Título original: The taking of pelham 1 2 3
Dirección: Tony Scott
Guión: Brian Helgeland
Fotografía: Tobias Schliessler
Montaje: Chris Lebenzon
Música: Harry Gregson Williams
Origen: USA, UK – 2009
Calificación: Sólo apta para mayores de 13 años
Intérpretes: Denzel Washington, John Travolta, John Turturro, Luis Guzmán, Michael Rispoli, James Gandolfini

Acción, el director Tony Scott, pero sobre todo Denzel Washington y John Travolta. Cosas que adelantan una superproducción al servicio de dos actores con trayectoria en el género. Y esconden a medias, que se trata de la remake de otro film menos pretensioso, con menos presupuesto, pero con un resultado mucho mejor.
En 1974, Joseph Sargent -director surgido y fogueado en TV- filmó el best seller homónimo de John Godey, con un guión redondo y sobrios trabajos de Walter Mathau, Martin Balsam, Hector Elizondo y el británico Robert Shaw. Y consiguió un thriller intenso y divertido, que seguía la huella del éxito de Contacto en Francia (William Friedkin, 1971) y en Argentina se convirtió en un clásico del ciclo televisivo “Cine de Super Acción”.
El conflicto es el mismo. En una tarde neoyorquina como cualquiera, una formación del tren subterráneo -el título del film alude a la estación de destino y el horario de salida- interrumpe su recorrido y no responde directivas. Pero el controlador ferroviario de turno Walter Garber recibe una llamada que disipa el misterio: el tren fue tomado por un grupo armado que reclama 10 millones de dólares como rescate. El dinero debe llegar en una hora, y cada minuto de retraso se castigará con el asesinato de uno de los aterrorizados pasajeros.
Esta hipertrofiada versión -hubo otra para TV en 1998- cambia el centro del relato del tren secuestrado a la relación que se establece entre Garber y Rider, el líder de los secuestradores. Un contrapunto entre dos hombres muy diferentes en ética y forma de actuar, pero sobre todo un contrapunto entre Washington como el bueno y Travolta como el malo. Uno de esos villanos que pontifican y ríen fuerte. Todo muy visto.
Lo mejor llega por el lado de Tony Scott, casi un especialista en acción -a pesar que el talento de la familia es su hermano mayor Ridley- que consigue buen ritmo y vibrantes escenas de persecución.
Pero el final es decepcionante e inverosímil -especialmente comparado con la versión de 1974-, aún con la ironía sobre la hipocresía de los políticos y el buen secundario de James Gandolfini.
Rescate en el metro 123 es uno de esos films que acompañan relativamente bien al balde de pochoclo, pero que en dos semanas no recuerda nadie.