“En
esta época, la actividad de las bibliotecas de los barrios ha crecido” afirma
Carina Zabaloy, encargada de la biblioteca popular Daniel Aguirre. “Sí, porque
está el lector, que lee un libro por semana, que antes podía comprarlo y ahora
es un presupuesto que no tiene nadie”.

Lectores
“En nuestra biblioteca hacemos un gran esfuerzo por tener lo que pide el
lector”. Por donaciones y aportes de los ciudadanos se han logrado algunos
ingresos, “hace pocas semanas una allegada a la biblioteca donó 30 novelas que
había comprado por una larga enfermedad”, después de realizar un análisis de lo
entregado, las obras repetidas se vendieron y se consiguieron otras, usadas.
“Este año no pudimos comprar libros nuevos”, ya que esta biblioteca no cuenta
con el aporte de CONABIP. Con la venta de libros en el picnic de las
bibliotecas, se suman otros pesos, a pesar de que se realizan únicamente dos
ediciones por año.
“La moda hoy por hoy es la novela histórica romántica, gusta mucho, hay buenos
autores y de los otros. Recrear una historia de amor en un contexto histórico,
y que este sea local despierta más interés. Todavía está de moda la lectura de
autoayuda, de a poco se van trasladando a la literatura”. El público
adolescente creció un poco más, “gracias a las zagas que hay, me he dado cuenta
que algunos leen mucho, no había material para ellos, y lo que había era muy
básico. Ahora hay material exclusivo. Uno de los preferidos, a pesar de no ser
muy nuevo, es Los juegos del hambre, trilogía de ciencia ficción y aventura. El
cine también los engancha para terminar en el libro, suele tener una larga
lista de espera de interesados”. Los más chicos visitan el lugar, “en nuestro
caso, sabemos que en este barrio los chicos cuentan con libros escolares y
computadoras para resolver sus tareas”. Sin embargo, la realidad de las
bibliotecas de los barrios en situación de vulnerabilidad cuentan con apoyo
escolar gratuito, “hay una hora donde se llena de chicas y chicos que van a
hacer sus deberes con voluntarias o bibliotecarias”. Los adultos mayores son
los concurrentes más puntuales, “aunque el biblioteca tiene como barrera la
escalera, muchos adultos mayores se acercan y si no pueden subir, bajamos a
atenderlos”. Su lectura más frecuente es la de los escritores clásicos, novelas
románticas, “no están encasillados, tienen muchos gustos variados”.
A nivel mensual, la biblioteca cuenta con un movimiento de 500 socios. “Los
días más visitados son los lunes y los viernes. Hay más gente, viene mucha más
personas a consultar y hacer uso de la biblioteca.” Este año la biblioteca
Daniel Aguirre cumple 20 años de trabajo, “es el 31 de octubre, estamos en
tratativas de organizar los festejos”.

Con las redes, no enredados
“Con la tecnología vamos de la mano”, afirmó Zabaloy. “Hay cantidad de socios
que tienen libros electrónicos y consumen literatura, pero no dejan el libro,
con mayor razón frente a la posibilidad de hacerlo a través de la biblioteca.
La gente lee y lo hace de todas las formas”. Es imposible desmentir a Eco, “si
alguna vez pensamos que habíamos entrado en la civilización de las imágenes,
pues bien, el ordenador nos ha vuelto a introducir en la galaxia de Gutenberg y
todos se ven de nuevo obligados a leer. Para leer es necesario un soporte. Este
soporte no puede ser únicamente el ordenador” aporta desde “Nadie acabará con
los libros”. Según el semiótico italiano, la computadora no puede llegar hasta
la bañera y depende de la electricidad, por lo tanto está limitada en cuanto
otros espacios abiertos, cuestiones que el uso de los celulares han atravesado
en el siglo XXI. Sin embargo, “el libro es, a fin de cuentas, un instrumento
más flexible”.
“Los más asiduos socios se han acostumbrado a utilizar la página de la
biblioteca para encargar libros, para mandar fotos, acordar horarios y
préstamos, hacer consultas sobre la existencia de una u otra publicación”,
explicó Zabaloy respecto al uso de redes sociales, que sirve para la promoción
de las actividades institucionales.

SUGERENCIA
Una vuelta por la biblioteca popular del barrio podría sorprendente con un
libro bajo el brazo al regreso y un listado de posibles talleres y cursos
gratuitos o con aranceles accesibles, para ejercitar la memoria, más lectura o
la escritura.
Biblioteca Rivadavia: Avenida Colón 31, la céntrica.
Rosario Sur: Saavedra 2395 en Villa Rosario Sur.
Roberto Payró: 19 de mayo 769 en Barrio Napostá.
Daniel Aguirre: Uruguay 467 en Universitario.
Jorge Luis Borges: Pellegrini 638 en Tiro Federal.
Don
Germán García: Quillén 136, Patagonia.
Simón Rodríguez: Vieytes 2745, Los Almendros.
Martín Allica: Humboldt 3758, Barrio 12 de Octubre.
Bartolomé Mitre: Washington 232, Villa Mitre.
Eduardo Mallea: Av. Arias 2231, Villa Rosas.
Concepción Urdinola de Pedernera: Rincón 555, Bella Vista.
Gabriela Mistral: Francia 2120, Villa Nocito.
Ingeniero Domingo Pronsato: Salinas Chicas 4179, Villa Harding Green.
Mariano Moreno: Mascarello 3860, en la localidad de Ingeniero White.
Mariano Moreno: Azcuénaga 184, en la regional Cabildo.
José Hernández: Saavedra y Matheu, en Gral. Daniel Cerri.
Villa Duprat: Peñaloza 172, Villa Duprat.