos,
historia y escuela hacen pensar otra historia, más híbrida. Bahía Blanca fue
una zona de frontera, un punto de la actual provincia de buenos aires y parte
del proceso de organización nacional. Dentro de ese marco se explica la
construcción del Fortín Cuatreros, como una avanzada, que no es el puerto ni la
CAP, con otra significancia. Los fortines en el desierto indicaban que algo
pasaba en ese período invisibilizado, cuando se invisibilizan períodos,
invisibilizamos personas”.
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