El
argentino Hernán Goldfrid debutó en la dirección con la agradable comedia romántica
Música en espera (2009), pero en su segundo
largometraje cambia de género y versiona la novela de Diego Paszkowski que ganó
el premio “La Nación” en 1998.
Un thriller psicológico centrado -tal como adelanta el título- en una intriga
entre académica y policial.
El protagonista casi excluyente es Roberto Bermúdez -un siempre
eficaz Ricardo Darin-, reconocido abogado penalista que a sus cincuenta y
tantos prefiere la escritura de ensayos y la docencia universitaria. Hasta que asesinan
a una joven camarera frente a la facultad y se involucra casi como un detective
en la resolución del caso.
Interés originado menos en la proximidad del crimen, que en la sospecha de que
uno de sus alumnos pudo haberlo cometido para probar la ineficacia del sistema
judicial y su capacidad de burlarla sin pagar por ello.
La trama y el clasicismo de la puesta remiten de manera ineludible a Crimen
y castigo de Dostoievski y al sonado caso Leopold-Loeb, que fuera magistralmente
llevado a la pantalla por Alfred Hitchcock en La soga (1948) y no tanto por Richard Fleischer en Compulsión (1959).
Pero a diferencia de esos precedentes la acción se va apartando de los indicios
y la deducción para adentrarse en la mente obsesionada del protagonista al estilo
de Psicópata americano (Mary Harron,
2000) y desembocar en un final abierto.
La paradoja de Tesis de un homicidio
residiría en su estupenda concepción visual -especialmente la ambientación con acento
en el Op Art y su eco en las dificultades para percibir la realidad- y la interpretación
excelente de Darín; que se oponen a la pobre construcción de los demás
personajes -como evidencian los fastidiosos diálogos epigramáticos de la contrafigura
interpretada por Ammann- y la resolución, que no por adelantada en pequeños y a
veces tramposos detalles, deja de sentirse anticlimática.
Es evidente que la coproducción española ha buscado capitalizar el éxito
internacional de El secreto de sus ojos
(Juan José Campanella, 2008) -con la cual este film tiene algunos puntos de
contacto-; inclinado el guión hacia el protagónico de Darin -no pasa en el texto
original- y desequilibrado el resultado del conjunto.
Aunque eso no parece haber disminuido el interés del publico, que acudió las
salas masivamente durante la primera semana.

Dirección: Hernán Goldfrid
Guión: Patricio Vega
Fotografía: Rolo Pulpeiro
Música: Sergio Moure
Origen: Argentina, España – 2013
Calificación: Sólo apta para mayores
de 16 años
Intérpretes: Ricardo Darín, Fabián
Arenillas, Calu Rivero, Alberto Ammann, Arturo Puig