Una muestra plástica en el Museo y Archivo Histórico para darle color al mes de
diciembre. Adultos mayores reciclaron, pintaron, construyeron y decoraron
rincones del lugar y del alma.

“Son
producciones de los talleres de plástica, que venimos haciendo desde hace 5
años, se dicta en centros que dependen de la municipalidad», cuenta Ileana
Cerato, docente responsable de la actividad. «Los hemos invitado a exponer
en las instalaciones del ex hotel de inmigrantes, un sitio que cuida la
historia y los materiales construidos alrededor de ella», dijo Ana Dozo,
directora de la institución municipal, en el momento de la apertura de la
muestra. «Esperamos que nos visiten con sus familias y conozcan el Museo,
lo disfruten y lo sigan invitando para sus conocidos».

Recrear y formar
«Los talleres están destinados a adultos mayores y este año también se
abrió la propuesta para todo tipo de edades y así se abrió la brecha de
edad», entusiasma Cerato. La etapa inicial es preparatoria, se comparten
las técnicas y los estilos, «empezamos trabajando con el dibujo y después
pintamos, lo hacemos de a poquito y con los alumnos».
«Esto es una pequeña muestra porque en verdad todos los centros han
trabajado muchísimo. Estoy super contenta, muy conforme, esperemos que se
puedan continuar el año que viene». Las producciones que se exhiben en la
primera sala del Museo son un árbol al estilo mariposa, otro a super escala de
cajas, también hay mini cuadros y objetos tridimensionales. «Los árboles
navideños fueron una excusa para volcar todo el trabajo plástico que se viene
haciendo a lo largo del año, es como decir jugamos un poco, nos distendemos y
también buscamos el significado de la Navidad, ver qué queremos cerrar para
esta etapa, qué queremos para el año que viene, coincidieron en ponerle mucho
color y mucha vida. Tiene que ver con un período que estamos pasando todos y
necesitamos focalizarnos en lo positivo, tiene que ver con eso, empezar a ser
optimista, desde ya que pasan cosas tristes y que nos duelen a todos, pero si
no le ponemos voluntad para salir adelante y buscarle el humor a la vida, y de
disfrutar porque la vida se pasa muy rápido».
Según Cerato, el acompañamiento pedagógico lleva en las primeras instancias,
«arrancamos con una temática común pero después cada uno tiene su propia
temática, su personalidad, conviene que los grupos sean de 12 personas. Son
clases personalizadas, cada uno está haciendo un trabajo distinto. Con un grupo
en esta cantidad, uno se puede dedicar a un tiempo y un ritmo más personal,
tenemos que estar resolviendo cosas distintas y explicando las técnicas según
la persona y el estilo de lo que esté haciendo, resolviendo cosas distintas. Se
trata de que cada uno ahonde en su propia personalidad y que no salgamos todos
haciendo el mismo trabajo. Respetamos el ritmo y la técnica, algunos les gusta
más lo figurativo y otros más lo abstracto».

Aprender
«Hay todo tipo de materiales porque reciclamos las tapas de los cd que
las pintamos e hicimos mini cuadros y uno de los maridos de una alumna nos hizo
un buen armazón para exponerlos. Le buscamos la vuelta entre todos para ir
solucionando lo que surgía en el momento. Otra de las propuestas fue cajas
comunes de todos tamaños que las pintamos de colores y son una especie de cuadros
tridimensionales que se pueden ver a medida que se giran. Además reciclamos
radiografías, pintamos mariposas de todos tamaños y la idea era que tuvieran
los colores del arco iris. Con retazos de fibra fácil armamos un triángulo,
cada uno hizo su obra, su cuadro en ese espacio, que expresa a través de la
pintura y mucho colorido para adornar el pino».
Una obra colectiva requiere coordinación y acuerdos, «descubrimos que es
lindo trabajar en equipo. La pintura nos lleva a ser muy individualista pero
para la muestra tuvimos que resolver muchas cosas en grupo, eso nos hizo muy
bien y nos ayuda soltarnos, a abrir otras puertas» describe la docente.
Al momento de las conclusiones, Cerato agrega «creo que aprendí más yo que
ellos, fue al revés». A lo largo de un arduo año de trabajo y prácticas,
«fue un gran aprendizaje, cuando me hicieron la propuesta fue un desafío,
tenía experiencia en todo tipo de edades pero no estaba específicamente con
adultos mayores. Principalmente me enseñaron a ser más optimista, a no hacerse
tanta mala sangre. En los adultos mayores hay gente que tienen una actitud de
humor frente a la vida, con mucho humor, que hacen chistes constantemente, que
se divierten y después te enterás que tienen una historia bastante importante
atrás, tuvieron que tener todo un proceso para no quedarse con lo triste que
pasó, siguen adelante y son un ejemplo para los demás. No es solamente en el
arte y la plástica sino desde el lado humano, aunque me han dado muchas
sorpresas. Personas que se han destapado y pensás que siendo grandes les va a
costar un poquito más porque están más estructurados y no sucede. Tienen una
actitud lúdica, se sueltan y sacan el niño que llevan dentro». En cuanto a
lo que la docente se lleva en esta práctica de enseñar y aprender, «recibo
muchísimo cariño, muchísimo afecto de los alumnos, tengo una relación
fantástica y disfruto mucho dando clases. Creo que es algo recíproco».
La Biblioteca Simón Rodríguez, el Centro de Gestión comunitaria, el Centro de
Jubilados Bonaerenses y el Centro Villa Ressia fueron las sedes de estos
talleres. El evento es auspiciado por la Dirección de Formación y Capacitación del municipio y
se puede visitar de lunes a viernes de 8 a 12 y de jueves a domingo de 15.30 a
18.30 horas.