Cerró sus actividades anuales la
Confitería de la Estación Sud. Vecinos que animan un espacio de reunión,
esparcimiento, historia y conocimiento durante los fines de semana de café,
tortas y música.

«La temporada alta es en pleno invierno, julio y agosto. Con el calor,
aunque nuestros visitantes es normalmente gente mayor igual toman otros rumbos,
se van a Monte con la familia o algún otro lado. Venir a las cinco o seis de la
tarde es difícil porque el sol pega fuerte», reflexiona Haydée Ponte,
presidenta de la Asociación Amigas de la Confitería. La convocatoria ha sido
exitosa en los meses de más frío, casi sin lugar desde la apertura. «No sé
si vos comprobaste, hasta hoy mismo, ya hacen cola. En el invierno peor todavía,
a las 4 de la tarde ya están diciendo presente», agrega Ponte, mientras en
el salón se sienta más gente, nadie llega solo, la excusa es juntarse y
compartir un buen momento.

Lo hecho
«Siempre nuestro balance es positivo, hace 4 años que estamos ad honorem
porque así es nuestro trabajo». Las tardes de café y torta implican un
gran movimiento y compromiso de las vecinas. «Todas somos vecinas, tres
vivimos muy cerca, a una cuadra y media y otra vive un poquitito más lejos,
pero somos todas de la zona. Nos llevamos bien entre nosotras, que es
fundamental». Como en sus inicios, la mayoría de las Amigas viven frente a
los vestigios de lo que fuera la Bodega Arizu y están relacionadas de alguna
forma con la Estación.
El lugar de encuentro está constituido por 70 metros cuadrados, con muebles
antiguos, un reloj que hace guiños desde lo más alto, y desde los estantes se
destacan las latas de polvo de hornear Royal, las botellas Bidú, Bolita y Pris,
como así también envases de las bodegas Arizu, Giol y Austral. En los mostradores
descansan los platillos resguardados con paraguas cubre comidas blanquísimos. El
Café de la Estación es un lugar dirigido por mujeres, cuando históricamente
solo era visitado por hombres. Ubicado en uno de los lugares que se convirtió
en corsódromo y centro de las actividades del llamado «San Telmo
bahiense», recortado por el bar Miravalles, los negocios de compraventa y
los cabarets, el hostel, la fuente de cascos de caballos y el constante
tránsito de pasajeros.

Activa
A lo largo del año pasaron cientos de personas por la Confitería, asimismo
llegaron muchos artistas para dar canto a los fines de semana. «Las actividades musicales las brinda el Instituto
Cultural, la programación es de ellos».
Los ciclos musicales se sucedieron con el Dúo Coloratura y su estilo lírico,
Charly Salamida con sus temas del rock nacional, los tangos y boleros en la voz
de Rosana Soler y el piano de Sarita Cappelletti, el folklore de Los del
Huayra, Viviana Simoni con música pop y rock, el Recital Yupanquiano que reunió
a artistas locales en homenaje a Atahualpa Yupanqui, Vanina Lamberto y Quique
Lorenzoni para más tangos y folclore, Agustina Arias y Gustavo Fernández,
cantautores e intérpretes del samba brasileño, por nombrar algunos de los
presentes.
Una de las integrantes se encarga de la preparación de las tortas, «está
en manos de mi hija, que atiende la caja, todo hecho por nosotras», agrega
Ponte. El dinero recaudado con la venta de café, dulces y salados es destinado
a la compra de elementos necesarios, «acabamos de comprar un equipo de
música». Para el 2015, «estaremos haciendo el trabajo de siempre y
esperando que la programación siga siendo buena, que nos manden buenos
artistas».

Usos múltiples
La Confitería de la Estación ha sido sede de varios ciclos, como Conversaciones
críticas organizadas por entidades afines a la Psicología y la salud mental,
asimismo, el sitio fue parte de las actividades del Festival de Poesía
Latinoamericana, las Jornadas de Educación para el Arte, el Festival Litera
Punk, la muestra del Club del Vinilo, Ciclotímico- encuentros literarios,
Música de los Puertos, en voz y actuación de la realizadora María Celia
Paniagua, el espectáculo «El farolito de los Trasnochados»,
unipersonal de Alejandro Gallego. Los eventos musicales se extendieron al
playón cuando los días lo permitieron, en esas presentaciones participó «Deportivo
Perales», el conjunto de rock, punk y ska que versionó temas de José Luis
Perales, Dyango, Paz Martínez, Los Pasteles Verdes, Nino Bravo, Leonardo Fabio,
Luis Miguel, Valeria Lynch y otros de la música melódica. Otro evento fue el
encuentro de A.L.M.A en el mes internacional del Alzeheimer, se sumaron los
talleres de plástica de las «Vacas extraordinarias», los de
sensopercepción, expresión corporal y la convocatoria de murga uruguaya.
“Un día de trabajo en 1958 en la Estación de Bahía Blanca Sud, donde el humo de
las vaporeras y el sonido de los motores diesel eran común, allí se formaban
los trenes de pasajeros y los servicios de carga general; se atendía a los
desvíos particulares y se podía tomar un buen café en la confitería. Toda una
sintonía de sonidos, colores y tareas”, contó un vecino y ex trabajador
ferroviario. Las imágenes han cambiado, los pasajeros se concentran únicamente
en algunos horarios, se lentificó el furor de los trenes, pero de otra forma
vive en los cuadros de Los Chopen, las maderas crujientes y el silbato de un
tren que parte.