Con una red de recorridos,
teatros y centros culturales abrieron sus puertas al festival Bahía Teatro
sumando y sumándose a la octava edición. Obras al aire libre y funciones barriales,
personajes y personas se encontraron para aplaudir puestas para todo público.

“Diciendo y haciendo”, sostiene la iniciativa del grupo de gestión encabezada
por Juan Manuel Caputo, con una propuesta independiente y autogestionada la
apuesta se dobló.
Las  sedes al aire libre fueron la Plaza
Rivadavia, Plaza del Sol y Plaza Payró, las puestas se turnaron en los teatros
locales: Varietté, El Tablado, ATS, Municipal y asimismo, participaron sitios
no convencionales como el Centro Histórico y Cultural de la Universidad
Nacional del Sur, la Estación Sud, el Museo de Arte Contemporáneo y la
incorporación del Club Universitario. El contagio por las obras se vio en las
calles de la ciudad, paseantes que se sumaron al público, en las salas a tope
de localidades y cupos completos para los talleres y seminarios.

Al aire libre
El primer fin de semana, las propuestas se fundieron al aliento del aire
libre. La Marcha del Orgullo Clown desplegó alegría y colores por el centro
bahiense. Con paradas y juegos de globos muchos paseantes se sumaron a las
risas y bailes dislocados de cientos y particulares payasos y clowns. El cierre
a todo baile se produjo en la Plaza del Sol, para presenciar ya entrada la
noche una “Odisea de tres en triciclo”, obra montada con maestría que consiguió
destornillar carcajadas al público. El domingo estuvo más caluroso que otros
días de la semana, y se hizo favorable para la Compañía Giroscópica, habilidades
circenses en una función solamente apta para predispuestos a la magia de fuegos
y burbujas. Las presentaciones al aire libre se cerraron con la puesta de los
alumnos de teatro del Departamento de Humanidades de la Universidad Nacional
del Sur. “Pséudolo”, de Plauto fue adaptada por la Cátedra de Literatura Latina
en una Plaza Rivadavia nutrida de asistentes. Estos espectáculos de acceso
libre tuvieron la particularidad de “ser a la gorra”, oportunidad para que el
público retribuya con la propia tarifa, según el grado de disfrute que les
brindó.

Circuitos barriales
Y la apuesta del Bahía Teatro se duplicó por la convocatoria que logró en
cuanto a los espectáculos, se presentaron 250 obras para ser seleccionadas,
finalmente, 24 puestas, visitada por actores y compañías de La Plata, Santa Fe,
Ciudad de Buenos Aires, Luján, Mendoza, Córdoba, Villa Regina y Entre Ríos. A
la lista de lujo de directores y obras, se agregó  el director Guillermo Heras con su
presentación del programa Iberescena, programa originado en España para el
fomento, intercambio e integración de la actividad de las artes escénicas iberoamericanas,
además de dar accesibilidad a las ayudas financieras.
A la suma se agregó en complicidad con el Instituto Cultural, un circuito de
obras presentadas en los barrios. De esta forma, los espectáculos “Odisea de
tres en triciclo”, del Grupo La Gorda Azul de Santa Fe se presentó en el Coloso
Cultural, Comunitario y Popular de la calle Garibaldi, hizo lo mismo “Marcarpone,
the Clown”, en un unipersonal de clown y juegos de la mano del artista Mariano
Bassi, para dar un doble toque, en la Biblioteca Almafuerte y en el Club
Bordeau, los “Dos payasos y un biombo”, de Luján.
“Lo que está demostrado es la capacidad de trabajo de actores, productores que
a lo largo de 8 años, es uno de los más importantes de la Provincia de Buenos
Aires. Es una oportunidad para el público, para los actores en formación, para
los gestores, la posibilidad de juntarse, charlar en los seminarios y
clínicas”, aseguró Sergio Raimondi, titular del Instituto Cultural. Villa
Mitre, Bordeau, Spurr, Barrio Almafuerte fueron lugares para generar anillos de
circulación, para seguir adelante el año que viene en la ciudad y en la región.
“El Bahía Teatro es trabajo colectivo, con un resultado de mayor capacidad y
agitación de la escena bahiense”.

Teatros y compañías
24 espectáculos, 10 mesas de charlas y reflexiones, 5 talleres educativos
son una apretada síntesis de diez días trabajados. “Nutrimos el espacio de
gestión y producción que tanto cuesta poner en marcha”, agregó Juan Manuel
Caputo.
Una de las charlas estuvo a cargo de Rubens Correa, actual Director del Teatro
Nacional Cervantes, quien explicó los lineamientos de su propia gestión.
“Empecé en la cultura y terminé en el teatro”, comenzó. Respecto a la política
de administración de un teatro sintetizó. “Lo que se debe pensar es qué
queremos de un teatro nacional”. La respuesta es un compendio de estrategias
que orientan la actividad del único teatro nacional del país: “nuestra
programación está compuesta por un repertorio únicamente nacional, por
extensión a la Patria Grande, abierto a lo iberoamericano. Además, no marcamos
una estética propia, sino que más bien pretendemos reflejar la multiplicidad de
estéticas y temáticas del teatro argentino. Otro de los puntos fundamentales es
que lo nacional debe ser demostrado, llegar a toda los territorios argentinos.
Logramos hacer giras orgánicas. Teníamos que estar en todo el país de distintas
maneras”.
Brindaron su experiencia como grupo teatral cooperativo, los integrantes de La
Hormiga Circular. De orígenes rionegrenses, amplían su ruta en una proyección
nacional con 25 años de historia, rememorando a su paso el teatro itinerante.
Otra forma de difundir la actividad teatral y sus protagonistas fue brindada
por Javier Acuña, creador de Alternativa Teatral, un espacio autónomo e
independiente que aporta herramientas disponibles a través de medios
tecnológicos y publicitarios. La interacción con un especialista en el manejo
de la tecnología mediática con formación en la actuación, dio como resultado el
impulso de una nueva práctica para nuestra localidad: la venta de entradas por
medios virtuales. En su propuesta se conjuga información y servicio.
 
Crítica y desmontaje
Una mirada sobre los espectáculos del festival fue dada por Carlos Fos,
investigador y crítico teatral, titular de la AINCRIT. Junto a espectadores y
con la invitación a los elencos, los espacios fueron la oportunidad de preguntar,
cuestionar y analizar las obras puestas en escena. En los mismos, se dieron
elementos para observar y devolver en palabras lo visto: el convivio logrado
con el público, la espectacularidad del hecho teatral, la línea de la
teatralidad y la territorialización. “Insisto que los investigadores deben
hacer historia de las obras teatrales de su propio lugar, son quienes pueden
conocer y dar a conocer las circunstancias del espectáculo”.  Se habló de dramaturgia, actuación, tiempo
escénico y características de los espectadores.
En la finalización de Bahía Teatro 2013, el domingo se volvió en celebración.
De una original entrevista abierta a Rubén Szuchmacher, actor, gestor y
director teatral.
Ya en el Club Universitario, se teatralizaron cuentos que “Las Abuelas”
hubieran deseado contarles a sus nietos. En un despliegue que intentó educar en
la memoria, la charla estuvo a cargo de actores e integrantes de la Agrupación
H.I.J.O.S.
En último lugar, Fernando Esparza como clown de ceremonia dio la bienvenida al
grupo La Bomba de Tiempo, en una explosión de percusión y señas, en un
concierto único lleno de interacción con el público y la improvisación. El fin
de fiesta se escribió, la octava edición finalizó, aunque los desafíos y
balances llegan para dar un nuevo comienzo y “daremos un poco más”.