Los Borgens son una familia literaria. William,
padre y escritor respetado; Rusty, estudiante de secundaria y poeta en cierne y
Samantha, universitaria que ha conseguido que publiquen su primera novela a los
19 años.
Una fachada artística y afortunada que se fractura en Érica, ex esposa y madre
conflictiva a la que a pesar de todo William no puede olvidar. Un atasco –el
título original va por ese lado- de emociones, que le impide seguir con su vida
y se potencia en las fiestas de fin de año.
Trama relativa a las tensiones internas en el ámbito familiar común a buena parte
del cine indie americano, pero en tono de comedia romántica o como adelanta el
lema publicitario: “Una historia de primeros amores y segundas oportunidades.”
Este ha sido el largometraje debut de Josh Boone como director y guionista, que
sigue a sus personajes durante un año -de un Día de Acción de Gracias al otro-
decisivo.
A pesar de no aportar nada demasiado nuevo a la temática- de hecho el enfoque se
parece bastante a los de Historias de
familia (Noah Baumbach; 2005) o Loco
y estúpido amor (Glenn Ficarra, John Fuqua; 2011)-, los diálogos y
situaciones son creíbles, logran involucrar al espectador en el conflicto y crear
un leve suspenso sobre su resolución.
Logro debido en buena parte a las interpretaciones de un elenco con varios nombres
reconocibles -el cine independiente suele preferir la anonimia- de dos
generaciones, destacando a Greg Kinnear, Jennifer Connelly y Lilly Collins.
¿Cuál es el mejor lado: el de los románticos o el de los realistas? Boone elige
uno y da una amable oportunidad de que el espectador haga lo propio.

Título original: Stuck in Love
Dirección y
guión: Josh Boone
Fotografía: Tim Orr
Música: Mike Mogis, Nate Walcott
Origen: USA – 2012
Calificación: Sólo apta para mayores de 13 años, c/reservas
Intérpretes: Greg Kinnear, Jennifer
Connelly, Kristen Bell, Lilly Collins