Faltaban pocos minutos para las cinco de la tarde del martes 12 cuando el suelo en Puerto Príncipe y aledaños comenzó a sacudirse como una gigantesca alfombra. Edificios y endebles viviendas cayeron en medio de gritos y expresiones de angustia. En pocos minutos se instaló el horror, el miedo, el desconcierto. Haití, el territorio más empobrecido y abandonado de América Latina, se convirtió en un gemido colectivo. Una parte importante de sus casi 10 millones de habitantes perdió sus pocas pertenencias.
No se sabe cuántos cientos de miles de haitianos han muerto o han resultado gravemente heridos. Cuando
Pena sobre pena
La parte de la isla de
Hoy casi 6 millones de haitianos sobreviven con menos de un dólar al día. La renta anual per cápita es de 430 euros al año. Es la herencia de un pasado colonial, el pago de una indemnización a Francia durante 50 años bajo la infame amenaza de un bloqueo naval.
Ya en el siglo XX, la dolorosa historia haitiana recoge dos ocupaciones militares norteamericanas y más tarde las crueles dictaduras de los Duvalier. El país tiene una superficie forestada de sólo el 2%. La voracidad de las transnacionales y las necesidades básicas de los pobladores terminaron con los árboles, convirtiendo a esa parte de la isla en un páramo. En el 2008 Haití sufrió dos huracanes. Ahora, como acorde final de una trágica partitura, un terremoto que aniquila vidas y termina por destruir lo poco construido. La miseria se convierte en nada. Para que Haití sobreviva a su grave terremoto hará falta mucho más que una ayuda coyuntural.
Solidaridad y oportunismo
La colosal dimensión de la tragedia ha convocado la solidaridad internacional. Generosa y auténtica en el sentimiento de los pueblos, pero dudosa y calculadora a nivel de gobiernos. Transcurrida una semana de la catástrofe, cientos de miles de haitianos siguen a la intemperie, la mayoría de ellos sin alimentos ni agua. Decenas de miles están con lesiones importantes, fracturas o heridas abiertas.
El débil sistema sanitario se desplomó, al igual que los tres hospitales de Puerto Príncipe. Médicos y enfermeros en forma autónoma trataron de paliar el déficit. Los cubanos que desde hace años tienen tres hospitales y mantienen unos 400 médicos en Haití, se han prodigado para mitigar las necesidades de atención de las víctimas. Se han practicado cientos de amputaciones prácticamente a la intemperie y muchos de ellos sin contar con anestesia.
Estados Unidos se hizo cargo del aeropuerto en la capital, pero su gestión ha provocado ya incidentes diplomáticos y el enojo de organizaciones gubernamentales. Francia, Venezuela y Brasil, al menos, han reclamado por el comportamiento de las tropas norteamericanas. A su regreso de Puerto Príncipe, el secretario de estado francés para
Por Carlos Iaquinandi, Agencia SERPAL, Servicio de Prensa Alternativa. www.serpal.info
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