La puesta en escena de Enrique IV fue el marco para recordar el centenario del
nacimiento del dramaturgo y escritor Luigi Pirandello, ícono de la italianidad
teatral en la ciudad.
“Luigi Pirandello tuvo una historia importantísima en Argentina, de hecho, nutrió
autores como Discépolo, que tomaron la posta del grotesco y lo trasladaron con
todas diferencias de lo regional que se fue mezclando con la inmigración y
otros componentes propios de nuestro país. De ahí surgió el circo criollo. A
Pirandello le debemos muchísimo, por otra parte, es un autor que hoy en día se
ha transformado en autor universal, un clásico”, introdujo Sergio Grimblat,
director de Enrique IV.
“¿Es verdaderamente tal la locura, cuando la realidad se nos presenta como
delirio?” interroga la obra. “Creo que la obra, esta y tantas otras de
Pirandello que eran clásicos, tienen muchísimo para decir, todavía nos sigue
cuestionando, nos sigue interpelando” afirmó Grimblat. La obra que data de 1921
presenta la historia de un hombre, quien en una cabalgata sufre un accidente al
caer de su caballo y al volver a su conciencia cree que es Enrique IV, el
emperador del siglo XI. Es recluido en una mansión de estilo medieval y 20 años
después su sobrino llega junto a un psiquiatra para curar su mal. “El drama se
vuelve una crítica feroz a esa otra mascarada de cada minuto, cuando sin
saberlo nos disfrazamos de lo que creemos ser”, la locura y la cordura, el
pasado y el presente, la ficción y la realidad, opuestas, se imbrican o se
funden.
“Habla sobre las construcciones de lo ficticio que se hacen, y hoy en día que
vivimos en un mundo virtual, donde todo es una construcción ligada a una red,
tiene muchísimas vinculaciones con eso. Un clásico sin hablar, sobre la
coyuntura en la que está sigue hablando del ser humano, puede ser más o menos
literal con la época a la que quiere trasladar esa obra o cómo la quiere
trasponer. No importa que tenga 100 años o como en el caso de una tragedia
griega que tenga 2000, es lo mismo”.
La obra está protagonizada por Juan Pablo Sierra, actor bahiense, acompañado de
Karen Koch, Rubén Della Rossa, Eduardo Véliz, Juan Pablo Cappellotti, Federico
Grinbank, Federico Lombardía, Mayra Mucci, Nicolás Van De Moortele y Jorge
Landaco. El mayor tiempo de trabajo se realizó con el protagonista,
«analizamos mucho el texto de Pirandello porque hay cosas que no se
entiende qué quiere decir con alguna frase, tratando de entender mucho su
intención. Es un personaje complejo, con muchas aristas”, además la obra tiene
una hora y media de duración, mucho más extensa que las puestas actuales.
Enrique IV se puso a rodar hace 5 años atrás, cuando Grimblat la seleccionó
para culminar una formación en Buenos Aires, exigido para trabajar con un
material canónico, “decidí tomar esta obra de Pirandello, todo el grupo estuvo
muy entusiasmado, nos costó muchísimo llevarla a salas porque no tienen un
escenario amplio como para poder albergar una gran cantidad de autores.
Pirandello presenta obras con muchas escenas de conjunto, entonces intentaba
que se pudiera contar la obra con un escenario más grande. La ambición de
llegar a otros escenarios hizo que ingresaran a la red de asociaciones
italianas”. Las funciones no se mantuvieron con periodicidad, por lo tanto, el
desafío para el desembarco en la ciudad era retomarla “para que estuviera lo
mejor posible para presentarnos con toda la dimensión que eso requería, un
público grande, la gente que nos había invitado tenía muchísimas expectativas”.
Formado como director escénico de la ópera, «sé de las dimensiones de los
teatros líricos y de los teatros que hay en el interior del país, como trabajo
en el teatro independiente la verdad que no estoy acostumbrado en los
escenarios enormes y en las plateas como las del Teatro Municipal, el foso que
separa la platea del proscenio Es como de 3 metros y pico, eso ya es un abismo.
Estamos acostumbrados a trabajar con el público muy cerca, así que fue todo un
aprendizaje esta puesta” afirmó Grimblat respecto al escenario mayor de la
ciudad.
Vínculos
“En 1927 Luigi Pirandello estuvo en la ciudad, desde entonces se ha creado
un vínculo muy cercano entre Italia y Bahía Blanca; de hecho, hay un busto de
Luigi Pirandello que recuerda su visita justo al lado del Teatro Municipal”
recordó Antonio Petrarulo, cónsul general de Italia en nuestra ciudad. Con un
año de gestión, Petrarulo reafirma la influencia y la actividad de la
italianidad, “es una colectividad que cada día va descubriendo su propio papel
dentro de la ciudad, bajo varios sentidos, en primer lugar desde el sentido social,
hay un sentimiento de comunión entre los descendientes de italianos por mucho
que sea de tercera generación. Sobre todo hay una profundización cada vez mayor
en lo cultural, esto quizás se debe a la actividad del Consulado y de entidades
italianas que nos apoyan”.
Asimismo, se reconocieron los 150 años de actividad de la Sociedad Italiana de
Socorros Mutuos, “fueron ellos los que impulsaron el traer la compañía teatral
a Bahía Blanca, es una de los entidades más antiguas y en un año de gestión he
podido comprobar que es muy dinámica, por lo que se refiere a las actividades
de las colectividades italianas”. La llegada a la comunidad se ha logrado a
través de charlas, conciertos y conferencias, “estos son momentos que unen a la
colectividad” definió el representante. La renovación de lazos es el desafío
más importante que tienen tanto el Consulado como las asociaciones, “lo que se
ha construido en teatros y edificios, y se hicieron con muchísimo esfuerzo, en
cierto modo han contribuido a la belleza de la ciudad, con un gran valor
histórico”. Petrarullo reflexiona sobre la participación de los más jóvenes,
“uno comprende que estén más alejados porque las actuales relaciones sociales
pasan por otros canales, entonces muchos saben sus orígenes italianos pero no
creo que se ponga en duda su identidad, porque han asimilado su doble identidad
argentina e italiana. El objetivo es que no se olviden que tienen esas
importantes raíces, en su corazón”. Italia y Argentina comparten un pasado
cargado de historias durante la inmigración. “La colectividad italiana es muy
grande en todo el mundo, una parte han llegado sobre el final de 1800 y la otra
mitad en 1900, por las guerras y las condiciones económicas. La inmigración fue
muy distinta en cada uno de los países que la recibió, en Argentina, en Estados
Unidos, Alemania, Australia, en cada sitio ha sido una asimilación diferente
por las evoluciones históricas de cada país. Argentina recibió una grandísima
inmigración italiana, se calcula que casi la mitad de toda la que ocurrió”.
Petrarullo calificó la noche de gala teatral como muy emotiva, “porque es
simplemente un volver a poner en el centro la actividad cultural de Bahía
Blanca a nuestra colectividad. También es recordar un momento particular de la
ciudad, La puesta en escena de la obra fue un gran esfuerzo de la colectividad,
varias entidades y asociaciones regionales tomaron el compromiso de difundir el
evento. De esta manera, vino mucha gente de Monte Hermoso, Punta Alta, Médanos,
ha sido un esfuerzo muy encomiable, y creo que ha sido un momento de orgullo
por parte de todos los italianos en Bahía Blanca”.
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