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Una estrella para el samurái
Desde el 14 de Noviembre pasado Toshiro Mifune tiene su lugar en el Paseo de la Fama.
Categoría: Cine

Desde el 14 de Noviembre pasado Toshiro Mifune tiene su lugar en el Paseo de la
Fama.

Hollywood se tomó casi demasiado tiempo para
descubrir una estrella con el nombre del japonés Toshiro Mifune en su icónico
Paseo de la Fama.
Curiosamente, este orgullo de la cinematografía nipona había nacido en China en
1920, donde sus padres se habían mudado por trabajo; en la adolescencia se
dedicó a la fotografía y comenzó su carrera cinematográfica en 1946, luego de
servir la Armada Imperial Japonesa durante la Segunda Guerra Mundial.
Debutó como actor -antes había sido camarógrafo- en 1947 y le bastaron pocos años
para conseguir buenos roles en su país y saltar al estrellato internacional,
gracias a los protagónicos de varios clásicos del director Akira Kurosawa como Rashomon (1950) y Yojimbo (1961).
Con Kurosawa colaboró en 16 films entre 1948 y 1965, pero el actor llegó a
rodar unos 170 -incluidos varios fuera de Japón como el spaghetti western Sol Rojo (Terence Young; 1972)- y también
tuvo roles televisivos interesantes como el protagónico de la recordada miniserie
Shogun (1980), donde -según la
novela del James Clavell- se mostraba un temprano choque cultural entre un
líder samurái y un marino occidental.
Su último rodaje fue en 1995 y dos años después fallecería a consecuencia de problemas
cardiacos, pero -como se puede ver en el documental Mifune: El ultimo Samurái (Steven Okazaki; 2015)- aún se lo
recuerda como la primera gran estrella que el cine japonés dio al mundo.
Un mundo que difícilmente sepa, que además de un guerrero samurái arquetípico pudo
ser el Juan Moreira ideal de
Leonardo Favio.
A principios de la década del setenta, el director argentino -que en ese
momento consideraba a Mifune el mejor actor viviente- estaba en plena
producción de su largometraje sobre el gaucho matrero, el primer nombre que
barajó para el protagónico fue el del japonés y hasta hizo el intento de contratarlo.

Finalmente no fue posible y es un desencuentro para lamentar, porque si se ha
visto al actor en Los siete samuráis (1954)
es sencillo imaginarlo cabalgando envuelto en un poncho y con una vincha
cruzándole la frente.

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2016-12-19 00:00:00
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