Los bosques oscuros y las altas peñas de la Escocia
medieval esconden un reino lleno de misterios y leyendas.
El trono lo ocupa el poderoso rey Fergus, aunque la carga más pesada la lleva la
reina Elinor, que lidia con la educación de los traviesos trillizos: Harris,
Hubert y Hamish y sobre todo de la impetuosa Mérida.
Una adolescente casi tan rebelde como su melena, que escapa de las lecciones de
etiqueta, música y otras labores tan amables como necesarias para una princesa
y prefiere galopar libre o practicar arquería desesperando a la reina.
Esta tensión entre madre e hija muda en guerra declarada, cuando Mérida se
entera que deberá elegir marido entre tres herederos -impresentables-, para honrar
la alianza con la nobleza.
La chica rehúsa seguir la tradición, recurre a una bruja para que cambie a su
madre con un hechizo y enreda aún más las cosas.
Primera protagonista femenina y primera trama principesca de los estudios Pixar
-famosos por renovar el cine animado y elevarlo a una calidad nunca antes alcanzada-,
que salen de sus originales mundos paralelos para sumergirse en la ortodoxia
edulcorada de su socio comercial: el Grupo Disney.
Sin duda Mérida es mucho más aguerrida e independiente que Cenicienta, Bella, Ariel
u otras Princesas Disney. Tampoco hay duda de que Pixar sigue superándose
visualmente en cada producción; que los cabellos de la protagonista son una
obra maestra del diseño; que los animales tienen una movilidad impresionante; los
paisajes son bellísimos y hay momentos logrados de humor y de terror, pero el
está guión desequilibrado.
Desequilibrio notorio a partir de la segunda mitad del metraje y probablemente originado
en los cambios de rumbo en la escritura y la dirección. Porque la idea central,
el aspecto de la protagonista -que coincidiría con el de su pequeña hija- y el
comienzo del rodaje se le debe a Brenda Chapman, quien fue reemplazada con Mark
Chapman por desacuerdos creativos y en letra pequeña se acredita a Steve
Purcell como codirector.
El resultado es un film demasiado oscuro -las garras, las fauces y las peleas
entre osos gigantes son muy realistas- para los más chicos y demasiado infantil
-no ayuda tener un “Mamita sabe.” como moraleja- para los preadolescentes,
prueba de que Pixar no hizo pie en terreno ajeno.
Por fortuna, antes de Valiente -premio
para los puntuales- se ofrece el corto La
luna (Enrico Casarosa; 2011), donde no sólo brilla el meneado satélite,
sino la ternura y el ingenio.
Título original: Brave
Dirección: Mark Andrews, Brenda
Chapman, Steve Purcell
Guión: Irene Mecchi, Mark Andrews,
Brenda Chapman, Steve Purcell
Montaje: Nicholas C. Smith
Música: Patrick Doyle
Origen: USA- 2012
Calificación: Apta para todo público
> Directora
Valeria Villagra
> Secretario de redacción
Pablo Bussetti
> Diseño gráfico
Rodrigo Galán
> Redacción
Silvana Angelicchio, Ivana Barrios y Lucía Argemi
> Difusión en redes sociales
Santiago Bussetti y Camila Bussetti
> Colaboradores
Claudio Eberhardt
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