La pandemia cerró las salas de cine durante las tres cuartas partes de 2020 por lo que un balance se hizo innecesario, pero este año puede hacerse porque la proporción se invirtió y aún con idas y vueltas debidas a la incidencia del virus, estuvieron abiertas 33 semanas del total de 52.

Desde que las plataformas de streaming fueron desembarcando en el país con Netflix como cabeza de puente, se repitió lo que ha sucedido en el resto del mundo: los films de pequeño o mediano presupuesto fueron perdiendo lugar en la distribución comercial y pasaron a engrosar o a perderse en los catálogos online y a las salas sólo llegan los tanques o los films que tienen el aval de algún premio importante.

La pandemia transformó esa tendencia en la regla general, que fue rubricada formalmente con varios convenios entre plataformas y estudios para reducir al mínimo la ventana de exhibición -el lapso entre el estreno presencial y el pase a streaming o a televisión-, que en la mayoría de los casos bajo a un par de semanas o a omitirse en casos excepcionales.

Lo cierto es que tras la reapertura con continuidad de las salas, que en Argentina se dio en julio último, el caudal de espectadores tampoco ha vuelto a ser el mismo, no sólo porque el público “nativo de cine” -que ha concurrido regularmente y disfruta del ritual tanto como de film mismo- tiene una cierta edad y debe preservar su salud, sino también y especialmente porque no se siente la urgencia de ver X título antes de que salga de cartel ya que se lo podrá “pescar” en algún rincón de la web.

Así están las cosas hoy, con una guerra entre las plataformas para sumar suscriptores por un lado; los estudios poderosos tratando de arriesgar lo menos posible con remakes, reboots, secuelas y precuelas de casi cualquier éxito pasado para despegar al público de sus pantallas domésticas a fuerza de nostalgia y sin garantía de que un film se sostenga en cartel.

Esto último fue probado con casos curiosos como el de los demorados Tenet (Christopher Nolan; USA, UK- 2020) y 007 Bond: Sin tiempo para morir (Cary Joji Fukunaga; USA, UK- 2021), que venían pisando fuerte por expectativa y publicidad y se quedaron con las ganas de “salvar al cine”.

Así que no sorprende que el quinteto más visto en las salas argentinas esté integrado -en orden ascendente- por: Godzilla vs. Kong (Adam Wingard; USA, Australia- 2021), que sumó 650 mil espectadores con aforo al 30%; Eternals (Chloé Zhao; USA, UK- 2021), que llenó 660 mil butacas; Rápidos y furiosos 9 (Justin Lin; USA, Tailandia, Canadá- 2021), que consiguió 725 mil espectadores; Venom 2 Carnage liberado (Andy Serkis; USA- 2021), con 850 mil entradas vendidas y el líder indiscutido Spiderman: sin camino a casa (Jon Watts; USA, Islandia- 2021), que se estrenó a mitad de diciembre y logró un éxito estilo pre-pandemia convocando 2 millones de espectadores y sigue contando.

Específicamente en Bahía Blanca, de los 84 films que se estrenaron -menos de la mitad que en 2019-, apenas 5 fueron argentinos, es decir, un 6%; 10 – 12% de otros orígenes; y el resto estadounidenses o en coproducción con Estados Unidos lo que significa un 82 % del total.

Entretenimiento como factor dominante, que podría deberse a la necesidad de escapar de una realidad definitivamente difícil, aunque no parece que la situación de la producción y el consumo de cine internacional o nacional vayan a cambiar demasiado una vez que la pandemia se vuelva un mal recuerdo.

Nunca ha habido más cine, pero no en los cines y los cinéfilos puristas quizás debieran cambiar de afición o instalar un Home Theater.

Autor: Redacción Ecodías