La octava edición del Bahía (in) sonora convocó a
músicos, especialistas y público en una jornada extendida a tres días.
Creaciones en sonidos que dan identidad cultural a la ciudad.

Conciertos, charlas abiertas y ponencias fueron los
espacios de arte sonoro y música visual que por tres días exhibieron sonidos
tecnológicos. Los artistas, músicos y especialistas en sonidos exhibieron sus
trabajos, compartieron sus procesos creativos y presentaron sus obras,
discutieron con el público en actividades abiertas. “Vamos por la 8ª edición
con el nombre de Bahía (in) sonora pero pensemos que desde 1998 estamos
presentando obras, eventos, festivales, charlas involucrando a toda la gente
que está trabajando con arte y tecnología, sobre todo, desde el sonido”, cuenta
Ricardo de Armas, organizador e impulsor del evento. “Generalmente, en las
ciudades hay una universidad que tiene la carrera de Creación con Medios
Tecnológicos, que es la que organiza este tipo de actividades. Acá a partir de que
no está la carrera creamos nosotros toda esta actividad a partir del festival y
cada vez hay más gente”.

Agenda de la ciudad
La primera jornada estuvo dedicada a las producciones
de la ciudad. “Esta vez implementamos una nueva modalidad, las charlas sobre
proyectos locales, con la exposición de tres conferencias, Arte sonoro y aves
de Pepi Amodeo, Creación en tiempo real de la que habló Martín
Vaquero y también el de Christian Díaz con la Plataforma de preservación de
obras tecnológicas”, asegura De Armas.
Bajo el título “Son digitales”, Christian Díaz habló
de la plataforma para la conservación, archivo y acceso al patrimonio cultural
de obras de arte tecnológicas. Con este elemento digital se hace posible la
catalogación, conservación, archivo y acceso al patrimonio cultural de obras de
arte digital. A partir de esta plataforma se propone reflexionar acerca de las
posibilidades y limitaciones de las prácticas de conservación de arte
tecnológico y, de modo más general, analizar la compleja interrelación entre la
tecnología, el arte y la sociedad. Según Díaz, nos enfrentamos al dilema de que
las herramientas, las prácticas e incluso los objetos de arte que queremos
preservar se encuentra en un permanente estado de fluidez.
En un segundo momento, Martín Vaquero expuso los
conceptos básicos que vinculan al arte sonoro, al artista, la subjetividad y la
improvisación musical. Asimismo, lo hizo Pepi Amodeo expuso su proyecto “Arte sonoro y aves del pastizal
pampeano”. Amodeo, biólogo y músico, vinculó arte, tecnología,
naturalismo y ciencia, su trabajo contó con el apoyo del Fondo Argentino de
Desarrollo Cultural del Ministerio de Cultura y tiene como objetivo difundir el
conocimiento y la valoración de la avifauna autóctona. Su registro sonoro
construye obras electroacústicas que intenta transmitir y reinterpretar la
identidad sonora de las aves.

Posmodernos
Consultado por las interacciones entre la música, la
tecnología y la ciencia, De Armas aseguró que “en la posmodernidad todo se
junta. En la posmodernidad los límites son difusos, no solamente entre el arte
sino entre la ciencia y todo lo que tiene que ver con la humanidad, con la
cultura. Por eso, me parece normal y saludable que el arte se junte con la
ciencia”.
La primera entrega fue cerrada por la habilidosa tarea
del contrabajista Alejandro Sepúlveda. “El nivel no es solamente local, en esta
oportunidad hay 18 invitados, hay varios locales, de otras ciudades, también
tenemos 3 artistas extranjeros, Alejandro Sepúlveda, que viene de Venezuela,
Joao Pedro Oliveira, compositor portugués y el videasta chileno Tomás Utillano”.
Bahía (in) sonora está integrada por Ricardo de Armas
como coordinador general, Raúl Minsburg encargado del área música y arte sonoro y Nicolás Testoni, desde el área visuales. “Bahía (in sonora) puede
decirse que ya está inscripta en el almanaque mundial del ámbito de la música
electroacústica y la acusmática, eso me parece que es valedero y ayuda mucho a la
identidad cultural en el exterior”.
El festival continuó con una charla informal de los
invitados, quienes hablaron acerca de los procesos creativos que involucran sus
obras. “Después realizaremos un concierto con obras instrumentales, donde los
asistentes pueden entrar y salir cuando lo deseen”. El mismo estuvo compuesto
por composiciones, acusmáticas y de música visual con el repertorio: “Ciudades
disueltas” de Raúl Minsburg, “Raphsody” for double bass solo de Hauta Teppo-Aho en la interpretación de Alejandro Sepúlveda, “El pozo
y el péndulo” de Nicolás Testoni, Christian Díaz y Raúl Minsburg, “La nada y el ser” de Pablo Bas, “Et Ignis Involvens” de Joao Pedro Oliveira.
El arte sonoro engloba distintas modalidades como la
electroacústica, la acusmática, las tendencias más experimentales de la música, las
instalaciones e intervenciones sonoras, los soundscapes. Cuando los especialistas hablan de música visual
entienden una modalidad del video arte, donde el sonido no es incidental a la
imagen, ambos lenguajes conviven en un espacio de interacción dialéctica.
El último día ofreció una muestra de arte sonoro, con
las obras del proyecto “Argentina Suena”, realizada en co-participación
con el Centro de Experimentación e Investigación en Artes Electrónicas de la
Universidad Nacional de Tres de Febrero. Finalmente, el Festival cerró su
actividad en Teatro Municipal. “Se presentaron las obras más comprometidas
tecnológicamente”.