Título original: Hors de Prix
Dirección: Pierre Salvadori
Guión: Benoit Graffin, Pierre Salvadori
Fotografía: Gilles Henry
Música: Camilla Bazbaz
Origen: Francia – 2006
Intérpretes: Audey Tautou, Gad Elmaleh, Marie Christine Adam, Vernon Dobtcheff, Jacques Spiesser
Calificación: Sólo apta para mayores de 13 años

Todo comienza con un malentendido. Irene, una chica muy parecida a la Holly Golightly creada por Truman Capote, asimila lujo con felicidad y suele buscar “generosos” veteranos que se lo financien. Pero una noche confunde a Jean, un tímido camarero del lujoso hotel de Biarritz donde se hospeda, con un millonario y pasa una noche con él.
Cuando descubre la verdad lo evita, pero Jean se ha enamorado y la sigue por la Costa Azul hasta que gasta su último euro. Para pagar las cuentas acepta “acompañar” a una acaudalada dama para solucionarlo, y convirtiéndose en colega de Irene consigue su amistad, sus consejos, y quien sabe qué cosas más.
El actor, guionista y director francés de origen tunecino Pierre Salvadori, a pesar de alguna incursión en el policial, se ha volcado con éxito al género de comedia y en el país se lo conoció por El restaurante (2003), su trabajo inmediatamente anterior.
En esta Mujer de lujo -“Inapreciable” en el original- encara el subgénero de la comedia romántica, pero además de seguir los encuentros y desencuentros de la pareja central, ensaya una mirada irónica sobre el consumismo y la superficialidad en el presente.
Les dio protagónicos casi totales a Audrey Tautou y Gad Elmaleh, probablemente especulando con la atracción que ejercería sobre el público una de las actrices francesas con más difusión internacional desde su rol de Amelié (Jean-Pierre Jeunet; 2001); y el comediante del momento en Francia, conocido por encarnar a otro hombre apocado en Mi otro yo (Francis Veber; 2006). Una especulación acertada -al menos esta vez- ya que la pareja funciona en pantalla, y sabe conseguir la mezcla de humor y ternura que la trama necesita.
También fueron acertadas la elección de los actores secundarios -especialmente la de Marie Christine Adam– y la ambientación en varias de las ciudades más bellas del mediterráneo.
Una comedia fresca, sin pretensiones, pero efectiva.