Dirección: Ana Fraile
Guión: Ana Fraile, Lucas Scavino
Montaje: Lucas Scavino
Música: Martín Fraile
Origen: Argentina – 2010
Calificación: Apta para todo público
Narrador: Juan Leyrado

Ana Fraile, directora, coguionista y principal productora de este documental sobre César Milstein parte de una situación privilegiada para abordar el tema. Como su sobrina nieta lo conoció y tiene acceso al círculo íntimo del químico que ganó el Premio Nobel de Medicina en 1984, por sus investigaciones sobre inmunidad y producción de anticuerpos monoclonales.
El film se presenta como una sesión de fotos y filmaciones familiares presidida por Celia Milsten, su viuda, y de allí en más recorre los hechos salientes de la vida del científico.
Su nacimiento en Bahía Blanca en una familia de inmigrantes, el descubrimiento de su vocación, sus estudios en Buenos Aires, su matrimonio, su doctorado en Cambridge, su vuelta al país, su incorporación al Hospital Malbrán y los problemas que lo llevaron a emigrar a Gran Bretaña -al final de la década del 50- donde trabajó hasta su muerte en 2002.
En un montaje cronológico se suceden fotografías, cartas -leídas por Juan Leyrado-, imágenes de archivo y filmaciones caseras intercaladas con entrevistas a la señora Milstein -protagonista del momento más tierno del film cuando llama simplemente “el petiso” a su ilustre marido-, a su sobrina Diana, al propio Milstein, y sobre todo a colegas y colaboradores en la investigación.
A diferencia de lo que podría esperarse del punto de vista de un familiar, los aspectos personales no son los que más se destacan. Hay una suerte de contención, que inclina la narración hacia lo profesional.
Las abundantes entrevistas a colegas y la información sobre los descubrimientos que lo llevaron al Nobel están debidamente identificadas y fechadas, pero las imágenes de viajes -a los que parece haber sido siempre aficionado-, las vacaciones, las fiestas familiares no están identificadas con un sobreimpreso y hasta se excluyen las circunstancias de su muerte. Omisiones que no ayudan al espectador sin conocimiento previo sobre Milstein.
Este es un tributo técnicamente modesto, que destaca la incansable curiosidad intelectual y entrega al trabajo de César Milstein y queda un poco corto al mostrar al hombre, pero sirve para perpetuar su memoria y quizás incentivar a futuros científicos.