En el marco del evento cultural “El rey de la Milonga”, se presentó
Jorge Muscia, artista plástico y fileteador porteño con una trayectoria de 25 años en el arte
popular y contemporáneo que se entrama con el tango. Entre flores y figuras
habló sobre la historia del filete, de carros, colectivos y carteles. Cerca del
telón dialogan bandoneón y guitarra eléctrica, mientras se agita el ambiente
con bailarines, cantantes y músicos de Amigos x el Tango.
En el salón, hay pruebas de pinceles sobre los cuerpos de las artistas, y San
Pugliese “estira el ojo” desde el fondo. Y el mundo, es el de la milonga, ya no
marginal como en sus orígenes. “Filete quiere decir hilo”, introduce Muscia, y deja el pincel sobre la mesa. “Este oficio es
caligráfico, y hoy está en los carteles, sin embargo, antes era una forma de
ostentar relacionada con la identidad porteña”.
Trayectos
En 1992, Jorge Muscia desafió las calles al “vestir” al obelisco de Buenos Aires, gracias a la Beca Antorchas. “El
proyecto surge para rescatar y valorar este monumento. Concreté la intervención
mediante un montaje escenográfico, que como una gran tela recubrió el
obelisco”. La puesta en escena representó las cuatro artes del tango, la
música, el tango, el baile y poesía, “en el cual reconozco como quinta arte al
fileteado porteño”.
Estudió Bellas Artes y ya empezó a incursionar en el oficio de la mano
de Kely López, de quien fue el aprendiz, y pintó colectivos y camiones.
Perfeccionó su técnica con el maestro León Untroib. “Para ahondar mis intereses sobre el arte popular
fui a Europa e investigué los orígenes del filete”, producto de estas
investigaciones publicó “El filete porteño, arte popular de Buenos Aires”, obra
en una edición inglés y español, que por primera vez se dedica a la enseñanza
de la técnica nacional. En su vida profesional se suman exposiciones en Italia,
Inglaterra, España, Francia y Alemania, como así también en Estados Unidos y
México, y en las galerías de mayor renombre de la ciudad de Buenos Aires. Desde
1990 hasta la fecha es miembro académico titular de la Academia Nacional
del Tango de Argentina. “Con 12 pinceladas tenemos lo básico para entender la
técnica del filete” y toma el pincel para mostrar con unos pocos movimientos
que lo que suena difícil se hace fácil en las manos del experto.
Fileteados
Desde 1900 se desarrolla este arte como un estilo plástico, en la
decoración de carros de los vendedores ambulantes, para luego hacerse extensivo
a camiones y micros. “Las ciudades que dejan de lado los oficios artesanales,
por lo tanto, este oficio que estaba hecho para pintar superficies grandes
debió reinventarse para ser utilizado en la arquitectura, el ornamento pasó a
muebles, objetos y carteles. Se hizo popular porque imitaba el trabajo del
ebanista, quienes no lo podían pagar contrataban a un pintor que con sus
filetes diera volumen y decoración”.
La exhibición de frases tangueras en camiones y carros fundió los
destinos de filete y tango, el rostro de Carlos Gardel y las vírgenes pintadas en
la versatilidad del fileteador definían dónde y a quién se le compraban las
carrocerías. Con la pérdida de estilo de los maestros, “en el fileteado hay
elementos que se repiten, pero la forma en que se combinan es personal. Frente
al trabajo, hay un desafío muy grande, tenemos que negociar con quien nos
encarga el trabajo, y pensamos “ojalá que le guste”. Volumen, iluminación y
composición definen la personalidad del artista fileteador”.
La relación entre el tango y el filete no es casual, y no estuvieron
unidos en un principio, su fusión responden a la necesidad de expresar la nueva
identidad porteña, producto de la inmigración, la vida del conventillo, el
trabajo cotidiano y el mestizaje cultural. “Hay que reconocer que ambos
elementos son patrimonios culturales” del imaginario porteño, aunque se
extiende en otros lugares.
Supo describirlo Horacio Ferrer: “Carros, pianos y fachadas/ paragolpes
de camión/ cartelones y boliches/ que se excitan porque son/ puro atril
enamorado/ del mayor fileteador/ porteñista y surrealista/ curador de mingolon” en su canción “El Fileteador”, dedicada al especialista. Pero Muscia prefiere dibujar dos flores y dice “el filete
tradicional es simetría, se trabaja en espejo, trato de romper con eso desde mi
estilo”. Después de cuatro horas de trabajo, el cartel que señalará La Plaza del Tango, ubicado en la Avenida Cerri al 800, queda
listo para ser colocado. La cita será el día 8 de diciembre, con actividades
musicales, que deleitarán a los asistentes. Así como Osvaldo Pugliese dejó su
música, un pedazo de Arrabal, Muscia es el introito a una noche de gala y “el tango es
el nexo que une a los artistas y el hilo conductor de una historia de vida
mediante el humor y la reflexión”, también, claramente, el filete se vuelve el
quinto elemento.
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