Título original: The Time Traveler`s Wife
Dirección: Robert Schwentke
Guión: Bruce Joel Rubin, Audrey Niffenegger
Fotografía: Florian Ballhaus
Música: Michael Danna
Origen: USA – 2009
Calificación: Sólo apta para mayores de 13 años
Intérpretes: Eric Bana, Rachel McAdams, Arliss Howard, Ron Livingston, Jane McLean

Amor y tiempo siempre han tenido una relación conflictiva e inversamente proporcional. La poesía, la narrativa y particularmente el cine la han reflejado muchas veces, la mayor parte en historias de pasiones breves y trágicas o amores que se diluyen en rutinas añosas.
Pero hay unas pocas que salen del dominio del género romántico, le otorgan al tiempo un rol menos normal y se adentran en el fantástico. Entre estas últimas -además de El día de la marmota (Harold Ramis, 1993), Kate y Leopold (James Mangold, 2001) o La fuente (Darren Aronofsky, 2006), entre otras- está incluida Te amaré por siempre, que en el inglés original se titula “La mujer del viajero en el tiempo”.
En las primeras imágenes vemos un hombre desnudo robando algo con qué cubrirse, lo atrapan y de pronto desaparece ante los ojos asombrados de todos. Así conocemos a Henry (Eric Bana), el protagonista masculino y su particular condición.
Desde la infancia sufre un rarísimo desorden genético que lo hace viajar en el tiempo sin control. Algo que lo angustia y trata de mantener en secreto, hasta que conoce a Clare (Rachel McAdams), la joven que será su gran amor y con la cual tratará de mantener una relación a pesar de sus “ausencias” y los desencuentros.
Un film de encargo dirigido por el alemán Robert Schwentke, con guión de Bruce Joel Rubin en colaboración con Audrey Niffenegger, autora de la novela homónima en que se basa.
La trama engancha al espectador y disimula bastante bien las inevitables confusiones que producen las paradojas temporales en cualquier relato de viajes en el tiempo, algo que los guionistas consiguieron enfocándose en la relación de la pareja central, sensiblemente interpretada por el actor australiano Eric Bana y la actriz canadiense Rachel McAdams.
Las peripecias “temporales” son interesantes, pero darles más metraje hubiera desequilibrado el relato, que ya tiene un déficit notable en la caracterización de los personajes secundarios que son usados casi como parte del mobiliario.
Sin estar totalmente logrado, Te amaré por siempre es un buen film, que conmueve sin cursilerías y ofrece una visión diferente del tópico del amor eterno.