Ciclo dedicado a uno de los directores clásicos de la cinematografía estadounidense.

En junio los televisores estarán copados por el fútbol. Aún así, los espectadores que no se interesen por el Mundial -o no todo el tiempo- tienen un atractivo escape en la retrospectiva que TCM dedica a John Ford.
Ford nació en 1894 en Maine, USA, en una numerosa familia de inmigrantes irlandeses. Antes de cumplir veinte años se mudó a California para trabajar con su hermano mayor Francis, director de cine en el incipiente Hollywood.
Allí se desempeñó como doble, actor, asistente y casi cualquier oficio hasta que le encargaron el rodaje de su primer film: El tornado (1917), iniciando una carrera larga y exitosa con casi 150 filmes, cuatro Oscar y el respeto de sus colegas.
Aunque se lo asocia al western, La diligencia (1939) o Río Grande (1950) bastarían para asegurarle un lugar en la historia del cine; también destacó dirigiendo dramas de origen literario, como Qué verde era mi valle (1941), y filmes bélicos, como Fuimos los sacrificados (1945).
Su estilo se caracteriza por el uso de tomas panorámicas, pocos acercamientos, preferir las locaciones a los decorados -fue pionero en esto- y por trabajar durante décadas con el mismo equipo técnico y actores.
Su pragmatismo era legendario, estaba contratado por los grandes estudios y para la crítica de su época eso minimizaba sus logros. Pero en los años 60, los críticos de Cahiers du Cinema revalorizaron al cine americano clásico y la figura de Ford, entre la de otros profesionales.
TCM programará 16 de sus filmes, incluyendo los mencionados más arriba, los lunes, martes y miércoles de junio -consultar los diferentes horarios en www.tcmla.com. Y el estupendo documental Dirigido por John Ford (Peter Bogdanovich, 1971), que aporta la visión de un prestigioso colega sobre el conjunto de su obra.
Un recreo con mucha acción y calidad.