Un repaso a la carrera cinematográfica de Evita en el año del centenario de su
nacimiento.
No importa si la biografía de Eva Duarte de Perón se aborda como un tributo, una
diatriba o una investigación objetiva, casi todo está dicho.
Salvo -quizás- su pasado como actriz, que quedó en un cono de sombra al
convertirse en Primera Dama, porque entonces ese trabajo y el “ambiente
artístico” no estaban bien vistos y se asociaban con unas libertades impropias
para la moral de la época, en particular la de los sectores más reaccionarios
de la sociedad argentina.
La realidad es que para la breve década en que desarrolló su carrera, desde que saliera de
Junín con 15 años hasta su matrimonio en 1945, logró -con constancia y con
hambre según testimonios de allegados- un lugar en los escenarios porteños y en
la radio, un medio que en la década del 30 y 40 del siglo XX era el vehículo
más directo a los hogares y la popularidad y en el que además de obtenerla, llegó
a ser una de las fundadoras de la Asociación Radial Argentina.
En los intersticios de estas dos actividades y en menor medida estuvo el cine, que
entonces vivía su mejor momento como una industria prospera con sistema de
estudios y amplia distribución local y latinoamericana.
De las funciones teatrales y giras quedan algunas fotos, de los programas
radiales alguna grabación con frituras, pero sus seis largometrajes -todos en
blanco y negro- se conservan y la muestran en diferentes roles.
Los primeros cuatro fueron secundarios aunque de importancia creciente; en el
quinto fue la contrafigura femenina y el sexto la protagonista, que irónicamente
fue el último.
En orden cronológico, comenzó con apenas dieciocho años en ¡Segundos afuera! (Israel Chas de Cruz, Alberto Etchebehere; 1937).
Una comedia desarrollada en el ámbito boxístico para aprovechar que Pedro
Quartucci, su protagonista, tenía una destacada carrera previa como boxeador y
había ganado la medalla de bronce de su categoría en los Juegos Olímpicos que
se disputaron en Paris en 1924.
Y junto al púgil y la debutante, un elenco con varios figurones -varios en
ciernes-, entre los que estaban Delia Garcés, Luis Sandrini, Pepe Arias y Pablo
Palitos.
Luego de un par de años entre giras teatrales y “haciendo pasillo” buscando
trabajo, llega La carga de los valientes
(Adelqui Millar; 1940), un drama épico histórico protagonizado por Santiago Arrieta que
se desarrolla en 1827 durante la Guerra del Brasil, cuando fuerzas brasileñas intentaron
apoderarse del otrora fortín de Carmen de Patagones para dirigir desde allí un
ataque al resto de la provincia y fueron valientemente repelidas.
El film más caro de la industria hasta ese momento, que fue halagado por las
secuencias en las locaciones originales y su despliegue de hombres y caballos
en las batallas, pero no tanto por la trama en la que Eva interpreta a la joven
empleada de la pulpería.
Vuelta a la comedia en El más infeliz
del pueblo (Luis Bayón Herrera; 1941) como la hermana menor de Luis
Sandrini, que protagonizaba como Pantaleón, un modesto oficinista que sufre
presiones, envidias y desprecios porque va a casarse con la hija del hombre más
poderoso de su pequeño pueblo.
Sigue en Una novia en apuros (John Reinhardt;
1942), también una comedia, pero de enredos.
Tenía guion del poeta y escritor Conrado Nalé Roxlo e incluía una luna de miel interrumpida
y la búsqueda de un anillo desaparecido, donde Eva encarna a una especie de
novia suplente en un elenco que encabezaban Alicia Barrié, Esteban Serrador y nuevamente
Pedro Quartucci.
Su favorito habría sido La cabalgata del
circo (1945, Mario Soffici) aunque dio pie a una leyenda negra, ya que
durante el rodaje ella y Libertad Lamarque habrían tenido un altercado del que
hay muchas versiones nunca confirmadas totalmente y derivaría en el exilio
mexicano de Lamarque.
Musical que tuvo a Hugo del Carril en el protagónico masculino y recuperaba la
atmosfera del circo criollo y los comienzos del teatro argentino, siguiendo la
trayectoria de la canora familia Arletty.
Y la despedida con La pródiga (1945,
Mario Soffici), un drama en el que protagonizó junto a los galanes Juan José
Míguez y Alberto Closas encarnando a Julia, una mujer que se arrepiente de un pasado
superficial y decide repartir su fortuna entre los necesitados.
El rodaje se completó pocos días antes de que Eva Duarte se casara y se convirtiera
en la Sra. Perón y eso hizo imposible el estreno -por decisión de su marido o
su entorno-, aunque los productores guardaron una copia y finalmente llegó a
las salas casi tres décadas después, en agosto de 1984.
Una filmografía mínima y en su mayoría accesible, ya que estos films suelen exhibirse
en ciclos dedicados al cine nacional, en canales de cable, en la rotación de
Cine.Ar TV u online en Cine.Ar Play.
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