“La idea es liberar (dejar) un libro en un espacio público”, afirma el Movimiento Libro Libre Argentina, quien convoca la acción para el 25 de mayo en todas las regiones nacionales. La liberación masiva de libros fomenta la lectura y la circulación de los libros, valorados como bienes culturales portadores de ideas.
En nuestra ciudad se han soltado más de 20 títulos: Julio Cortázar, Kordon Klaus, José Mauro de Vasconcellos, Pablo Neruda, Tomás Moro, Federico García Lorca, Julio Verne, Manuel López Tejada, Ray Bradbury, entre los más destacados, como así también, los locales Marcelo Díaz, Sergio Raimondi y Sergio Sammartino.

Iniciativa
La idea fue impulsada por Ron Hornbaker en 2001, quien creó el sitio bookcrossing.com, éste permite registrar libros antes de ser liberados y luego, poder seguir su recorrido a través de la red digital. La idea se expandió rápidamente a nivel mundial, a tal punto que la Alianza Internacional de Editores Independientes estableció el 21 de septiembre como el Día de la Bibliodiversidad (el díaB). A modo de ejemplo, la liberación más original en Argentina se logró en un supermercado, entre yogures bebibles esperaba ser rescatado un libro de Ernesto Sábato, como así, la cantidad de 30 mil libros liberados el 14 de noviembre de 2010 en la ciudad de Madrid. Antes de dejar la obra en un espacio público, es necesario escribir una dedicatoria que indique su pertenencia al Movimiento Libro Libre Argentina y una leyenda que indique que al finalizar su lectura deberá ser liberado, para que pueda ser disfrutado por otras personas. Las invitaciones llegan a través de las redes sociales.

Sueltas
‎»Tienes derecho a que todo libro esté a tu alcance, por los sitios que pases, incluso en jardines y lugares de juego; y a que no pueden haber libros secuestrados detrás de vitrinas ni impedidos de ser hojeados por estar bajo llave”, cita Norma, integrante del Movimiento Libro Libre, recordando los Derechos Universales del Niño entorno a la lectura.
“La liberación de libros tiene múltiples propósitos: uno de ellos, crear en nosotros la capacidad de soltar, de dejar. Sabemos que en una sociedad que acumula bienes, se hace difícil la tarea de soltar objetos. Y nadie dice que al liberar un libro el mundo cambia… pero sí creemos en que cambiamos nosotros. Acumulamos por razones económicas, por razones culturales y hasta sentimentales. Para quienes hemos hecho la experiencia de soltar libros… la compensación es mucho mayor”, declaró en el primer encuentro, el grupo local Liberamos libros en la Bahía.
Desvincular la lectura de la capacidad económica para acceder a ella es uno de los fines supremos del movimiento de liberación. “El libro sólo es un objeto que se vuelve instrumento enriquecedor cuando alguien, en algún lugar, recorre sus páginas y zarandea sus palabras encontrándose con él. La liberación viene a llenarlo de vida, por eso libero… para que deje de ser objeto y sea siempre en potencia”, fundamenta Laura. “Hoy que cuesta tanto encontrarme con vos, comunicarme con vos mi utopía es un diálogo universal a través de ellos. Y en ese dar por dar, sin importar el fin; o, si se quiere, el fin ya está pactado de antemano: el libro no es mío, es de quien lo encuentra; pueda reconocer la simpleza de un acto que cambie la mirada soltando aquel libro esa mañana en la cual me despedí de él para encontrarme. “Leer es una invitación a viajar, a dialogar con otros y por qué no con uno mismo. Es una invitación a compartir, imaginar, volar, emocionarse, alegrarse, acompañarse, descubrir, sorprenderse. Convidar lectura puede ser la llavecita a sumergirse en mundos nuevos y ampliar la mirada. Liberar un libro contagia, convida, comparte, comunica, libera, encuentra”, explica Silvia.
Todos tenemos derecho a un espacio mágico, admirable y sorprendente, considerando que es un derecho cultural con fines creativos y educativos que rebasa las fronteras del interés, sino que más bien, está inclinado al enriquecimiento individual y colectivo.

Instrucciones
La primera liberación de libros en nuestro país fue el 19 de diciembre de 2009 y fue un anticipo de navidad: recibir como regalo un libro atrapado en la vía pública. Rincones de ventanales y puertas, bancos de plazas, hospitales y capillas, ventas de muebles, estacionamientos, colectivos… lugares públicos, blancos accesibles para una liberación exitosa. Los emprendimientos se han realizado desde hace tres años de manera coordinada entre Argentina y Méjico, mientras que en nuestro país, la ciudad de Buenos Aires, Necochea, Bariloche, La Plata, Jujuy, Córdoba, Santa Rosa, Mar del Plata, Rosario, San Nicolás de los Arroyos, General Roca serán las ciudades que se sumen a la actividad de suelta el próximo viernes 25. En Bahía Blanca los “liberadores” de libros se reunirán, nuevamente, en la fuente del Paseo de las Esculturas para compartir una mateada y empezar la suelta en ese lugar, para extenderla en toda la ciudad.
Y este movimiento se ajusta a lo dicho por Jesús Paredes Ortiz en su poema «Soltar amarras»: soltar y saltar para que llegue lo nuevo/ aprender de mí mismo y conmigo/ con alegría quiero tener desapego”.