¿Por qué una actriz o un actor necesitan poner el cuerpo al servicio de las
emociones y de la palabra? “Lo único verdadero es la emoción que siente ahí el
actor, nada más, aunque esa emoción la entrene. Esa emoción nace y muere todos
los días de función”, confiesa Cristian Majolo.

El actor y director tandilense llegó a la ciudad por segunda vez con una
propuesta de seminario maratónico de Entrenamiento Actoral. “A través del otro
es encontrarse con uno mismo. También es resignificarse, ser consciente de qué
herramientas tenemos y cuáles no, qué me falta, en qué estoy blando, en qué me
cuesta llegar”, confesó a EcoDias.

Actuar es vivir
“Valoro la voluntad de actores y actrices para llegar a una maratón de 12
horas en un día domingo y que sea una bisagra para su camino como profesional y
personalmente como un desafío humano. No solo es un desafío para ellos sino
para mí como docente también lo es”, afirma Majolo justo antes de comenzar con
el segundo encuentro de Entrenamiento Actoral. “Es entregarse a una nueva
experiencia, arriesgarse y desafiarse, es ganas de sentirse vivo. Es una
experiencia única para el que la hace y para quien la dicta, porque aprendo
muchísimo, como también para quien venga de espectador, creo que es un
espectáculo como Robert Wilson con espectáculos que duran 24 horas”.
“En Buenos Aires doy naturalmente 4 horas de clase, a veces doy dos clases por día,
a veces ensayo 3 horas y a la noche doy clases. En mi cuerpo estoy
acostumbrado. He estado contratado en el Teatro Colón como acróbata, clown y
contemporáneo y he hecho 8 horas por día, los contratos fijos son así, haces 6
u 8 horas. Por eso, siento que es posible, y siento que en el laburo como
actores preguntarse qué pasa si todo el día entreno de lo mío, qué siento
corporalmente y qué descubro, destrabo muchas cuestiones”. Después de pasar “el
muro”, advierte Majolo, “se genera una disponibilidad de emoción, de cuerpo y
de voz, que tiene que ver con esta especie de método propio, fusión de 6 años
de la Facultad como profesor y licenciado en Teatro, mi carrera como actor, mis
10 años hechos en talleres y funciones, y todo lo que aprendí en Buenos Aires
con otros maestros. La llamo DECV, disponibilidad emocional, corporal y vocal,
es decir, el cuerpo disponible, vulnerable. Con la información y el saber qué
hago, que le resuene en el cuerpo, no los lleno de teoría, sí les recomiendo
lecturas. Pretendo que las búsquedas en los ejercicios los haga investigar, no
que investiguen para buscar”.

Cuando la mentira es la verdad
Para Majolo, el teatro es magia, “es crear una mentira que parezca de
verdad. Tiene que estar bien mentida. Qué hace que esa mentira sea creíble. No
es la escenografía ni el vestuario. El teatro es emoción, te entregás a un
ritual donde los oficiantes son los actores, vos sos el espectador, entre ambos
se genera un convivio que eso hace que sea un hecho artístico, efímero,
irrepetible, donde se fusionan todas las artes. Lo único verdadero es la
emoción que siente ahí el actor, nada más, aunque esa emoción la entrene. Esa
emoción nace y muere todos los días de función”.
El gran interrogante para quienes se preparan para el escenario es saber cuál
es el recurso que saltará a escena. “Antes que voz somos cuerpo, y antes que
cuerpo somos emoción. Por eso todos podemos ser grandes actores y todos somos
grandes actores de la vida, todos viven reprimiendo, todos viven diciendo que
algo les agrada y no les agrada, todos se levantan en el trabajo con la mejor
cara. Si no actúas en la vida real no podés sobrevivir, la actuación es un
método de supervivencia en el ser humano”.
“El actor que brilla es el que se acepta a sí mismo, con sus frustraciones, sus
defectos y sus virtudes” asegura el joven director. “El teatro lo único que le
pide al actor que esté en el aquí y ahora, en el presente arriba del escenario.
Uno hace teatro para atravesarle el pecho a la gente, ese atravesamiento genera
dos cosas, una empatía o quedó afectado sea para bien o mal”.
Además, reconoce que la obra teatral es un producto, que “compite con el
televisor, por eso al público hay que ofrecerle algo que la televisión o una
película no le va a dar. El teatro tiene la magia para el actor porque es un
desafío nuevo y para el director cada función es entregarle el alma al diablo, porque
si algo falló es su responsabilidad. Lo más difícil de dirigir es ser el responsable
de la obra y de todo”. Actualmente, Majolo está dirigiendo Bodas de Sangre, con
16 actores y un equipo vinculado a la iluminación, el vestuario, el maquillaje.”Hacer
teatro es compartir una experiencia, pasarlo bien, que no significa reírse.
Requiere una responsabilidad de ensayos, de entender que hay un grupo que
importa más que yo. Hay un momento que la obra pasa a ser de los actores y vos
como director la tenés que cuidar”.
En esta segunda vuelta del Entrenamiento, Majolo reconoce que “en Bahía Blanca
me sorprendió la diversidad de interesados, de 14 años en adelante. La
propuesta de la maratón es para profesionales, y “la chica hacía teatro desde
los 10 años”. Calificó a los como “maravillosos y heterogéneos, arrancamos con
el encuentro con los otros y que eso sea un encuentro con uno. Y también estoy
por la fuerza y empuje de gestión de Luis Gentili”. La experimentación dada en
Bahía Blanca tuvo eco en otras ciudades, “ahora me llamaron de Azul, de mi
mismo Tandil, me escriben de Gesell y Santa Fe, estamos gestionando en esos
lugares para dictar un seminario de 12 horas”.

NUEVA
ENTREGA
“El Entrenamiento
Actoral consiste en perder el dominio de las emociones, es romperse, vas a
pasar a ser consciente de esas emociones, de tu cuerpo, el registro de lo que
hacés, no solo para repetirlo sino para mejorarlo”, cerró Majolo. Habrá oportunidad de compartir una nueva maratón el
día 9 de julio, confirmaremos en la caleisdoscópica agenda la sede del
encuentro.