El año próximo el ciclo Entre caníbales será emitido en la
televisión rusa.

A principios de 2015 se supo que Telefé iba a lanzar una nueva telenovela
protagonizada por Natalia Oreiro y que tendría a Juan José Campanella como
productor, director y co-guionista y los -siempre sufridos- televidentes
albergamos unas comprensibles expectativas.
En mayo de ese año se estrenó con una evidente calidad en la factura técnica -fue
una de las primeras rodadas en 4K- y en el elenco, que incluía entre otros
intérpretes a Joaquín Furriel como contrafigura, a Eduardo Blanco -eterno
fetiche del director- y al talentoso Mario Alarcón, pero los porcentajes de
audiencia no fueron tan buenos como que se esperaba, por lo que empezó a vagar por
diferentes horarios y finalmente salió del aire bastante más rápido de lo que
se había previsto.
Probablemente, en medio de ese año electoral una trama centrada en intrigas
políticas fuera demasiado, aunque al momento de intentar una explicación de las
preferencias o disgustos del público, esa sería tan buena como cualquiera otra.

Pero si el tándem Oreiro-Campanella no fue demasiado apreciado fronteras adentro,
hacia afuera ha tenido bastante más fortuna, porque fue comprada por un canal israelí,
tiene la opción de llegar a Europa Oriental y África del Norte y recientemente
la propia protagonista confirmó que el periplo seguirá en la señal Sony de
Rusia.
Hay que observar que los espectadores rusos suelen apoyar las telenovelas
argentinas y durante los noventa muchas de las protagonizadas por Andrea del
Boca tuvieron mucho éxito, aunque la relación de Oreiro con ese público tomo características
excepcionales desde los ciclos que protagonizó con Facundo Arana y se ha
profundizado con sus shows musicales en vivo, todo lo cual fue reflejado en el documental
Nasha Natasha (Martín Sastre; 2016),
que se estrenó hace pocos meses.
Lo seguro es que a partir del 16 de enero de 2017 la mezcla de venganza,
romance tortuoso y thriller político de Entre
Caníbales podrá verse en Rusia -doblado en esa extraña modalidad donde un
relator va traduciendo en primer plano mientras pueden oírse las voces
originales en el fondo- y por supuesto, con el recordado tema de Soda Stereo
como leit motiv.