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Encuentro de malabares
Cada segundo domingo del mes se realiza en el Club La Esperanza un encuentro local de malabarismo, una forma de juntarse a entrenar y definir sus alcances.
Categoría: Cultura

Cada segundo domingo del mes se realiza en el Club La Esperanza un encuentro
local de malabarismo, una forma de juntarse a entrenar y definir sus alcances.

Un viaje de verano puede ser una inspiración para un par de malabaristas,
“estuvimos en Chile, allá se hace un encuentro que se llama la OrganicJuggling,
la convocatoria tiene que ver con los malabares desde la época de los juglares,
los que entretenían al reino”, cuenta Juliana Pérez, una de las impulsoras del
evento local. En el mes de junio se realizó, por contagio, el Primer Encuentro
de Malabarismo en la ciudad.

Organización
En aquel encuentro, malabaristas de todo Chile y algunos internacionales
realizaron intercambios variados, “es así como nos dieron ganas de hacerlo,
teniendo en cuenta que aquel país el malabarismo está mucho más avanzado que en
Argentina, nos pasó que nos cruzamos con malabaristas y les decíamos: hacés
circo, y nos contestaban: no, yo soy malabarista, no hago circo. En Argentina
está totalmente ligado, se ve al malabar asociado al circo”, apuntó Matías
Barral, otro de los organizadores bahienses.
“El malabar tiene su respeto propio, como la acrobacia, la danza, el teatro,
todas disciplinas que se practican en el circo pero nadie le dice a un bailarín
hacés circo, porque hace danza y la utiliza para el circo”. La mirada de los
malabaristas se impone en verlo como un deporte, “la OrganicJuggling surge para
desligar el malabarismo del circo y del arte, verlo como una disciplina
deportiva, que puede ser utilizada en una disciplina artística o circense”,
defendieron. Sin dudas, la propuesta es muy innovadora y apunta a incluir cada
vez más integrantes, que llegue a diferentes intereses y objetivos. “Mucha
gente entrena sola o en su casa, porque justamente no quiere ligarse al circo,
se excluyen”. Como no había una idea de encontrarse con otros, el Primer
Encuentro impuso la oportunidad de intercambiar conocimientos, “queremos
generar que se vea como un deporte, con gente nueva que tenga ganas de
aprenderlo y verlo desde ese lado”, suma Gonzalo Ramburger.

Nuevos destinos
La disciplina milenaria suele asociarse, también, con los artistas
callejeros o con la mendicidad, “la disciplina pide respeto, incumbencia
propia”. La meta es derribar con estos mitos y prejuicios, “hay que entrenar
mucho para lograr buenos trucos, un malabarista de alto nivel entrena de 6 a 7
horas por día”. La mirada está puesta en que el malabarismo crezca, “en el caso
del tenis, estos deportistas aprenden malabares, un arquero de fútbol le
serviría, también practicarlo genera beneficios para la mente y para los
reflejos, cuestiones que no estén necesariamente asociadas al cuerpo”. El
entrenamiento genera a lo largo del tiempo una resistencia física integral. El
malabarismo es el arte de realizar ejercicios de agilidad y destreza,
manteniendo varios objetos en equilibrio inestable y especialmente, lanzando
objetos hacia el aire y recogiéndolos. Cada vez que se domina un nuevo
ejercicio, mejora la autoestima, lo cual proporciona una gran satisfacción
personal, desarrolla la concentración y el pensamiento positivo, de esta forma
mejoran la coordinación de movimientos como la creatividad, es un excelente
anti stress, ayuda a desconectarse de los problemas cotidianos y superar los
estados anímicos que estos generan. En la práctica surgen asociaciones
numéricas, “con tres pelotas, haces la propuesta del ejercicio pensando que
tiene que ser múltiplo de 3, tiene una cuestión matemática que se puede
implementar en la escuela para enseñarla”.
El malabarismo se puede practicar en cualquier lugar y momento, “lo ideal para
el encuentro que promulgamos es que se asocie con un club, para que se asocie
con la idea de deporte”, dijeron los organizadores en relación con la actividad
que se inició en el Club La Esperanza, sede en Fitz Roy 643. “Los reflejos nos
han mejorado muchísimo, la conciencia corporal, la disociación y la
coordinación, te ayuda para muchos aspectos de la vida y para otros deportes”.
También es una instancia de autosuperación constante, favorece la colaboración
y el intercambio con los compañeros para aprender nuevos ejercicios, sin dudas,
es una actividad positiva para los tiempos de ocio a cualquier edad, “con los
malabares sucede igual que cuando uno aprende a montar en bicicleta o a nadar,
cuando se aprenden nunca se olvidan”, explicaron entre risas.

Fines
“Empecé hacer malabarismos en una etapa de mi vida donde no le encontraba
mucho sentido a las cosas, con ellos lo encontré y fue un cambio grande para
mí, empecé a ver la vida desde otro lugar. Y empecé a aprender cosas nuevas,
que no se aprenden en otros lados”, confesó uno de los colaboradores. Los
encuentros tienen como fin, justamente, hacerse una posibilidad accesible para
niños, adolescentes y jóvenes, que pueden ser acompañados por sus familias, ya
que la propuesta está enmarcada libre de humo y de alcohol. “Tratamos de
instaurar estas jornadas con comida saludable, entrenamiento y compartir en
familia, y queremos llegar a la gente que no tenga la posibilidad de estar en
un taller de malabares”.
Pérez, Barral y Ramborger crearon Sintonía Malabar, un pequeño grupo que quiere
impulsar talleres con formadores internacionales, experimentados, que puedan
traer nuevas técnicas y combinaciones. “En el primer encuentro hubo mucha gente
conocida, también gente nueva, llegaron familias, así que respondió un poco a
lo que queremos, compartir entre todos un ambiente saludable, apto para todo
público. Queremos lograr también la profesionalización del malabar, dónde hay
gente capacitada para hacerlo, creo que tenemos una noción muy básica de lo que
es, se puede estudiar mucho más”. En Estados Unidos, existe la International
Juggler´sAsociation (IJA), fundada en 1947, organizan competencias de gran
nivel que son transmitidas en el televisión desde 1990, consideran desde
Sintonía Malabar que estos son pasos muy importantes y antecedentes que
respaldan la propia actividad.
Siendo un cambio abierto y en pleno estudio, los malabares se valen de pelotas,
aros, clavas, banderas, para proponer mini competencias entre personas, una
forma de entrenarse y descubrir juntos. “La mayoría de las personas piensa que
el malabarismo se practica como espectáculo, cuando en realidad es una disciplina
aparte, y se puede practicar libremente sin estar asociado al mismo. ¿Es un
juego, un deporte o ambas cosas a la vez?, es lo que nos estamos preguntando”.

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2018-07-11 00:00:00
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