Se lanzó otra versión televisiva de una de las comedias más exitosas de Neil
Simon.

En 1965, el dramaturgo estadounidense Neil Simon estrenó su pieza La extraña pareja con Walther Mathaw y
Art Carney encarnando a dos divorciados que deben compartir departamento.
Convivencia en contante colisión por la personalidad irritable y desprolija de Oscar
Madison y la irritante y obsesiva de Felix Unger, aunque sostenida precariamente
por su amistad.
Sencillito. Opuestos complementarios, sucesión de discusiones con remates
jocosos y breves intervenciones de otros amigos y un par de vecinas atractivas
para airear el asunto.
Éxito en Broadway y alrededor del mundo -la última puesta argentina fue este
verano en Córdoba con Miguel Ángel Rodríguez y Gustavo Bermúdez-, que pasó al cine
en 1968 con los enormes Walter Mathau y Jack Lemmon dirigidos por un no tan
enorme pero efectivo Gene Sacks y un inconfundible tema musical compuesto por
Sam Hefti.
De allí en más mucha nostalgia y una serie de remakes.
La más destacada fue la televisiva protagonizada por Jack Klugman y Tony
Randal, que sin superar al largometraje consiguieron una gran química y timming,
que mantuvo al ciclo en pantalla desde 1970 a 1975.
Después hubo varias adaptaciones olvidables como la animación centrada en un
gato y un perro de 1975, la fugaz temporada de 1983 con unos ignotos
comediantes y una secuela –La extraña
pareja II (Howard Deutch, 1998)- cuyo único atractivo era la vuelta de la dupla
Mathau – Lemmon y no consiguió reverdecer laureles a pesar del guion del propio
Simon.
A mediados de febrero último, la cadena CBS lanzó otra sitcom con Mathew Perry
como el malhumorado Oscar y Thomas Lennon como el meticuloso Félix, que a
juzgar por los tres capítulos que han puesto al aire tiene más tecnología -los protagonistas
discuten por smartphone- y diálogos más audaces y no mucho más.
Pero es temprano para juicios taxativos, puede que mejoren los guiones y quizás
consiga su público entre los seguidores de Friends
fieles a Perry -aunque no le bastó en su anterior proyecto televisivo- y tiene a
favor algunos secundarios como el del siempre efectivo Wendell Pierce.
Lo mejor de todo: puede llevar a la revisión de la inigualable comedia de 1968
-conseguible en DVD o streaming- y al talento imperecedero de Mathau y Lemmon.